a Stephen Colbert y Hernán Peláez Restrepo

Hace un par de años, le preguntaron al escritor angloindio Salman Rushdie sobre su novela Los versos satánicos en el contexto contemporáneo. Rushdie, quien tuvo que vivir casi diez años escondido por culpa de las amenazas de muerte recibidas desde Irán tras la publicación de esa magnífica novela, respondió que la novela no podría ser publicada hoy en día debido al clima de “miedo y nerviosismo”.

Estos son tiempos difíciles para hacer comedia, para utilizar la burla, la sátira, la parodia, la ironía y demás instrumentos de la comedia para obligarnos a reflexionar sobre nuestros errores como sociedad. Otro ejemplo reciente: la editorial francesa Gallimard y la alemana Hanser no publicarán la última novela del británico Martin Amis, The Zone of Interest, porque “banaliza» el sufrimiento de Auschwitz (no la he leído, cabe anotar, pero ya está en mi lista de lectura y, conociendo el interés de Amis por la Shoah -háganse un favor, lean La flecha del tiempo-, creo que será una novela maravillosa que nos obligará a pensar en el significado de la historia).

Hace unos días, Sony Pictures se vio obligada a retirar la película The Interview, donde dos periodistas (Seth Rogen y James Franco) eran contratados por la CIA para matar a Kim Jong-un, debido a las reacciones de Pyongyang, que incluyeron el hackeo de la información de la compañía y amenazas contra los teatros que presentaran la película. Eso obligó, a su vez, a la cancelación de la película Pyongyang, basada en la magnífica novela gráfica del canadiense Guy Delisle y protagonizada por Steve Carell; y a evitar la emisión de Team America, película de Trey Parker y Matt Stone (las mentes detrás de South Park), donde el villano no es otro que Kim Jong-il, padre del dictador norcoreano. No es la primera vez que Parker y Stone ven su discurso censurado por amenazas. Hace unos años, cuando en sus capítulos 200 y 201 aparecían celebridades que pedían a Mahoma para evitar la burla, un grupo de musulmanes radicales amenazaron a Parker y Stone, recordando la muerte del cineasta holandés Theo van Gogh. ¿La respuesta de Comedy Central fue sencilla: censurar el capítulo y no emitirlo en la página de South Park. Quiero citar la parte final del capítulo 201, donde se hace el análisis más sensato sobre estos problemas:

Kyle: [Amenazar a las personas con violencia] es, obviamente, el único poder verdadero. Si hemos aprendido algo, es que aterrorizar a la gente funciona.
Jesús: Es cierto. […] Si no quieren una burla, lo único que necesitan son bombas y armas para que la gente pare.
Santa: Exacto, amigos. Lo único que necesitan es inculcar miedo y ser capaces de dañar al otro y así tendrán todo lo que deseen. El único poder verdadero es la violencia.

Hemos retrocedido para sucumbir nuestros intentos de arte, opinión y crítica a los caprichos de bullies políticos. Lo “políticamente correcto” nos ha convertido en una sociedad aséptica. Como si hubiéramos vencido todas las infecciones del mundo, creemos que cualquier virus puede ser mortal. ¿Sería posible crear, hoy en día, un programa como Saturday Night Live, El siguiente programa, South Park o incluso Los Simpsons? Dudo que hoy haya posibilidades de crear un programa cómico que critique, sin recato, a todos los estamentos de la sociedad. Al primer gag, caerán los tradicionales fundamentalistas de las buenas causas acusando al cómico de machista, clasista, homófobo, xenófobo, fascista, sacrílego y demás adjetivos tan usados por este tipo de personajillos.

Quedan, por suerte, bastiones de libertad. A pesar de las amenazas y del fútbol, el argentino Jorge Lanata sigue mezclando sus denuncias con el talento de escritores (como, para mencionar un caso sencillo, Marcelo Birmajer), comediantes como Alexandra Larsson y Fátima Flórez, y periodistas que han develado la Korrupción kirchnerista. Del otro lado del espectro ideológico, pero en el mismo país, Diego Capusotto y Diego Saborido han convertido Peter Capusotto y sus videos en uno de los mejores espacios humorísticos latinoamericanos. El lunes, La luciérnaga tendrá su último programa bajo la dirección de Hernán Peláez Restrepo, quien ha logrado, con una mezcla entre humor y análisis noticioso (más allá de las críticas que pueda generar un personaje como Gustavo Álvarez Gardeazábal), convertir un reemplazo radial por el apagón en el programa (de radio o de televisión, no importa) más influyente del país. Confío en que Gustavo Gómez mantenga esa línea editorial que no transige ante los poderosos y los baja del poder para convertirlos en parodias de sí mismos. Está el stand-up comedy, menos político aquí que en otras latitudes, pero con la enorme posibilidad de convertirse en un discurso contestatario. En el fondo, lo que se busca es luchar contra el poder a través de la risa y, así, buscar un poco más de libertad para todos.

El nivel de desarrollo de un país no se mide en su PIB o en sus TLC, se mide en su capacidad de reírse de sí mismo.

Voyeur: Espero que el escándalo de la «fundación universitaria» San Martín sea el catalizador de una revolución en el sistema universitario colombiano, que elimine las universidades de garaje, apoye los muchos y buenos grupos de investigación que hay en distintas universidades, y le quite todos los espurios argumentos a los zánganos de la MANE

En los oídos: Take The Long Way Home (Supertramp)

@tropicalia115