Típica escena: un carro se detiene al costado, con la llanta rota por el hueco: a desapretar tuercas, y a poner la moderna llanta de repuesto space saver o tamaño reducido. Esto apenas empieza.

Lo vi de nuevo hace poco en una conocida calle de Bogotá, y da lo mismo donde sea, porque la mayoría están rotas. Un automóvil yace al costado con la llanta delantera estallada, mientras el señor desaprieta las tuercas, y la señora, poniendo en riesgo su vida (de hecho los 2 lo hacen), y señalando, está atenta a que el tránsito los vea y pase lejos al costado, y de que no destruyan los conocidos triángulos reflectivos.

Riesgoso e incómodo. Más inseguro aún si se asoman humanos con cara de pocos amigos. Pero ya cuando el pobre señor ha puesto la diminuta rueda que es bastante menor en anchura y diámetro del rin, recoge el gato, la palanca y ¡oh sorpresa!: al tratar de guardar la llanta dañada que es mucho más grande ¡no cabe en el espacio que debería entrar!

En medio de la poca luz que emite el bombillo del baúl contra la oscuridad por tener la alfombra levantada, el señor cree que no cabe tal vez porque no ve bien, o alguna palanca o llave, le bloquea la llanta dañada. Mentira, nada de eso, simplemente por temas de espacio en esa parte de la carrocería, y para no perder aún más baúl, se diseñan alojamientos en donde sólo cabe apenas, por altura y anchura, la denominada rueda space saver o tipo galleta. Parece de motocicleta.

Todo, a medida que las formas cada vez más estilizadas y aerodinámicas, junto con los requerimientos de seguridad en caso de accidente, van dejando generación tras generación, autos que crecen, bastante más que sus baúles. Esa es una de las razones de ser de las llantas space saver. La otra es positiva: hay juegos de neumáticos que durante toda la vida útil, no presentan ni un solo pinchazo.

Retornando a la escena, al señor no le queda otra que tratar de poner la llanta sobre el hueco con todo el tapete del baúl a medio poner, con la suciedad y el desorden que esto implica. Y, ¿qué tal si el evento es en carretera? Pues maletas al suelo, cambiarla poniendo la pequeña y las maletas……quién sabe donde se podrán guardar, vaya problemita, si además viajan 4 o hasta 5 personas.

Cuando la dañada es más grande, viene el problema. Si además viajan con baúl lleno, de ahí en adelante, ¿donde irá el equipaje?

En cualquier lado de Colombia se puede presentar esa varada, con kilómetros acumulados antes de encontrar un centro de servicio que la repare y ponga de nuevo. Viene el otro ‘pero’ bien justificado y es que por ser tan pequeña, está limitada en velocidad (80 por hora), con agarre precario por lo delgada, perjudicando el frenado, la maniobrabilidad y agarre lateral; no me atrevería a andar a más de 50 entre curvas y eso, porque donde llueva y no vea otros ‘huequitos’……

Dos opciones a lo anterior, adicionales al repuesto de siempre: tener llantas runflat que pueden rodar sin aire un buen tramo esperando el lejano sitio para reparar que no aparece, o un kit repara pinchazos que a veces no deja sellado al 100%, dejando escapar aire, ‘colaborando’ a la deformación de la banda de rodamiento. Si condimentamos esto con alta temperatura ambiente – interna en un auto full de carga, el panorama no es el mejor.

Esa aventura, después de haber puesto uno mismo el sellante, y de inflarla a paso de tortuga con el precario compresor. Debo decir que los kit repara pinchazos son atractivos para el fabricante   -temas de espacio al margen-,  porque es mucho más barato fabricar kits que ruedas delgadas.

El caso de las runflat es que a pesar de ser tan duras, se pueden romper, hay ciertas coyunturas de vías o huecos que no las hace infalibles. Si se rompe no hay otra que llamar a la grúa del seguro. Tampoco me gustan por el alto costo de cada una (hasta 1 millón de pesos y más dependiendo), y porque en cualquier auto endurecen la marcha, más o menos según el paciente.

En otras latitudes le dan la oportunidad al cliente de escoger su nuevo auto con repuesto normal (menos baúl), la space saver que nos ocupa, o el kit. Menos mal que esto no atañe a todos los vehículos, pero sí a todos los fabricantes que aunque sea tienen un modelo que no lleva repuesto normal. Igualmente hay otros que a pesar de llevar space saver, dejan espacio para que entre la dañada, y el piso del baúl siga plano. En éste momento, recuerdo al lindo Volvo V40 como ejemplo de esto.

Es de no creer, carros o camionetas con llantas de 225 milímetros de ancho, con repuesto de 185….si cupiera bien la otra rueda, hasta pasaría por alto lo menos importante, que es la desagradable fisonomía  con la que queda el auto, gracias a lo que aporta la llantica en el costado.

Lo de menos, la »pinta», pues a las limitaciones dinámicas hay que sumarle las destruídas calzadas en distintos países.

Así es la vida, estamos en nuestra querida Colombia pero es la realidad. Muchos automovilistas han emigrado de los automóviles comunes, a las camionetas SUV de todos los tamaños y precios, porque saben que será más difícil romper una llanta, ante el inevitable hueco de ciudad o carretera, o ante el burro típico    -me refiero específicamente al animal-,  que se atraviesa en las vías de la costa: se termina rompiendo también las o la llanta contra el borde de la carretera, para no matar el animal.

Reitero que lo peor de todo es si viajamos con toda la familia, maletas, y toca poner el repuesto, ¿dónde se meterá después el equipaje? Es cierto, los repuestos tienden a desaparecer. Pero ante las 3 alternativas de poner la de tamaño moto – galleta, usar un kit repara pinchazos, rodar con las runflat o tener el repuesto de tamaño normal, me quedo sin duda con ésta última, así vaya por fuera y debajo del baúl: prefiero agacharme y ensuciarme de pronto más si llueve, que sentirme aún más vulnerable de lo que estaba, si especialmente ruedo de noche en carretera.

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