Una amiga, aquí en Estados Unidos, decía que poder hablar con gente en español representa para ella el mismo alivio que se siente cuando uno llega cansado de una fiesta y se quita los zapatos. De alguna u otra manera, casi siempre quienes vivimos fuera de nuestro país, buscamos a los nuestros para compartir costumbres, intercambiar ideas, hacer networking, conseguir comida o hacer pachangas. La emoción que uno siete de oír a un paisa en sitios inimaginables como Milwaukee, Wisconsin, es increíble. Solo quienes lo han vivido me podrán entender.

Por eso es muy común que se organicen fiestas para celebrar el 20 de julio, para oír y bailar nuestra música y comer tamal o empanadas. Con frecuencia estas fiestas las planean los consulados o embajadas. Pero es aún más meritorio cuando las organizan colombianos entusiastas, movidos por las más diversas razones.

Como he expresado en este blog en otras ocasiones, el estar lejos le mueve a uno el amor patrio y algunos, más allá de buscar reunirnos o pasarla bien, se han empeñado en crear agrupaciones con el objetivo de mostrar, como lo decíamos en México, que “Colombia es mucho más”.

Hoy en día, con el uso de las redes sociales se encuentran grupos por todas partes del mundo. Encontré, por ejemplo, uno en Pittsburgh, EE. UU. Colombia en Pittsburgh se formó hace 18 años con la idea de promover la cultura colombiana en esa área. Lo hicieron estudiantes de la universidad Carnigie Mellon. Desde el comienzo la idea era la integración entre los compatriotas, además realizan actividades para promover que los colombianos hagan parte de la vida cívica de la ciudad y han participado en eventos culturales y académicos que dejan en alto el nombre de nuestro país. Son, como quien dice, embajadores sin sueldo que se organizaron y constituyeron como un grupo oficial, que además se han sabido mantener, crecer y evolucionar, y eso merece un aplauso y reconocimiento.

Así mismo, este grupo de colombianos ha creado una red de apoyo para la gente que llega nueva y han promovido labores de solidaridad. Ahora, justo con la pandemia, han apoyado a gente latina en la ciudad de Pittsburgh y lograron enviar unos mercados para gente necesitada en Colombia. En palabras de Ella Serrato, uno de los miembros de su junta directiva: “hoy en día para nosotros es importante poder mantener nuestras tradiciones y cultura, pero además poder apoyar a quienes lo necesitan.”

En Filadelfia, Lili Daliessio, muy dinámica y activa, tiene un grupo local con el que busca atraer a líderes con la intención de “educar, empoderar, inspirar y traer esperanza a nuestra comunidad”. Ella también tiene un grupo en Facebook que reúne a los colombianos a nivel nacional. Colombianos en Usa tiene 13000 miembros y en él la mayoría de personas comparten sus negocios, posts de empoderamiento, noticias de Colombia y chistes. Daliessio continúa trabajando para lograr que más colombianos se unan.

Y es que los colombianos estamos por todas partes, y afortunadamente siempre encuentra uno alguno que venda empanadas. Pero más allá de eso, el hacer comunidad es importante. Aquí en El Paso, TX, el grupo El Paso de Facebook, formado por una periodista entusiasta, Cristina Zapata, con la idea de conocer colombianos, tiene ya 838 miembros y ha resultado tan variado en el intercambio que hasta una pareja se conoció virtualmente allí y ahora están casados.

Otros han surgido con ideas puntuales, como la de traer un consulado móvil y también han terminado organizando eventos culturales. Ese es el caso de colombianos unidos del Bordeplex que logró movilizarse, recoger firmas y así traer al consulado para beneficio de todos. Su presidente, el Doctor Juan Escobar, inicialmente sin mucho arraigo por el tema patrio, pues ha vivido fuera casi toda su vida, cuenta cómo no solo logró interesarse por la idea al conocer más colombianos aquí en El Paso, sino que también, gracias a la organización, ahora se siente más colombiano, orgulloso de sus raíces e, incluso, ha viajado a Colombia con mayor frecuencia para visitar a su familia.

Emigrar es de valientes, sin duda, y muchas veces uno se encuentra con barreras al llegar al país extranjero, como el idioma o las diferencias culturales.

Carina Planamente, uruguaya, salió de su país en busca de oportunidades y con un plan de vivir por fuera un año, el cual ya va en 18. Primero llegó a Italia en donde trabajó en un restaurante, y luego pasó a España en donde conoció a su marido con quien vive en Alemania desde el 2003. Siempre inquieta y activa, Carina trabajó como secretaria bilingüe en varios proyectos, pero un buen día, estrenando la maternidad, resolvió escribir un blog que se llama Hispamamis desde Hamburgo con el cual ha logrado miles de seguidoras, inicialmente con la idea de reunir información para las latinas en un solo lugar.

Con su blog y su grupo, Carina se dio cuenta que muchas mujeres se sentían identificadas con sus temas y le pedían ayuda, por eso hizo un curso y hoy en día es “coach” . “Hoy me dedico a ayudar a mujeres en el extranjero a lograr sus sueños, seguir avanzando y sentirse seguras, realizadas y felices en su país de acogida», asegura. También, con esa idea, y con la de agrupar a más hispanas inmigrantes por el mundo, creó el grupo Club de las Fenixianas y entre los dos ya cuenta con 7000 seguidoras, que a través de sus posts y conexiones buscan ideas para empoderarse fuera del país y seguir los sueños. “Lo más lindo cuando creas una comunidad es ver cómo los miembros con el tiempo se identifican tanto con el nombre que lo utilizan para llamarse a sí mismas así”, afirma Carina.

Así como el ave Fénix emigramos muchos, y nos entusiasma poder compartir con aquellos que tienen experiencias similares. Por eso, que vivan aquellos que tienen poder de convocatoria y que con sus iniciativas y el poder de las redes sociales nos conectan para crear comunidad, promovernos, compartir información, reinventarnos, y muy importante poder ayudar y servir a quienes nos necesitan. Aun mejor, si son nuestros compatriotas.