Se cumplen dos años de la muerte, aún misteriosa, de un joven de tez morena, cabello crespo y ascendencia guajira. Dos años en los que hemos sido, más que testigos, espectadores de una novela macabra con todos los matices que el vulgo exige (muerte, celos, pasión, dinero, familias con dinero, abogados, etc.). Hace dos años la ‘Zona T’, lugar de rumba, de drogas, de perros calientes por dos mil pesos y restaurantes finos, vivió uno de esos casos extraños y lamentables propios del desenfreno de una noche llena de brujas…y demonios.
 
Aún hoy, dos años después, no se ha esclarecido nada. ¿Mataron a Luis Andrés? ¿Saben algo Jessy Quintero y Laura Moreno? ¿Está implicado Carlos Cárdenas? ¿Por qué el primer dictamen forense, al parecer, fue impreciso? ¿Se hará justicia?
 
Dudas y más dudas. Interrogantes. Una familia destruida por la pérdida de su hijo. Otras familias invirtiendo fortunas con los abogados penalistas más prestigiosos para intentar demostrar la inocencia de algunos de sus miembros. Las cámaras y los micrófonos encima, pendientes, siguiendo el caso que revolucionó al país, trasmitiendo ese cruel ‘reality’. Y dos años después, aún no se sabe nada.
 
O bueno, poco se sabe. Se sabe que Luis Andrés apareció muerto en un caño del parque El Virrey. Que, supuestamente, hubo intimidaciones al fiscal del caso. Que ha sido todo extraño. Que pareciera que no «se cayó» sino que le dieron una paliza que lo mató. Que se mueven muchas fuerzas raras detrás del caso. Eso se sabe.
 
Hay algunas imágenes que no serán fáciles de borrar: Las fotos de aquel ‘Halloween’; el traje rojo de Colmenares, su camisa negra, corbatín y cuernos; el cráneo del Luis Andrés, lacerado, roto, al parecer y según los peritos, por un golpe contundente; los padres del occiso llorando, lamentando su pérdida; dos niñas, universitarias, del mejor centro educativo del país, acusadas de ser partícipes del crimen más publicitado desde que entró a regir el sistema penal acusatorio, sentadas en un estrado; la captura de Carlos Cárdenas, acusado por la fiscalía como presunto autor material del crimen que fue dejado posteriormente en libertad, su risa burlona, soberbia. Todas estas imágenes siguen ahí, latentes.

 
Ojalá, por el bien de la familia Colmenares, se haga justicia, se conozca la verdad. Que esas brujas, fantasmas y demás demonios que rodearon ese fatídico 31 de octubre de 2010 y los meses posteriores se vayan.  

@riverasoyyo