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Saber es bueno. Saberlo todo es mejor

Es preocupante cómo la interconectividad digital se ha tomado nuestras vidas, es como si fuera una adicción de la cual no podemos escapar y aunque afecte a algunos más que a otros, todos nos sentimos de cierto modo encadenados a nuestros dispositivos móviles. Es algo que se vuelve preocupante cuando ya deja de tener importancia la cotidianidad o hasta la propia seguridad; me aterra más como, por ejemplo, un taxista que lleva consigo a un pasajero, una responsabilidad sobre la vida de otro, va manejando y chateando como si no fuera algo tan peligroso. Hemos perdido el espacio de nuestras actividades más simples como el comer o el caminar, por estar interactuando con el mundo digital. No creo que sea algo malo, pero como todos los excesos, se vuelve un vicio del que se hace muy difícil salir. Yo personalmente uso las redes y el Internet, me parece importante y divertido, pero sí he notado que las personas han dejado de lado otras cosas que hacían que la vida fuera más llevadera como tomarse un café y hablar durante la comida, por ejemplo. Somos una sociedad idiotizada y no estamos prestando atención al enorme problema que enfrentaremos si seguimos así. Mira al frente fue una campaña que se creó para concientizar a la gente sobre la necesidad de estar más pendientes del mundo y de las personas, de levantar los ojos del teléfono y prestar atención a lo que tenemos en frente: una carretera, un cliente, un amigo, la familia, un paisaje!

Debemos retomar el control de nuestras vidas y dejar de lado nuestro teléfono o tablet para reencontrarnos con nosotros mismos, precisamente lo que plantea la película para televisión El círculo (no confundir con Circle, película de ciencia ficción sobre un grupo de personas a punto de ser ejecutadas) es ese peligro latente de estar siempre conectados, la forma como perderemos nuestra individualidad y nuestra privacidad para comportarnos de alguna manera en especial.

 

En la película protagonizada por Emma Watson y Tom Hanks se plantea una conectividad absoluta con el fin de hacer a la gente transparente respecto a sus actividades e ideas, pero también el peligro que representa el perder nuestra propia identidad por ser parte de la red. Puede que el enfoque parezca un poco excesivo, pero la verdad no dista mucho de la realidad que estamos viviendo. Esa conectividad nos acerca al mundo y nos hace parte de él, pero al tiempo nos aleja de lo más íntimo e importante que son aquellas cosas que se viven y quedan para siempre en nuestras mentes así no hayan quedado en Instagram. Vale la pena tener presente que este tipo de historias lo que hace es reflejar a manera de fábula la realidad que vivimos, y que también cuenta con una moraleja respecto a lo que debemos corregir para que nuestras futuras generaciones no se pierdan definitivamente en la maraña de la red.

@leonardopineda

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