Durante el año que llevo como bloguero en este espacio, he recibido todo tipo de comentarios como «Los tatuajes son para criminales y prostitutas» o «Debería decirle a las personas las consecuencias que les traerá tatuarse. Se les cerrarán las puertas para un buen trabajo…».
Y sí, puede que en cierta medida un tatuaje hecho en un sitio que no cumpla con los estándares de bioseguridad traiga consecuencias para las personas, o si trabajas en una área financiera y te tatúas las manos tengas inconvenientes, pero como pasa con cualquier decisión que uno toma en la vida, con los tatuajes también hay que ser precavido y tomar ciertas medidas, pero que en ningún momento se convierten en un obstáculo.
Y para quienes siguen pensando que los tatuajes son de criminales y prostitutas y que nunca podrán encontrar un buen trabajo como consecuencia, les quiero compartir esta recopilación de perfiles de ejecutivos exitosos que están tatuados y a los cuales entrevisté hace un tiempo. (¿Debería ser ilegal la discriminación laboral por tener tatuajes?)}
“Los tatuajes no son solo para mostrar, también son para uno”
Juan Pablo Calderón trabaja en publicidad y además es fotógrafo. Su primer tatuaje se lo hizo a los 21 años -en el antebrazo derecho-, y en la actualidad tiene 31 años y un gran porcentaje del cuerpo tatuado.
Si bien algunos de ellos hoy ya no le gustan “para nada”, como él mismo lo explica, tampoco se arrepiente de habérselos hecho y nunca se los taparía.
—Tengan o no tengan un simbolismo, es un recuerdo de un pensamiento, de un momento de la vida y son momentos que quedan impresos en la piel— añade Juan Pablo.
Adicionalmente, considera a los tatuajes como un estilo de vida, como un ritual: primero está el dolor, después vienen todos los cuidados y al final todo lo anterior produce una gran satisfacción. Simplemente, es algo que le encanta.
No obstante, es consciente de la reacción negativa que los tatuajes pueden generan en las demás personas, por más de que hoy se hayan constituido como una moda. Por eso cuando se trata de trabajo y negocios, prefiere curarse en salud y taparse los tatuajes con la ropa.
-Por ejemplo mi papá— comenta Juan Pablo entre risas—, piensa que los tatuajes son de presidiarios y prostitutas, y así como mi papá, hay más personas que piensan lo mismo.
Eso sí, sabiendo de la discriminación que hay en Colombia al respecto de los tatuajes, considera una bobada arriesgar un negocio por algo tan sencillo como es el hecho de ponerse un saco, entrar a una reunión y a la salida volverse a quitar el saco.
—Además – agrega Juan Pablo – los tatuajes no son solo para mostrar, también son para uno. Y el hecho de cubrirme para no dar la imagen errónea, no quiere decir que esté dejando de lado mi personalidad o mi esencia.
Integrante de las FFMM entra al baño con camiseta para tapar los tatuajes
Carlos Duarte* hace parte de las Fuerzas Militares de Colombia, y se hizo su primer tatuaje -en el brazo derecho-, hace catorce años cuando ya llevaba tres años vinculado con la institución.
—De hecho si me hubiera hecho el tatuaje antes de ingresar (a las FFMM) no me hubieran aceptado, porque uno de los requisitos para entrar es que uno no debe tener tatuajes— comenta Carlos de manera sonriente-. Menos mal nunca se me ocurrió tatuarme antes, agrega.
Inmediatamente después de tener el primer tatuaje, Carlos sabía que con el tiempo vendrían más. Solo era cuestión de mirarse en el espejo y ver lo bien que se veía, por lo que a los dos años siguientes Carlos decidió hacerse otro tatuaje en la espalda. Un año después se tatuó más el brazo derecho y finalmente se hizo el último hace tres años: dos rosas de Borneo en los hombros.
¿Pero cómo hace Carlos para lidiar con sus tatuajes en una institución tan conservadora como lo es la militar? Aunque nunca ningún general o alguien de un rango alto le han visto sus tatuajes, sí debe tomar algunas precauciones.
Por ejemplo a la hora de cambiarse, siempre espera el momento en que no haya ninguna otra persona de mayor rango. Y cuando tiene que compartir duchas con superiores prefiere llevarse la camiseta al baño y salir cambiado para evitar que le vean los tatuajes.
