Se les llama colombófilos a las personas que crían palomas. La palabra encuentra parecidos fonéticos con Colombia, pero nada tienen que ver, a menos que relacionemos a esas aves con nuestros medios de comunicación.
Distraer a los clientes, divulgar o desinformar sobre determinados acontecimientos es lo que leemos, escuchamos y vemos todos los días. Algunos pensarán que como palomas mensajeras, solo sirven para comunicar opiniones de libre circulación. Sin embargo, su responsabilidad va mucho más allá de la simple entrega del mensaje o la producción de trinos como pájaros de guerra; su otra función, consiste en facilitar la construcción de la memoria colectiva de nuestro país.
Son los medios masivos de comunicación quienes deben asegurarnos que tengamos una experiencia compartida, de carácter público, con la cual podamosdiscutir, analizar y plantear acciones comunes. No nos confundamos, pero hacer memoria colectiva no es recordar por miedo o imposición editorial algunos acontecimientos de manera específica; la finalidad debe ir mucho más
allá de orientar e informar a la opinión pública. El asunto es que nuestros medios no tienen problemas para priorizar los fines económicos y periodísticos, pero si encuentran profundos inconvenientes para cumplir con sus fines sociales dentro de la democracia.
El éxito de la comunicación social depende en gran parte de la ética pública para construir sociedad civil. Esto significa informar de manera ecuánime y objetiva sin equivocarnos con aquellas informaciones que más atraen al público a través del sensacionalismo y la manipulación.
El periodismo responsable en medio del conflicto armado, debe informar tratando al público como protagonista, como ciudadanos activos y no como simples consumidores desprevenidos que están dispuestos a ser manipulados por información «a la carta».
Sin embargo, sería muy cómodo y conformista pensar que el fortalecimiento de nuestra sociedad en pleno conflicto y proceso de paz depende tan solo de la responsabilidad de los medios de comunicación. Se necesitan acciones concertadas y en nuestro caso, es necesario hacer un pacto entre la sociedad civil, los medios y el Estado.
No podemos fortalecer los procesos comunicativos si no existe una política diseñada para mantener la presencia pública y abierta al diálogo de la sociedad civil; no tiene sentido comunicar en medio del conflicto armado si nuestro periodismo sólo prioriza los fines comerciales de los medios, asegurando algunas informaciones y dejando de lado los fines sociales.
Reinventarnos es lo difícil, porque se trata de dejar de ser simples clientes de propaganda informativa, para convertirnos en ciudadanos activos constructores de la realidad, haciendo parte de los procesos comunicacionales. Somos actores que vamos mucho más allá de la elecciones, estamos para decidir, discutir, participar y reflexionar sobre los acontecimientos públicos.
Ahora que estamos en pleno proceso de paz, recordemos que con los medios de comunicación el detalle no está en la paloma, ni el mensaje, sino es su contexto. O acaso, ¿es el periodismo colombiano como el nido de las palomas? ¿mitad excremento y mitad paja?
Twitter: @JavierUrreaC
Dibujo: Lucas Agudelo
Muy buena la ilustración. Puedo sentir la transformación de los medios desde algo concreto, casi inocuo, en el ideario personal hasta esa sustancia etérea, componente de lo social, tan vital que como el aire que respiramos, puede ser vivificante si es puro y mortal cuando se corrompe.
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