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“Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez
y la elegancia déjasela al sastre”
Albert Einstein

Obviamente el papel que cumplen los medios de comunicación es el de informar, agradecemos todos los esfuerzos que se hacen para ponernos al tanto de la realidad que nos rodea y si no fuera por los mismos, pues estaríamos desorientados frente a los sucesos que día a día van formando nuestra historia. La noticia entonces se vuelve en un elemento imprescindible de nuestra cotidianidad, por lo que me aterra saber que hay personas que se enorgullecen cuando afirman que “no ven noticieros, porque todo es malo” a lo que respondo “pues es lo que nos toca”. Enterrar la cabeza para negarse a la realidad no hace que esta desaparezca y antes bien nos aísla del mundo en el que vivimos y en el que estar informados al menos nos permite una visión general para entender qué es lo que pasa.

Ahora bien, cada uno escoge el medio por el que busca informarse, dependiendo de múltiples criterios y de acuerdo a sus propios gustos respecto a qué es lo que busca: análisis, información, profundidad o simplemente enterarse y ya. Sin embargo hay medios que por ser masivos deberían fijarse un poco más en sus contenidos y en la forma en que presentan la historia, pues no es justo que se emplee el amarillismo como una estrategia única para captar la atención de los televidentes en el caso específico de los noticieros de las principales cadenas nacionales. Estamos a años luz de criterios informativos que sean mucho más analíticos y nos decantamos por la exclusiva sin tener en cuenta otros aspectos que propendan por el respeto ante los involucrados en cada una de las noticias. Me refiero específicamente a los acontecimientos que tienen que ver con las tragedias naturales y personales recientes. Es obvio que la muerte de cientos de personas por una avalancha como la ocurrida en Mocoa es algo devastador y es necesario informar, pero hasta que punto el periodista debe acercarse a una señora hundida hasta el fango en lo que era su casa para preguntarle ¿cómo se siente ahora que perdió todo? Es lógico que se siente mal, que se siente devastada, que se siente impotente; ¿no podría el señor dar una información general sin involucrar a las personas que por respeto debería no entrevistar?

Ahora con la muerte del cantante vallenato Martín Elías, me tocó ver a una reconocida periodista de espectáculos hacer con su insistencia que la viuda se levantara a dar sus declaraciones en medio del velorio… eso ya se pasa, la verdad la necesidad de dar la chiva debería tener ciertos límites que permitan el respeto a quienes protagonizan la tragedia y no volver todo un espectáculo que pretende conmover y lo que logra es incomodar.

@leonardopineda

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