Escribir sobre el aporte cachaco al Festival Vallenato surgió a raíz del homenaje del Festival a la memoria de Alfonso López Michelsen.
La primera consulta para el artículo fue al compositor villanuevero Rosendo Romero, que ama los temas académicos del folclor.
Además del legado de López Michelsen como fundador del Festival de la Leyenda Vallenata y el aporte de ministros y políticos a la difusión del género en Bogotá, mencionó otros detalles:
-La presencia de músicos del interior –no necesariamente de cachacos bogotanos- en las agrupaciones.
-El éxito, hace décadas, del opita Jairo Serrano, como cantante vallenato.
-Y que JorgeVillamil, huilense, también compuso vallenatos. “Le grabaron alguno”, dijo Romero, pero no recordó cual.
El siguiente en la lista de consultas fue Pablo López, mi cajero favorito y toda una autoridad en el tema. Él volvió a recordar cómo el vallenato llegó a Bogotá por la élite, en una época en que la presentación de un conjuto de acordeón en el Club Valledupar era inconcebible.
Habló de López Michelsen –“López, el pollo, López, el gallo”- siempre buscando la manera de exaltar el folclor.
Y aportó el detalle de que el cachaco, cuando adopta el vallenato, lo hace para estudiarlo. Algo similar dijo Beto Jamaica, el rey vallenato 2006; que en las salas de las casas bogotanas solía encontrar grandes colecciones de discos vallenatos y cachacos enciclopédicos en el tema.
Busqué a uno de esos cachacos enciclopédicos: Germán Vila, un abogado al que conocí en una noche de Festival, hace dos años. Lo vi corchar al mismisimo Alfredo Gutiérrez en la letra de una canción que Villa recitaba perfecta y que, quizás, Gutiérrez ya tenía olvidada.
Villa me pintó el panorama de la propagación del vallenato en los 80, en el Interior. Pero, sentí que faltaba algo. El aporte musical debía estar en algún lado, además del aporte que pudieron dar los cachacos desde el mercadeo del vallenato. Rosendo Romero lo había dicho, había arreglos cachacos en los discos comerciales.
Así que decidí consultarle a Guillermo Mazorra, de Sony BMG. Antes de encontrarlo, por mi oficio de periodista de música, hablé con Jorge Villamizar, ex integrante de Bacilos.
En apariencia, la charla no tuvo que ver. Pero, para mí, sí la tuvo. Villamizar grabó un disco producido por el inglés Richard Blair, y entre sus músicos invitados figuraban algunos nombres que hicieron parte de la propuesta inicial de La Provincia, agrupación de Carlos Vives.
Villamizar me refrescó que Iván Benavides y Teto Ocampo, más bien cachacos, habían traducido los patrones del vallenato a la guitarra eléctrica y la batería roqueras. Y ese nuevo sonido, en fusión con la tradición, presente en sus compañeros costeños, hizo de Carlos Vives lo que fue, como boom musical, y lo que es ahora, como ícono nacional.
Ese fue otro aporte cachaco importante.
Siempre sostuve que los vástagos de la música de Vives son los juveniles del tropipop, más que los artistas inscritos dentro del vallenato. Pero no existe vallenato que desconoza lo que significó para el folclor que su nombre circulara por el mundo y la ruptura de pensamiento que signifió para muchos, vallenatos o no, esta propuesta, tanto en lo musical como en lo visual, en la puesta en escena.
El efecto de La Provincia no solo en lo vallenato sino en la música colombiana fue más allá de generar un grupo de imitadores jóvenes. Y en el valenato, además de ser un remezón polémico, fue un ejemplo de que las reglas también están para romperse y con ventura de vez en cuando. Y lo más importante, dejó ver lo universal que podían ser las letras vallenatas en el mundo.
En el día inaugural del Festival Vallenato, Carlos Vives parece haberle dado la vuelta a la idea de lo que es ser homenajeado en un evento. Cada vez era más visible que recibir un homenaje no se limitaba a ser una figura engalanada que acudía a un certamen a sonreírle al...
Iba a decir que me alegra que por fin escriban algo que no antagonice a los cachacos y a los costeños, que el apreciar otras culturas y expanderse metalmente es la verdadera esencia del colombiano, que los colombianos somos mas y mejores cuando trabajamos juntos, pero comentarios como los suyos son los que muestran el porque colombia no progresa.
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La fiebre, el agite de los cachacos por el vallenato, demuestra su fragilidad cultural y el snob que se nota e todas sus actuaciones. El prurito, el afan de imitar todoy el poder del narcotrafico y los paramilitares, han penetrado hasta el tuetano a los cachacos.
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LILIANA MARTINEZ deseo poder contactarla , vivo en el exterior , soy musico,compositor dicto catedra de musica especializado en bolerologia, mas estoy preparando una presentacion sobre el vallenato y hay inquietudes que desearia ver varios puntos de vista , ya me he comunicado con varias personalidades del mundo vivencial del vallenato o llamados vallenatologos , mas me he dado cuenta que esta historia se esta contando de diferentes formas , solo espero poder tomar una conclusion bastante coherente, conforme fue la formacion y variacion de este intrigante ritmo , soy bogotano llevo en el estudio del vallenato unos años.
mi email jcarthur68@ HOT MAIL ….. GRACIAS
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Y no lo digo, por que lo que toquen no sea vallenato, lo digo, es por que estos conjuntos que he nombrado, no tienen arte musical, son incoherentes, no tienen armonia musical, el acordeon va por un lado y el cantante va por el otro, o sea no tienen idea de los que el arte de la música, por ejemplo los inquietos no me gustan, pero su música es coherente musicalmente, en un disco de manjarré (dizque » el caballero del vallenato»·, quien sabe que idiota le pusos ese calificativo), uno al comenzar el disco, al escuhar el acordeon ( entre otras cosas, buen acordeonero), se imagina una cosa, pero al cantar el mediocre este de majarrés, sale con una totalmente diferente, a esio se le llama incoherencia musical, falta de armonia musica, falta de ritmo musical, claro quew esto le queda muy grande a los ignorantes de la música
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El mejor aporte «cachaco » al vallenato, lo está haciendo los mismos costeños de la nueva ola, con su porqueria de música, tales como los Morales, Manjarres, pelaez, los gigantes, quienes han deformado el vallenato, y lo han convertido en unamediocridad, claro que tambien hay mediocres a los que ñe gusta estas porquerias
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la gran realidad es que no ha habido aportes significativos de parte de gente de el interior hacia el vallenato y cuando hablo de vallenato me refiero al verdadero vallenato no a las mezclas que ultimamente han suirgido (y mucho menos a la musica de carlos vives)., hay que diferenciar entre musica de acordeon y vallenato.
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