Es evidente la cantidad de camionetas chinas pequeñas de trabajo, sea para transporte de personas o de carga, que se ve circulando por nuestras ciudades. Esa presencia se proyecta con una decorosa posición en las cifras de ventas de camionetas para trabajar. ¿Por qué no pasa lo mismo con los particulares?

Hay que reconocer que los vehículos chinos han mejorado. De la penosa calidad de algunos modelos que empezaron a incursionar por acá alrededor del año 2005, se ha pasado a tener vehículos pequeños de transporte que cumplen con ser económicos en el mantenimiento, por costo de repuestos, y por consumo de combustible. También su buen funcionamiento y duración es razonable; eso sí, aún no alcanzan el nivel más alto impuesto por reconocidas automotrices, y muchos dueños al haber invertido menos en la compra, se resignan a convivir con desperfectos o algunas piezas que fallan con relativa frecuencia.

Aún se sufre por ciertos repuestos en todas las marcas chinas, aunque en su descargo hay que reconocer que existe lo más importante, lo de más consumo y rotación, para la mayoría de las camionetas de trabajo. Sin embargo, a veces quedan estacionadas sin producir más de 1 día, por cosas tan sencillas como una guaya de embrague, o unas campanas o bandas para frenos.

Tan es así que en las ciudades principales y poblaciones cercanas, hay ‘emprendedores’ colombianos que casi artesanalmente fabrican o hasta modifican muchos repuestos, para desvarar, reemplazando la pieza genuina que no existe en el stock de la marca. No recomiendo hacer esto, ni es lo más seguro nunca, especialmente cuando se trata de repuestos para frenos.

Por lo que pude averiguar y concluir, en la actualidad esto es gran parte del motivo por el cual el potencial cliente de un auto particular de ese origen no siente seguridad al momento de ir a comprar. Si no hay repuestos para sus modelos más vendidos, las camionetas de trabajo, menos para autos o suv de uso particular que se venden a »cuenta gotas».

¿Por cuales otros motivos se venden tan poco? Aunque siguen siendo atractivos por la relación precio equipo, donde ofrecen más accesorios que los mismos de su estilo y tamaño a un menor precio (gracias a Dios ya muchos vienen con 2 airbags y frenos abs entre otros, aunque no logran las mejores notas en las pruebas de seguridad), ya no son tan baratos.

Sin embargo aún saltan a la vista aspectos de autos que no son de última generación: el tacto »plasticoso» de los mandos de vidrios, bloqueo o comando de luces, los empates de las piezas en las cabinas especialmente lo que se ve en los tableros, el aspecto y tacto de materiales casi siempre duros, el nivel sonoro y de vibraciones que en algunos es alto y nada agradable, la imprecisión y lentitud de las palancas de cambios,  pedales de frenos y embrague, con tacto que no transmiten lo mejor, etcétera.

El ajuste en las cabinas de muchos tampoco es el mejor al paso de los kilómetros. Igualmente  -sin tener nada que ver con la calidad o el buen funcionamiento-,  los motores no cumplen con las exigencias que en materia de emisiones deberían cumplir en los mercados avanzados. Aún tampoco logran lo mejor ante las exigentes pruebas de los organismos independientes o estatales que hacen los meticulosos test de seguridad.

Ahora, vamos hacia un aspecto delicado y para muchos el primero, como lo es el valor de venta cuando se convierte en usado. Ciertos concesionarios de todos los tamaños, reconocidos o no, no reciben los autos chinos como retoma por cualquier otro auto nuevo. Y si lo hacen, lo castigan mucho más que el promedio. No se salva tampoco de la alta pérdida de valor, al momento de venderlo por su cuenta. Si la venta se hace en el primer año, el más duro en cualquier auto, se desvaloriza fácilmente de un 35 a 50%.

Motivados por lo anterior es que sólo algunos bancos o compañías financieras se le miden a prestar para un chino nuevo, y la mayoría, por no decir todos, no presta para el usado. Claramente las aseguradoras andan en la misma tónica, y no vale la pena invertir una suma equis, si ese activo con ruedas no queda amparado.

Así, ya saben cual es la respuesta para quienes me pregunten si vale la pena comprarse un vehículo chino para uso particular: la respuesta sigue siendo la misma que he dado hasta el día de hoy, un contundente no.

¿Confundido ante tantas opciones de carros nuevos y usados? ¿Necesita asesoría telefónica o presencial a costo razonable? No dude en contactarme 3114435337 – 3052204057

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