Una vez un amigo metalero, mientras nos tomábamos unos tragos, me contó sobre una pena de amor que lo tenía hundido en la más miserable desolación. Desde hacía varias semanas no dejaba de beber, no podía dormir, no podía estudiar, y, lo peor de todo, según él, tampoco podía dejar de escuchar power ballads. Eso sí, sostenía mi amigo, por más borracho y «entusado» que estuviera jamás lo vería escuchando y cantando (al menos en público) alguna de esas cursis baladas de Def Leppard y Whitesnake que tanto le gustaban a su ex-novia; él prefería pasar su pena escuchando de manera incesante In the Middle of a Heartbeat de Helloween.
La historia de las power ballads es tan vieja como el mismo rock and roll. El crítico de música Simon Frith en su libro The Cambridge Companion to Pop and Rock dice que el origen de las power ballads se puede rastrear hasta artistas de soul como Rey Charles y, posteriormente, a la adaptación que Eric Burdon (de The Animals), Tom Jones y Joe Cocker hacen de esa forma emocional de hacer música (Pág. 100). Sin embargo, como bien lo señala Charles Aaron de la revista SPIN, es a partir de finales de los 70 que las power ballads se vuelven populares, cuando las emisoras comienzan a darle más espacio a canciones como Stairway To Heaven (1972) de Led Zepellin, Dream On (1973) de Aerosmith y Free Bird (1974) de Lynyrd Skynyrd, entre otras (Pág. 82).
Hacia los años 80, guiados ya sea por una estrategia comercial o bien por la necesidad de transmitir mensajes más sentimentales, ocurre una explosión mediática de este tipo de canciones, una de edad de oro de las power ballads provenientes de varios géneros como el hard rock, glam metal y heavy metal. Y algunos grupos de vieja escuela hard rock como Scorpions, al descubrir su potencial para producir melodías sensibleras, se volvieron especialistas en este tipo de canciones. Las más famosas, sin embargo, fueron tal vez aquellas provenientes del glam y de algunos grupos de hard rock. La lista es enorme y se puede decir que son ya un lugar común; solo por nombrar algunas: Still Loving You (1984) de Scorpions, Is This Love? (1987) de Whitesnake, Love Bites (1987) de Def Leppard, I Remember You (1989) de Skid Row, entre muchas otras.
En otro nivel de sensiblería, no obstante, tenemos a muchos otros grupos clásicos más cercanos al metal y el hard rock como Black Sabbath, Judas Priest, Helloween, Accept, Anthrax, Testament, entre muchos otros, que también le han apostado a estas canciones, con mucha menos frecuencia que los grupos citados anteriormente pero con muy buenos resultados. Entonces, queridos amigos, las siguientes son algunas canciones que vale la pena recordar, sobre todo si el amor llega a ustedes vestido de taches y chaqueta de cuero.
Helloween – In The Middle of a Heartbeat (1994)
Después de un momento de crisis y tras la salida de Michael Kiske e Ingo Schwichtenberg, el grupo de power metal alemán incorpora al vocalista Andi Deris y publica el álbum Master of the Rings en 1994. El penúltimo track de este disco es esta poderosa balada que le canta al desamor escrita por Deris y Michael Weikath. Otras baladas también muy respetables de este grupo son A Tale That Wasn’t Right (1987) y Forever and One (Neverland) (1996).
Black Sabbath – Changes (1972)
Con una suave melodía de piano compuesta por el guitarrista Tony Iommi, Black Sabbath cantaba con mucho sentimiento a un amor que dejó ir, en particular se trataba de la esposa de Bill Ward, baterista de la banda. Esta canción está incluida en el álbum Vol. 4. de 1972 y no sería la única balada de Black Sabbath, otras interesantes son Solitude (1971), She’s Gone (1976), No Stranger to Love (1986), I Won’t Cry for You (1995), entre otras.
Judas Priest – Prisioner of Your Eyes (1982)
Una de las bandas más influyentes del heavy metal y pioneros de la indumentaria de cuero y taches (gracias al fetichismo de Rob Haldford) tiene también grandes baladas. Una de esas es Prisioner of Your Eyes, incluida en la edición remasterizada en 2001 del álbum Screaming for Vengeance de 1982. Otras grandes baladas de esta banda son Before the Dawn (1979) y Angel (2005).
Accept – Can’t Stand the Night (1981)
El legendario grupo de heavy y speed metal alemán incluye esta balada en su disco Breaker de 1981. Una letra llena de lágrimas, corazones rotos y mucha honestidad con la áspera voz de Udo Dirkschneider. Otras baladas de este grupo son The King (1980), Breaking Up Again (1981) y Amamos la vida (1993).
Deep Purple – Soldier of Fortune (1974)
La gran banda británica de hard rock incluye esta balada en su álbum Stormbringer de 1974, un disco que sonaba distinto a lo que el grupo había hecho hasta ese momento, con fuerte influencia de soul y funk. Una canción romántica con una letra verdaderamente buena escrita por David Coverdale (quien después crearía el grupo Whitesnake) y Ritchie Blackmore.
Testament – Return to Serenity (1992)
La primera canción que alguna vez me gustó de Testament fue precisamente The Ballad del álbum Practice What You Preach de 1989. Sin embargo, cuando el álbum The Ritual de 1992 llegó a mis manos no pude dejar de pensar por mucho tiempo que tal vez Return to Serenity es una de las mejores power ballads de la historia.
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