“Con su mano agarrándome y las palabras que me dijo frente a mi padre,
me hizo sentir protegido”
AZ
La noticia del suicidio del joven Sergio Urrego, al parecer debido al rechazo por su condición sexual según sus propias palabras, me hace pensar en lo difícil que debe ser tener que llevar cualquier tipo de situación en la soledad. Sobre todo en el mundo de los adolescentes donde muchas veces parece que no hubiera ninguna salida, o que no cuentan con nadie para poder hablar respecto a lo que les inquieta o les atormenta. Como adultos, como padres, como educadores, tenemos una enorme responsabilidad para con estas personas y empieza precisamente por tratarlos como tales.
Un amigo muy especial me contó una anécdota acerca de su propia experiencia y de la forma como su hermano gracias a su apoyo lo hizo sentir protegido y resguardado al enfrentarse a su padre respecto a su homosexualidad… precisamente eso es lo que pienso que a Sergio le faltó: sentirse respaldado para luchar. El director Richard Linklater quien ha tenido la genial idea de filmar una película durante doce años, se asoma precisamente de manera intimista a esa realidad que podría darse en la vida de cualquier adolescente y aunque en la historia no hay un gran conflicto dramático, si puede revelarse un poco acerca de todas esas ideas que se mueven en el cerebro de un niño que crece ante la mirada de los espectadores.
Boyhood fue filmada por cuatro días cada año durante más de una década, con eso el director pudo captar en su lente el cambio real de los protagonistas durante todo ese tiempo. Nunca se había hecho algo así en el cine comercial, porque antecedentes en documentales si se tienen como lo es el famosísimo Seven UP que ya lleva siete entregas, donde entrevistan a las mismas personas desde que tienen 7 años cada siete años, ahora ya con 56 años. Es todo un estudio social. De igual manera en Boyhood el cambio histórico y cultural no está dado por fechas sino por eventos que pasaron durante la filmación, incluida la elección de Barack Obama; además la música nos logra transportar a cada uno de esos momentos que también los espectadores hemos vivido.
Los protagonistas Ethan Hawke, Patricia Arquette y Ellar Coltrane son perfectamente artífices de esa evolución y ese cambio que quería lograr el director, desde su filmación que comenzó en el verano de 2002 en Houston, Texas hasta el 2013.
Una película imperdible por lo que representa en la historia de la cinematografía y que puede llegar a ofrecer algunas pautas para lo único que quieren los jóvenes del mundo entero: ser escuchados.
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