Y así como él esconde los tatuajes, existen más miembros de las Fuerzas Militares que hacen lo mismo, por lo que es difícil saber con exactitud cuántas personas más están tatuadas. Sin embargo, Carlos sostiene que sí ha visto un incremento de compañeros tatuados, “en especial en las mujeres, algo que hace mucho tiempo no se veía”.
Ejecutivo de día, tatuador de noche
Para quienes no conocen a Sergio Manrique, él puede pasar desapercibido como un ejecutivo que va a un trabajo común y corriente de lunes a viernes y descansa los fines de semana en su casa. Pero lo que no saben todos de él, es que en el día trabaja en una petrolera y parte de la noche y los fines de semana es tatuador en un reconocido local de Bogotá.
Sergio recuerda que el primer tatuaje que tuvo, se lo hizo a los 16 años. “Un par de tribales bien feos”, dice entre risas. Y a diferencia de Carlos, él no se hizo otro tatuaje tiempo después, sino que esperó aproximadamente diez años para hacerse el siguiente tatuaje. Pero aquella vez tampoco le fue bien: “Fui a que me arreglaran ese tatuaje y me hicieron una cosa peor”, agrega.
Si bien la industria petrolera (en la cual Sergio lleva once años trabajando) es tradicional y hay que estar siempre bien vestido y presentado, él no ha tenido problemas con el tema de sus tatuajes. En parte, se debe a que los tiene en lugares como la espalda, el pecho, los brazos y las piernas los cuales no son muy visibles o se pueden tapar con la ropa.
En la primera empresa en la que trabajó, el gerente general era un hombre bien conservador, por lo que casi nadie sabía de los tatuajes. En la segunda empresa, el gerente sí sabía que tenía tatuajes y que trabajaba en un local como tatuador, pero nunca le dijo nada. Y en la tercera, el gerente es una persona abierta al tema no tan conservadora como los demás.
—Pero más allá de eso, creo que por respeto a la institución donde trabajo, mientras esté en horario laboral no voy a estar mostrando los tatuajes y eso no tiene por qué intervenir en mi trabajo— afirma Sergio.
El hecho de combinar dos tipos de trabajo totalmente diferentes -ejecutivo por un lado, tatuador por otro-, es algo que a Sergio le causa risa y a la vez lo considera como su manera de relajarse.
Cuando la gente se entera que él tiene tatuajes y que hace tatuajes se sorprenden. Pero así mismo cuando algún cliente llega al local y lo ven vestido de traje y corbata, creen que es el administrador o el dueño y no que él sea uno de los tatuadores.
El problema de tatuarse y la influencia sobre sus hijos
Juan David Roldan, tiene la particularidad de que se tatuó siendo ya profesional. A diferencia de los demás, se hizo su primer tatuaje a los 28 años cuando era profesor en una universidad y se lo hizo uno de sus alumnos.
Aficionado a la vida marina, decidió tatuarse un caballito de mar aproximadamente de cuatro centímetros. No obstante, se sentía incómodo con el tamaño de ese tatuaje, pues consideraba que era muy chiquito para el tamaño de su espalda. Razón por la que un tiempo después, decidió taparlo con el espinazo de un pescado.
Una vez se hizo el primer tatuaje (al igual que le sucedió a Carlos y a Juan Pablo), Juan David pensó en el siguiente diseño para su segundo tatuaje. El problema es que para poder tatuarse por segunda vez, pasaron casi diez años en los que se casó y tuvo hijos.
Actualmente, trabaja en la parte comercial de Telmex y si bien la compañía tiene un manual de vestuario, no hay ninguna restricción con respecto a los tatuajes. De hecho, varios compañeros conocen sus tatuajes y muchos de ellos se sorprenden.
—Cuando digo en la oficina que tengo tatuajes – cuenta Juan David- la gente me dice que no tengo cara de tener tatuajes. Entonces yo les digo que es bueno tener un lado misterioso para que la gente lo descubra a uno y no ser simplemente lo que ven de uno.
Este gusto por los tatuajes también es tema de conversación entre los miembros de su familia, aunque por el momento él es el único que está tatuado.
