Quienes tenemos tatuajes, decidimos hacérnoslos porque nos gustan como se ven, para recordar algún momento de nuestra vida o por honor a algo o alguien. Sea la razón que sea, todas son totalmente respetables. Sin embargo, hay personas que se tatúan para sentirse mejor y es de ellos de quienes quiero hablar.
Esta semana, mientras leía una entrada en el blog de Tattoo Artist Magazine sobre mujeres sobrevivientes de cáncer de seno que decidieron tatuarse esas cicatrices que les dejaron las diferentes cirugías, me acordé del tatuador Vinnie Mayers. La razón: porque desde hace 10 años se ha dedicado a realizar tatuajes para expacientes con cáncer, donde la mayoría de sus clientes son mujeres.
Usando pigmentos, efectos en 3D y una gran precisión, este artista es capaz de recrear pezones y aureolas a clientes que han sufrido una masectomía y que les ayuda a volver a sentirse como mujeres. Aunque es capaz de hacer diferentes clases de tatuajes, Mayers se ha dedicado a este tipo de diseños ya que según él, es lo más gratificante que ha hecho. Por tal motivo, ha dedicado numerosas horas en diseños en más de 3.000 mujeres a las que ayudó a que sus senos luzcan similares a como una vez los tuvieron. “Una construcción mamaria no es perfecta si no tienen pezones y aureolas”, afirmó una vez Mayers para la agencia AFP.
Ann McDonald, es otro ejemplo de alguien que ha utilizado los tatuajes para sentirse bien consigo misma. Ella tiene 60 años y decidió tatuarse toda la cabeza para superar una gran depresión que sufría tras haber perdido todo el pelo en menos de tres años. Ahora, en vez de llevar pelo, tiene una calva tatuada.
Doce horas, 720 euros y mucho dolor físico fue lo que tuvo que aguantar y pagar esta inglesa para salir adelante con su vida. Pero todo eso valió la pena, pues ahora puede salir a la calle, ir a trabajar y sobre todo, estar feliz.
Aunque intentó usar pelucas, ninguna la hizo sentir como lo hace el tribal que ahora lleva sobre su cabeza. “Cada vez estaba más deprimida porque no tenía nada de pelo. Me sentía fea usando pelucas y muchas veces simplemente me acostaba en la cama y lloraba”, aseguró Ann al diario inglés The Sun.
Y precisamente son los tatuajes –entre muchas otras cosas- los que las han ayudado a superar una etapa muy difícil de sus vidas. Tal vez, al igual que el cantante de Calle 13, puedan decir que “Los tatuajes son como las cicatrices. Solo que en lugar de recordarte un golpe, te recuerdan una forma de pensar” y en este caso, una forma de vivir.
Twitter: @ricardoduranv
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