A propósito de las celebraciones del pasado Halloween, una calabaza gigante llegó y aplastó las cabezas de los incrédulos fans del rock de los noventa.
El año pasado tuve la oportunidad de ver a The Smashing Pumpkins en concierto en Barcelona en su gira de promoción del álbum Oceania. Aunque hacía tiempo les había perdido la pista lo cierto es que los grupos provenientes del agitado movimiento alternativo de los 90 siempre me han gustado y cuando supe que iban a tocar no dudé en conseguir una entrada. Había escuchado algo del trabajo que estaban promocionando y me gustaban en particular las canciones Violet Rays y la que le da nombre al disco. El sonido era algo más progresivo con las habituales mezclas de grunge, hard-rock y new-wave, así como atmósferas densas y la inconfundible voz enfadada de Billy Corgan.
La formación del grupo en ese momento la completaba Jeff Schroeder, Mike Byrne y una sexy bajista -para no perder la costumbre- llamada Nicole Fiorentino (de quien se dice era una de las niñas de la portada del álbum Siamese Dreams de 1993). Aunque el éxito del álbum Oceania demostraba que Billy Corgan seguía vigente, lo cierto es que desde la reunión de 2007 los nuevos The Smashing Pumpkins no encontraban el rumbo del todo. Además, en concierto se hacía evidente que el grupo era sólo él debido a la dificultad de mantener cohesionado un grupo de figuras carismáticas -como Melissa Auf der Maur; los actuales integrantes parecían actores de reparto ante la imponente imagen del líder.
Pero las cosas son distintas ahora. Después del éxito de Oceania Billy Corgan convenció al veterano Tommy Lee, baterista del grupo de glam rock Mötley Crüe, de participar en su más reciente álbum Monument to an Elegy, que junto con Day for Night serán lanzados a finales de 2014 y abril de 2015, respectivamente, y forman parte de su proyecto Teargarden by Kaleidyscope. Dos discos publicados con sólo unos meses de diferencia justo veinte años después del lanzamiento de uno de sus trabajos más exitosos, el álbum doble Mellon Collie and the Infinite Sadness, y con la colaboración de un gran baterista ¿A qué suena este nuevo proyecto de The Smashing Pumpkins? El mismo Corgan lo señala: a muchas guitarras y a la manera heavy pero expresiva que tiene Tommy Lee de tocar la batería [Ver nota].
Por ahora, Corgan ha distribuido dos canciones gratuitamente en la internet: el 22 de octubre salió Being Beige (World’s on Fire) y el 5 de noviembre One and All. En particular esta última tiene un sonido que recuerda gratamente el grunge de los 90.
The Smashing Pumpkins – Being Beige (World’s on Fire)
The Smashing Pumpkins – One and All
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Corgan está sufriendo bastante no tener el reconocimiento que tuvo décadas atrás. Aunque Smashing Pumpkins es su propio proyecto, la salida de Jimmy Chamberlin fue devastadora. Definitivamente el hombre si era indispensable para el sonido de los Pumpkins, por eso me atrevería a decir que Zeitgeist es el último buen álbum de ellos, de allí en adelante, aunque tiene cosas valiosas, la cosa no ha funcionado bien, sino que ha sido una lucha medio perdida por permanecer vigente.
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