Por ejemplo, su hijo mayor -12 años- dice que nunca se haría un tatuaje, mientras que el que tiene ocho años, a pesar de su corta edad, comenta que sí le gustaría hacerse uno cuando sea más grande. Y a Marcela, su esposa, también le gusta el tema de los tatuajes y ha pensado en hacerse algo, pero por su profesión (abogada) lo debe hacer en sitios discretos. Además le dan nervios y nunca se ha decidido.
Asimismo, se encuentra en un conflicto de intereses. Por un lado, se quiere hacer otro tatuaje en la pierna, pero por el otro lado, piensa en la edad que tienen y en la manera en que puede influenciar a sus hijos.
—Mi hijos todavía son muy chiquitos – explica- y me pueden decir “ah no, si papá se hizo todo eso, yo me voy a tatuar todo el cuerpo”…Y no quiero llevarlos a algo que quieran hacer tempranamente, sino que sea una decisión a futuro.
Profesor en colegio católico, tatuado y vocalista de banda de rock
Andrés Pérez* se empezó a tatuar a finales de los años 90 cuando era estudiante de Humanidades Clásicas en la universidad. Hoy, casi doce años después, es profesor de un reconocido colegio católico de Bogotá y además es vocalista de una banda de rock.
Su conexión con los tatuajes, dice Andrés, tiene que ver con un gusto por la música y con las artes.
Precisamente su admiración por pintores del renacimiento, los manieristas y algunos expresionistas alemanes de la primera mitad del siglo XX, lo llevaron a plasmar algunas de las ilustraciones en su cuerpo. Una vez se hizo el primer tatuaje, entendió que podía usar su cuerpo como un lienzo y así combinar dos gustos: arte y tatuajes.
De esta forma empezó a tatuarse en el brazo derecho y actualmente tiene ambos brazos tatuados casi en su totalidad. Y aunque nunca ha tenido ningún tipo de problemas, siempre ha sido consciente que en cualquier momento de su vida los tatuajes se pueden volver un inconveniente laboralmente.
—Ese es uno de los motivos – explica Andrés – por los que no he permitido que los tatuajes me lleguen hasta la muñeca, sino hasta tres cuartos del brazo.
En este sentido siempre fue muy cauto con que nadie en el colegio supiera sobre sus tatuajes. Pero su otra pasión, la música, fue la culpable de que algunas estudiantes descubrieran sus tatuajes. Al ser él una figura pública dentro del gremio, es muy fácil encontrarlo en fotos de medios especializados del género, ya que su banda es conocida y han tocado en “Rock Al Parque” en varias ocasiones.
—Nunca negué la existencia de los tatuajes, pero sí les dejé claro a las niñas que eso no influía en mi método de enseñanza – agrega.
Y por una estudiante, un día una mamá lo llamó a cuestionarle qué cómo era que una persona rockera y tatuada trabajaba en ese colegio católico. Andrés cuenta, que él le dijo a la señora que se preocupará más por su hija y no por su vida privada. Además, le explicó que él nunca se iba en camiseta o mostraba su música a las estudiantes. Siempre respetó y ha respetado las normas del colegio.
Parte del apoyo que ha recibido por parte de las directivas del colegio, es que su jefe asiste a sus toques de rock. Y a los que no les gusta, como sucede con la coordinadora, le respeta su forma de ser debido a que él ha sido muy recto con el tema y no anda mostrando los tatuajes a todo el mundo.
A pesar de qué nunca se imaginó trabajar en un gremio en el que la imagen proyectada pesa mucho y que iba a estar vestido de corbata, siempre supo que no se haría un tatuaje en aquellas partes del cuerpo, inevitablemente visibles, como el cuello o las manos.
Otro gran ejemplo y que sin duda se debe destacar, es el caso de Vladimir Franz, excandidato presidencial y viceministro de cultura quien tiene casi todo su cuerpo tatuado
*Algunos nombres fueron cambiados para proteger la identidad de las personas y evitarles cualquier problema en su trabajo debido a los tatuajes.
El que fuera presidente de reino unido Winston Churchill llevaba un ancla tatuada en el brazo y el norteamericano Franklin D. Roosevelt portaba un enorme tatuaje en el pecho con el escudo de su familia. En la actualidad el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau porta tatuajes en su piel políticos destacados en la historia de países que son potencias mundiales. Líderes de masas que portaron tatuajes y jamás eso les impidió desempeñar su papel político.
