Blanes es un pueblo de la Costa Brava a una hora de Barcelona que, como la mayoría de pueblos de esa zona de Cataluña, vive del turismo guiri (término usado por los catalanes para referirse a los extranjeros del norte de Europa y Estados Unidos) y las fiestas estridentes y desmesuradas cada verano. El resto del año vive en un silencio fantasmal. Allí llegué hace unas semanas para pasar un par de días en medio de uno de los veranos más recios de los últimos años, con mi pinta veraniega y uno de mis libros favoritos del escritor chileno Roberto Bolaño bajo el brazo. Porque además de querer ir a tomar el sol en esas playas de piedra diminuta e irme de rumba con algunas guiris, quería también embarcarme en lo que se conoce oficialmente desde 2013 como «La ruta Bolaño».
Roberto Bolaño vivió en Blanes desde 1985 hasta el año de su muerte en 2003, y allí en un pequeño estudio del Carrer del Lloro 23 escribió algunas de sus obras más impactantes como 2666 y Los detectives salvajes. Y así como Bolaño una vez en Blanes recorrería sus calles en búsqueda de las huellas de Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé, hoy día un torrente de lectores «bolañianos» ansiosos por conocer más de cerca la vida y obra del autor recorren las calles de Blanes en búsqueda de sus huellas. Por esta razón, el Ajuntament de Blanes instauró oficialmente dicha ruta, una especie de viaje al corazón de la cotidianidad del escritor chileno, un recorrido geográfico-literario al estilo de Hemingway en La Habana o Cortázar en París.
Y como si fuera poco, ese mismo breve recorrido en el que me pretendía embarcar esa mañana de julio también lo hizo en 2010 una de las cantantes de rock más influyentes, pieza clave del movimiento punk de Nueva York, lectora obsesiva de literatura y, desde hace también unos años, una de las voces más sobresalientes que promueven y de alguna manera «idolatran» la figura de Bolaño: la genial Patti Smith, la irreverente que sólo le rinde reverencia a sus grandes y amados escritores: desde Rimbaud hasta Bolaño.
Por lo tanto, la leyenda de Bolaño en Blanes ahora también se encuentra atizada con la de Patti Smith. Los entendidos sobre la ruta Bolaño en el pueblo suelen mencionarlo: «La ruta Bolaño, por supuesto… y también estuvo hace dos años una cantante muy famosa, Patti Smith, vino a conocer a la esposa y los hijos de Bolaño y estuvieron recorriendo la ciudad», me cuenta la encargada de la oficina de turismo.
La ruta Bolaño, entre muchos otros puntos de interés, incluye el estudio que ya mencioné en la Carrer del Lloro 23, esa pequeña calle precedida por una arcada de piedra donde se gestaría gran parte del universo bolañiano; la Carrer Aurora 2, donde llegaría a vivir con su esposa Carolina y nació su primer hijo Lautaro; también el antiguo bar Hogar del Productor, donde conocería a sus primeros amigos, la mayoría drogadictos que hoy día ya están muertos; el videoclub Serra, donde iba a tertuliar sobre cine con el propietario Narcís Serra; la tienda Jocker Jocs, donde Bolaño daría rienda suelta a otra de sus pasiones, los juegos de estrategia ambientados en la Segunda Guerra Mundial; y la biblioteca comarcal, donde en una placa se encuentra una de sus famosas citas sobre Blanes: «Yo solo espero ser considerado un escritor sudamericano más o menos decente que vivió en Blanes y que quiso a este pueblo».
Como parte de ese recorrido también está la Librería Sant Jordi, ubicada en una de las calles principales de la ciudad, donde Pilar, la dueña desde hace 35 años, se convertiría en amiga de Bolaño y su principal proveedora de libros. Pilar es una señora simpática, me contó que casi no había conocido colombianos en Blanes, sobre todo van chilenos, españoles y algunos norteamericanos, me contó que la esposa de Bolaño pasaba regularmente por la librería, me presentó algunos amigos de Bolaño que en ese momento estaban allí y me contó sobre la vez que estuvo Patti Smith. La recuerda como una mujer muy alta, con una energía muy fuerte y embrujadora y una apasionada de la obra de Roberto.
Bolaño, como Smith, son pues una leyenda en ese pequeño pueblo de la Costa Brava. Una leyenda no para todos por supuesto, sino para aquellos cada vez más numerosos seguidores del escritor chileno o de la cantante y poetisa norteamericana.
La ruta Bolaño al final no es muy larga, se hace en dos o tres horas, o un poco más cuando el verano arrecia, pues Blanes es un pueblo más bien pequeño y, como me había advertido la encargada de la oficina de turismo, muchos lugares relacionados con el escritor no son la gran cosa o ya han dejado de existir. Sin embargo, después de este viaje veraniego-literario me voy con la sensación de haber conocido algunos lugares clave y personajes de carne y hueso como Pilar que forman parte del universo bolañiano, y la satisfacción de haber adquirido un par de libros de recuerdo en la Librería Sant Jordi y haberme reencontrado con la música de la genial admiradora de Bolaño y siempre irreverente Patti Smith.
Twitter: @tornamesa_blog
Este era el empujón que yo necesitaba para empezar a leer a Bolaño. Gracias
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