Las bajas revoluciones no son necesariamente dañinas cuando se maneja bien el acelerador y la máquina tiene un buen mantenimiento

Los motores de combustión interna (gasolina ,diésel, gas natural etcétera), se van desgastando por el mínimo roce que existe entre muchas de sus partes a pesar de la excelente calidad de materiales, acabados, aceites, y de la sofisticada, precisa, y veloz electrónica que los gobierna. Es obvio, entre más acelerados vayan, se aumentan las fricciones y duran menos.

Así, en ciertas condiciones específicas que dependen mucho del buen manejo, se puede ir bajo de vueltas donde no sólo se aumenta la durabilidad, sino que se reduce el consumo de combustible y se bota menos CO2  y demás contaminantes acompañantes a la atmósfera. ¿En que circunstancias es perjudicial? Cuando no se respeta la casi imperativa relación que debe haber entre la cantidad de acelerador y las revoluciones del motor.

A mayor velocidad del motor, mayor apertura del acelerador debe haber en proporción. Lo perjudicial es ir ‘colgado’, bajo de rpm, con el acelerador casi o a fondo,  porque la intensidad de la  explosión de la mezcla aire combustible es mayor, cuanto más acelerador se pisa. ¿Por qué?

El pistón se desliza, con los anillos, hacia arriba y abajo dentro del cilindro (¿recuerdan el ejemplo de una jeringa con su émbolo?). Si la velocidad en el movimiento alternativo es baja, tiende a desestabilizarse por las grandes cargas que por las fuertes explosiones soporta, especialmente en los tiempos de explosión y compresión.

Lo anterior produce un desgaste acelerado en los cilindros (camisas), anillos, y hasta cabezas de pistones perforadas he visto cuando se conduce mucho tiempo así. El cigüeñal soporta cargas proporcionales que también restan vida por esos lados de la zona inferior del motor. El peor escenario es cuando el motor está frío, un perfecto coctel para desgastar rápido, incluso más que cuando se va todo el tiempo en altas, por encima de las 4000 revoluciones.

¿En qué afecta la falta de mantenimiento? La cantidad de aire que entra en el motor para ser mezclado con el combustible es proporcional a las revoluciones: entre más acelerado entra más aire y la combustión es mejor hasta cierto punto. A bajas vueltas hay menos aire en proporción a la gasolina o el diésel, lo que produce una combustión aún más incompleta, que genera el dañino carbón para la vida del motor.

Si además los filtros de aire están sucios, o las bujías desgastadas, entra aún más gasolina que además de producir carbón, aumenta el costo de operación y mantenimiento y en determinadas condiciones resta potencia. Esto, con un mal reglaje, en los vehículos de carburador, es mortal porque el mecánico con el analizador de gases y los chicleres originales (surtidores de aire o gasolina), es el que tiene la potestad para ponerlo a trabajar bien o mal.

En los modernos de inyección indirecta (lo de modernos es relativo, hay carros de inyección electrónica con 30 años….) o directa el asunto es mucho menos comprometedor porque el manejo que la electrónica realiza sobre la cantidad de gasolina que se mezcla con el aire es muchísimo más precisa y rápida.

Claro, el filtro de aire sucio también perjudica como las bujías desgastadas que con insuficiente chispa llevan al carbón; también un filtro de combustible sucio que reduce la presión en el sistema, un inyector trabado que no funciona, que queda abierto o está sucio, alteran también la mezcla.

Con todo en orden, lo bueno de los motores de inyección es que a igualdad de condiciones, tienden a poner menos gasolina (mezclas pobres) mientras  no se demande potencia. Así, si el motor gira con pocas vueltas, al haber menos aire, la inyección pone menos gasolina, a velocidades constantes y aún menos con poquito acelerador, que es como se debe llevar en ese momento.

Si se pisa a fondo no sólo entra más gasolina sino que se perjudica la vida del motor sino se baja el cambio para subir las rpm. Con un perfecto mantenimiento y acelerando como se debe, la vida del motor no se afecta por ir bajo de vueltas.

El perfecto ejemplo de que se puede, no lo han dado las cajas automáticas desde la más antigua de 2 o 3 cambios, hasta las contemporáneas y muy inteligentes de 8 y 9 marchas que ‘saben’ que tipo de conductor está al mando del vehículo.

Entre más acelerador abierto, buscan un cambio más bajo aumentando las revoluciones, y entre menos acelerador, insertan por ejemplo la 6a velocidad a sólo 50 por hora, tendencia de muchos   -por no decir la mayoría-   conjuntos caja – motor de los últimos 10 años, para reducir el deterioro mecánico, el consumo y la polución.

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