Yo arquitecta paisajista porto orgullosamente un tatuaje en la muñeca izquierda el cual no me ha impedido desempeñarme de la mejor manera, no bebo alcohol, no fumo ni mucho menos soy drogadicta, soy una persona muy saludable que se desempeña como líder de su propio estudio arquitectónico. Todo lo que digan de que los tatuajes son para drogadictos y prostitutas es mero prejuicio de gente con la mente cerrada al cambio.
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No me gustan los tatuajes, generalmente los tatuados algo esconden, son inseguros, viciosos y hay que desconfiar de ellos. Que tal en un buen restaurante el mesero este con los brazos tatuados?. usted comeria a gusto?.
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Discriminar por tener tatuajes es lo mismo que discriminar por color de piel, orientación sexual o creencia religiosa… Lo que si me parece ridículo es que digan que se tatúan para contar una historia… No es mejor escribirla? Yo no me tatúo porque prefiero mi piel y mi cuerpo como llego a este mundo, mostrando las cicatrices que la vida me ha traído, esas si son historias.
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Somos una sociedad multiétnica y pluricultural…. ojalá se hicieran realidad las palabras y nos dedicáramos a construirla: en la libertad, el respeto por otro, la unidad en la diversidad, el profundo respeto a la diferencia -a quien piensa, habla, actúa, se relaciona, se viste, se comunica- de manera distinta y diferente a la mía…; todos aspiramos a convivir en una comunidad humana, incluyente, respetuosa, pacífica, solidaria…, y por lo tanto en paz. Comprensión, acogida, respeto, tolerancia, aceptación, prudencia, cercanía, diálogo, inclusión…, indispensables para la construcción de una sociedad nueva.
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El articulo dice profesionales exitosos y tatuados donde están q no los veo ser fotógrafo empleado de una petrolera o abogado tinterillo no son nadien en medio de este mundo lleno de gentes q en realidad si lo son si me dicen q el fundador de face book Carlos slme y muchos mas vaya y venga los tatuajes eran una tradición de los piratas y hombres de mar y quienes eran los piratas ladrones atracadores y saqueadores y mucho mas y hoy en día Cualquier ñero y des adaptado lo hacen e marcarse como cuando se marca una res si te ocultas un tatuaje que mas tendrán q ocultar?
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definitivamente a nivel laboral, hay empresas que no lo aceptan , otras que no es bien visto el tatuarse. Pienso que hay normas que aunque no nos parezcan hay que observarlas, me parece muy importante el no querer influir en los hijos y menos aún siendo menores de edad.
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Hola Soy abogada de una reconocida empresa en Colombia y tengo tres tatuajes uno grande otros no tanto, y no tiene porque interferir en mi profesionalismo y labores.
De igual modo en mi casa hay un tatuador en sitación de discapacidad desde sus dos años (hoy tiene casi 40) años y 23 el oficio y a pesar que tenemos una mamá muy muy conservadora, ha tenido que afrontar lo que le hemos enseñado y es que podemos tener tatuajes y ellos hacen parte de uno y jamás jamás tienen que influir en las facultades para hacer una u otra actividad.
Si quieres saber la historia de mi hermano y en algún momento publicar o hacer algun articulo bienvenido.
Saludos 🙂
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En mi concepto y es muy pero muy personal, no hé conocido persona que se tatue que no tenga su problema social, en su mayoria son drogadicto y una persona de bien nunca intenta contra su integridad fisica. Eso de que hayan famosos tatuados, no significa ni los escluye de problemas sociales o es que la descomposicion se dá por clase social o gradualmente por su posición económica; no, no, no los estudios dicen pero que lo tapan, es que las descomposiciones sociales en su mayoria se dá en las clases sociales mas altas y tanto es asi que en esos grandes clubes se vende mas las drogas que los alcoholes.
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Wilfrido, la verdad el del problema social es usted, esa mente cerrada es lo que perjudica al país. Además, con esa ortografía tan mala que usted tiene debería darle vergüenza comentar aquí. vea, «mayoría» lleva tilde, no se dice «intenta contra su integridad» se dice «atenta contra su integridad», la palabra «excluye» es con «x» y no con «s» como usted escribe, «descomposición» lleva tilde… en fin, lo corrige un tatuado que al menos tiene mejor ortografía que usted, mente cerrada.
