Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

En estos días que se habla del rápido desarrollo del ‘Internet de las Cosas’, me causa curiosidad pero al mismo tiempo inquietud su aplicación en la salud humana. Se abren diversas alternativas médicas lo cual suena innovador pero a la vez riesgoso, exigiendo entonces tomar medidas de seguridad digital importantes para garantizar sus efectos saludables.
Leyendo sobre el tema, me encontré con este texto de Manfred Kube titulado «Doctor doctor, me hackearon el cuerpo” que ilustra con mayor precisión mi inquietud y que comparto a continuación:

Imagínese este panorama. La predicción de la encuesta Connected Living 2025, que sostenía que se va a desarrollar la lectura automática de la mente, se hace realidad. En solo una década, los implantes cerebrales especializados se convierten en la tecnología preponderante, lo que abre un abanico de posibilidades fascinantes, como por ejemplo que los teléfonos inteligentes entiendan sus pensamientos y se puedan “pensar” los comandos. De repente, un atacante cibernético detecta una vulnerabilidad en la seguridad del implante y hackea millones de dispositivos a la vez. Así, tiene el control de las ondas cerebrales de millones de personas de todo el mundo al alcance de la mano, y les ordena que sigan sus órdenes a fin de crear una dictadura global… Un sueño digno de los villanos de James Bond.

Puede sonar a película de superhéroes, pero el desarrollo de la tecnología del Internet de las Cosas en el sector de la salud móvil podría dar lugar a una situación similar si no se implementan las soluciones de seguridad adecuadas. De hecho, los marcapasosson causantes de preocupación, ya que muchos están equipados con una tecnología de comunicación inalámbrica y, por lo tanto, podrían ser hackeados. El ex-vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, había hecho público su temor de que los terroristas lo asesinaran a través de su marcapasos. Cuando la investigadora Marie Moe descubrió que podían hackear su marcapasos, lanzó una campaña para obligar a la industria de la salud a codificar un Juramento Hipocrático para los Dispositivos Conectados.

El juramento exige una declaración colectiva que reconozca que la seguridad cibernética es un problema e insta al sector de la salud a trabajar junto a los investigadores de la seguridad para desarrollar soluciones sólidas. La asociación global de operadores de redes móviles, la GSMA, lanzó recientemente sus normas de seguridad del Internet de las Cosas; es momento de que el sector de la salud haga lo mismo. La Administración de Alimentos y Medicamentos estableció los pasos que deben seguir los fabricantes de dispositivos médicos para abordar los riesgos de la seguridad cibernética a fin de mantener a los pacientes seguros.
Pronto, los médicos podrían tener que recetar actualizaciones de software de seguridad en lugar de medicamentos.
Es clave para los Dispositivos Conectados la “seguridad desde el diseño”.
¿Qué opina acerca del riesgo de ataques cibernéticos a los dispositivos wearable de la salud?

Compartir post