A pesar de las difíciles condiciones en las que debe ser utilizado
un vehículo en Colombia (vías rotas, alturas sobre el nivel del mar exigentes,
montañas, polución, mercado negro de aceites para motores y cajas etc), la
calidad de los vehículos actuales, y de generaciones recientes -estos
últimos no de todas las marcas-, ha
llegado al nivel más alto de toda la historia. No es casualidad que con
frecuencia transiten a nuestro alrededor carros con 12 y hasta 15 años, en muy
buen estado de conservación.
Por ejemplo, la protección contra la
corrosión es casi eterna -en ciudades
no costeras-, y es lo más importante
pues permite conservar la estructura general del vehículo y la cabina, que es
donde están sustentadas todas y cada una de las partes que lo componen.
La calidad de las pinturas permite que con relativa frecuencia en las lavadas, y
unas 3 enceradas al año bien realizadas (sin tener que usar el famoso ‘rubin’
que quita la capa de pintura superior; es un error frecuente en los lavaderos,
pues muchas manchas o agentes salen con pura cera), mantener perfecta la
apariencia por 10 o más años. Una lavada por debajo de vez en cuando no cae
mal.
Sobre la comentada estructura, se apoyan los motores a gasolina que hoy son mucho más longevos. Los
Diésel siempre han durado más y a pesar de sus avances, la diferencia en
kilómetros adicionales que puede hacer un Diésel frente a uno de gasolina, se
ha disminuído a favor del primero.
Antes era
casi una proeza lograr 300.000 o más kilómetros con un motor de gasolina
salvo en los taxis que por estar circulando permanentemente a temperatura
constante con menos paradas y arranques en frío (el 70 – 75% del desgaste
ocurre en esas condiciones), siempre han durado más.
Hoy en día es factible encontrar
vehículos particulares con más de 300.000 kilómetros, en condiciones muy
aceptables no sólo de motor, caja, y todo lo mecánico, si no de la
comentada estructura – carrocería y demás piezas: las cajas de cambios duran más, las
automáticas son mucho más confiables, las suspensiones tienen bujes, rótulas,
amortiguadores y rodamientos más longevos.
La conservación de las cabinas viene ‘al alza’ con sillas que no hay
que mandar a tapizar a los 5 – 7 años -varios modelos tienen sillas originales de más de 10 años y casi sin
desgaste-, el ajuste de los interiores
es bueno gracias no sólo al ingenio en las formas de los tableros y tapizados
de puertas con buenos anclajes que los ‘pegan’ de por vida, si no también a la fortaleza estructural que permite
menos torsiones y flexiones de las carrocerías, dejando exactamente en su lugar
y con el ajuste inicial, a todos los componentes del habitáculo por
muchos miles de kilómetros y años.
A propósito de fortaleza, bienvenida cuando se demandan pruebas de
seguridad cada vez más exigentes para día a día ir disminuyendo los accidentes
con heridos o muertos. La buena estructura ayuda
también en la dinámica y la estabilidad que imponen unos rines modernos y
grandes con llantas más anchas, y unos diagramas y elementos de suspensión más
precisos y robustos.
¿Qué hacer para que un
auto dure tanto? ‘Agregarle’ a la buena base de ingeniería, el mantenimiento
recomendado por el fabricante, mas no, a veces, el de algunos talleres de servicio que los citan
con mayor frecuencia de lo requerido todo, por temas comerciales. Cambie el aceite de motor según lo estipulado, y antes
si hace recorridos cortos, en zonas polvorientas, con climas húmedos, etc, y
jamás le demande toda su potencia cuando esté frío. El aceite de la caja
se cambia o se deja por siempre dependiendo de lo recomendado en el manual.
Una inspección a los frenos y según el número de meses o kilómetros,
cambiar el vital líquido sacándole el aire al sistema (purgada), revisando que no haya la más mínima fuga en ninguna
rueda, conducto, acople, cilindro o en la bomba principal. Mientras no haya
ruidos de suspensión ajústela cada 40 – 50.000 kilómetros (con éstas vías, hay
amortiguadores que duran 80 y hasta pasan de 100.000 kilómetros, así como
algunos bujes y rodamientos, con rótulas que son las partes más longevas en
sistemas MacPherson).
Es recomendable alinear las 4 ruedas o 2 según el vehículo,
rectificar los rines torcidos, y balancearlos para que las vibraciones o los
ángulos de alineación fuera de parámetros, no impongan esfuerzos, cargas, o
vibraciones que afectarán tanto a las llantas, como también a las
suspensiones; cambiarán la conducción y la
seguridad del auto disminuyendo la respuesta ante giros y frenadas de
emergencia. Las llantas deben ser todas de la misma medida, y su vida termina cuando la profundidad del labrado es inferior a 1,6 milímetros; es bueno revisar la presión del aire cada semana.
Las baterías han mejorado pero no proporcionalmente al resto de la
mecánica, dadas las mayores y frecuentes descargas que la electrónica moderna
les impone. Sin embargo manteniéndola bien
ajustada en su lugar, y con una inspección y limpieza cada 4 o 5 meses, pueden
llegar hasta 3 o más años de vida. El motor es lo que menos hay que tocar. Las
bujías duran el doble que antes en la época del venerable carburador así como
los filtros, especialmente los de gasolina. Ya no están los cables de alta, ni
los platinos, ni la lavada del carburador, y salvo en una minoría, no se debe
ajustar el avance del encendido – chispa.
En la refrigeración es vital mantener la mezcla agua refrigerante
para que la temperatura óptima de trabajo sea lo más constante posible. Jamás la cambie por
agua no solo por la temperatura, si no por la conservación de los
elementos que se volverán casi eternos con la mezcla en buenas condiciones: mangueras, tuberías, termostato y
radiador serán muy confiables, y los conductos del bloque y la culata no se dañarán ni presentarán obstrucciones. Hay que reemplazarlo según lo aconsejado, máximo
cada 5 años o 100 – 150.000 kilómetros en las máquinas más recientes.
Resta decir que los alternadores con los compresores del aire
acondicionado son eternos, que las correas
longevas son generalmente las más largas que a veces mueven todo (compresor,
dirección, alternador….), y que salvo en contados modelos que fueron
problemáticos cuando la sofisticada electrónica se masificó ‘moviendo’ sensores
y demás ‘gadgets’ hacia finales del siglo XX e inicios del XXI, la
calidad general se iba incrementando, a
paso seguro.
Con un mantenimiento normal mucho menos acucioso y obsesivo según lo
han ido determinando los fabricantes con el avance en los materiales, la
electrónica y la buena manufactura, y con una conducción apropiada, se puede disfrutar el vehículo durante un buen número
de años, aprovechando el incremento en durabilidad y confiabilidad,
especialmente si es de aquellos que ya se ‘quedo tirado’ por la devaluación del
mismo y, así, es mejor conservarlo como
otro miembro de la familia, que regalarlo al primer postor.
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