David Bowie en Berlín

Una noche de otoño de finales de los 70 en Berlín Oeste y justo unas horas antes de probar la heroína por primera vez, Christiane Vera Felscherinow, más conocida como Christiane F., veía en concierto a David Bowie, su músico favorito. En ese momento Christiane tenía trece años y al cabo de unos meses se convertiría en una experimentada yonki y una de las prostitutas más jóvenes de la estación de trenes del Zoo. A pesar de todo Christiane sobrevivió y su historia fue llevada a una película de culto de 1981 basada en el reportaje Christiane F. – Los niños de la estación del Zoo, la cual mostraba sus andanzas y la de su grupo de amigos con música de Bowie como banda sonora.

David Bowie – Heroes (1977)

Pero mientras Christiane iniciaba su viaje al infierno, Bowie salía de éste. Huyendo de una época de fuerte consumo de drogas y crisis creativa, así como atraído por nuevas tendencias musicales lideradas principalmente por Kraftwerk, el músico británico decidió instalarse en Berlín en 1976. Allí retomó la senda creativa y en el transcurso de cuatro años llegó a concebir lo que se conocería en su carrera como la Trilogía de Berlín, los álbumes Low, Heroes y Lodger, tres discos experimentales producidos junto con Brian Eno y considerados fundamentales en su discografía.

Con el tiempo, tanto David Bowie como Christiane F. se convertirían en íconos de la cultura popular berlinesa. Muchos melómanos de la ciudad se sienten orgullosos de que Bowie se haya inspirado en Berlín para concebir la trilogía y si uno camina por almacenes de música, librerías y mercados de pulgas no es difícil darse cuenta de lo arraigado que está el músico británico en el corazón de los berlineses – y no es para menos. Pero además de ser un artista genial que ha incursionado en casi todo, Bowie es también un vendedor muy efectivo; como muchos otros artistas, ha creado una marca de sí mismo y vende todo lo que se propone.

En el verano de 2014, precisamente, presentó en Berlín la exposición David Bowie Exhibition, un homenaje a él mismo lleno de objetos relacionados con su vida y obra: sus extravagantes trajes, cuadernos de notas donde están las primeras versiones escritas a mano de sus canciones más emblemáticas, entrevistas, centenares de fotos, y al final del recorrido una gran sala con proyecciones de algunos de sus mejores conciertos. Las largas filas para entrar a la exposición evidenciaron el cariño que le tiene el público berlinés.

David Bowie Exhibition en Berlín (2014)

Por su parte, Christiane nunca tuvo un talento destacable pero se convirtió en un ícono de la cultura popular por ser la adicta a la heroína y groupie de David Bowie más famosa del mundo. Simplemente, su vida caótica ha alimentado el morbo de las revistas de farándula alemanas y de alguna forma ella vive de eso, de su imagen de “chica” problemática, aunque ya no es ninguna chicuela sino una señora de 51 años. Entre sus hazañas más notables está haber sido expulsada de Estados Unidos por posesión de drogas y los recientes problemas por la custodia de su hijo. Con respecto a su afición a Bowie, en una entrevista realizada en 2013 a raíz de la publicación de un segundo libro sobre su vida señaló lo siguiente:

Los productores me invitaron a verla [la película] antes de que se estrenara. Me dijeron que también estaría David Bowie. Vino con su convoy personal para recogerme. Yo estaba como loca ante la idea de conocerle; tuve que tomar un montón de cocaína para atreverme. Me llevé conmigo a una amiga para que me apoyara, pero se derrumbó en el suelo en el mismo momento en que vio a Bowie. Me puse a sacudirla y entonces él abrió la puerta de su coche y me pidió que fuera a ver la película con él. Sin embargo, me decepcioné enseguida, porque llevaba barba y era muy delgado y bajito. A mí me encantaba Diamond Dogs, ahí parecía una figura extraordinaria, pero a mi lado, en el coche, parecía pequeño y un flojeras, como mi padre. Yo creía que David Bowie iba a ser la estrella de mi película, pero iba todo sobre mí. [Entrevista completa]

¿Cuál es el legado de Christiane? Es incierto, tal vez ser consistente a lo largo del tiempo con su vida caótica si es que eso puede considerarse de algún valor. En todo caso, la comunión entre David Bowie y Christiane en ese enrarecido ambiente político de Berlín en los 70 creó, sin lugar a dudas, una imagen que perdurará y una banda sonora esencial de la ciudad. Una imagen sombría llena de nuevas “Christianes” que aún deambulan por los alrededores del Zoo y una banda sonora de un gran músico que vale la pena recordar. Así mismo, en los próximos años tal vez sigamos escuchando sobre Christiane pues ella, por su lado, seguirá siendo el personaje en el que se convirtió y seguirá esperando una segunda parte de su película: Christiane F. – Los abuelos de la estación del Zoo, que abarque su fama y los interminables escándalos que, a pesar del paso del tiempo, sigue protagonizando.

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