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tengo un amigo empresario y en el examen medico que le hacen a quienes van a ingresar a labrorar,la principal condicion es no tener tatuajes en ninguna parte del cuerpo,de lo contrario no pasan el proceso de seleccion.asi que quienes tienen estos tatuajes se les cierran muchas puertas,aparte del desagrado y señalamiento que causan a otros.
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Pues no le veo la gracia a tatuarse para después estar escondiendo los tatuajes. Por otra parte, en lo personal no me gustan, pero respeto a los que los tienen, y como éste mundo es libre, simplemente ejercería mi libertad no dando trabajo a un solicitante lleno de tatuajes.
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Que linda Ursula, esa es lo que tiene jodido este país, personas con pensamiento paupérrimo como el suyo. Tildan de drogadictos o con problemas a personas tatuadas y no a políticos que roban y hacen daño a diario solo porque usan corbata. que Tristeza Ursula.
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El tatuaje no tiene por que ser motivo de discriminación, quien trabaja soy yo, no mis tatuajes, me considero un padre responsable, un buen esposo, tengo éxito en mis trabajos. Ni mis tatuajes ni mi pelo largo han sido inconveniente en ellos. Si mi hijo quiere tatuarse que lo haga cuando sea mayor de edad. La gente habla de autoagresión, pero fuman, beben, se prostituyen, comen carne, etc… eso si es autoagresión!!!!
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Tengo 4 tatuajes grandes, y quiero más!!!!
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solo recomiendo que los tatuajes sean realizados por expertos, que utilicen buenas maquinas, pigmentos y de muy buen gusto, acorde al tipo y color de piel, con mensajes o figuras atractivas y no grotescas o desproporcionadas…entre otras cosas.
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soy psiquiatra, laboro en la costa atlántica en una ciudad muy clasista por decirlo asi y gracias a solo Dios tengo una buena reputación, tengo 39 años y hace 18 meses me tatue los antebrazos hasta los codos, obviamente con un experto. nunca pensé que fuera una limitación a mi trabajo y lo confirme, me han traido los tatuajes muchos mas pacientes, bajo el pretexto de los pacientes de pensar que soy una persona mucho mas abierta y sin tabúes hacia la vida. algunos quedan deslumbrados por la calidad de los tatuajes y me preguntan como logran esos acabados. uso tanto camisas manga larga como corta y camisetas en forma indiscriminada. solo les comento que no consumo licor, cigarrillo ni drogas y que mi pasión es el cine…
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Lo felicito por su entereza, igual soy Médico, y siempre había pensado que el tatuarse, implicaba algo de autoagresión, su explicación es muy convincente, a mi me gustan pero no se hay algo que me impide tatuarme, a nivel laboral si he visto mucho que hay partes que no aceptan los tatuajes.
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excelente tema , soy mujer y tengo muchas partes de mi cuerpo tatuada , soy abogada , yoguista y hago crossfit .. amo los tatuajes y cada uno tiene una historia que contar , pero sin decrilo a nadie , es mi historia ! respecto al tabu es absurdo que sigan estigmatizando .. ojalá seamos mas abiertos y mas libres . auténticos y sin miedo de mostrar lo que nos gusta y lo que somos
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Muy buena entrada, este tema también me ha rondado la cabeza mucho tiempo. También es una cuestión del tipo de sociedad. En sociedades más liberales como en algunos países del norte de Europa les da igual si tienes tatuajes o no, así como les da igual a qué te dedicas en la vida. Pero en la sociedad super retrógrada colombiana, un tatuaje es sinónimo de criminal y prostituta.
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Aunque ahora prácticamente se ha acabado el ‘tabú’ de los tatuajes debido a que muchos famosos los tienen (David Beckman, un ejemplo). a mi no me siguen gustando, no se, me parece que es como una autoagresión. Sinembargo estoy de acuerdo con este articulo, porque tengo a alguien muy cercano a mi entorno, «tatuado y exitoso», es un genio en lo que hace, su carrera ha tenido un ascenso vertiginoso y es el»ojito derecho» de la compan~ia donde trabaja.
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