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Seis acordeoneros profesionales llegaron a la final del Festival de la Leyenda Vallenata. Christian Camilo Peña Redondo, de 22 años; Wilber Mendoza Zuleta, hijo de Colacho, a quien pocos contemplaban en los cálculos; el rey vallenato Julián Rojas, que el año pasado abandonó el concurso cuando estaba a puertas de la semifinal y vino a Valledupar a desquitarse; Luis Eduardo Daza, joven también; Fernando Rangel, rey vallenato juvenil, en el 2004, y Jaime ‘Jimmy’ Zambrano, el acordeonero de Jorge Celedón que a pesar de su amplia experiencia comercial era un primíparo festivaleando.

Habían quedado atrás Manuel Julián Martínez, de 22 años, que comenzó liderando los primeros puntajes; Manuel Vega, Sammy Ariza y Everth Paternina, tres acordeoneros ya mayores que en virtud de haber sido persistentes en el Festival y haber estado, en la mayoría de ocasiones a punto de coronarse, estaban entre las apuestas del público y del mismo jurado de la final.

"Pensé que iba a encontrar a Manuel Vega en la final", dijo el rey vallenato 2006, Beto Jamaica a quien invitaron a formar parte del jurado. Y su sorpresa fue encontrar, en cambio a cuatro ‘primíparos’ en la categoría profesional, tres de ellos en el borde de los 20 años.

Jamaica y el rey de reyes, Hugo Carlos Granados, estaban en el jurado, integrado también por el cajero Pablo Agustín López, Juan Manuel López y Julio César Turbay Quintero. Antes de escuchar a los profesionales, venían de oír a los aspirantes al título aficionado.

El primero en subir a la tarima fue Wilber Mendoza Zuleta, hijo de Colacho Mendoza, que heredó muchos de sus rasgos físicos, pero a quien le han sido esquivas tanto el favoritismo del público como la corona y que en el 2004 fue uno de los acordeoneros que firmó una carta famosa en la que ponía en duda la transparencia de la competencia que eligió a Beto Jamaica. Al parecer, Mendoza se había reconciliado con la Fundación que en su momento había determinado no dejarlo volver a concursar. Y resultó en la final soprendiendo a muchos. De haber ganado, habría sido, como dicen en los reinados, un palo.

El segundo en subir fue Luis Eduardo Daza, acordeonero de El Difícil (Magdalena), que compuso dos de las canciones que interpretó en la final, el son y la puya. Algo que también fue tendencia entre los acordeoneros que llegaron a la final. Demostrar que podían componer también.

El tercero en subir a escena fue Julián Rojas Teherán, rey vallenato 1991, que llegó á la final convertido en uno de los favoritos. Desde que comenzó, el público del Coliseo estaba con él. Y Rojas, en tarima, se crece, contagia alegría y desde que comenzó a tocar, se supo que estaba por encima de sus predecesores. Interpretó también canciones de su autoría, como el merengue Poderoso salvador, que recoge su sentimiento religioso. Y cuando salió de la tarima fue muy aplaudido, de tal manera que los concursantes que siguieron debieron pensar en él como el hombre a superar.

Jaime Omar Zambrano Flórez traía consigo la popularidad que le daba ser el acordeonero de Jorge Celedón. Sin embargo, tenía que demostrar mucho más. Su interpretación fue tranquila, muy suave. Tenía entre sus "armas", una canción de su padre cuya letra le venía como anillo al dedo porque hablaba de su llegada al Valle a concursar, una canción propia y una puya que le compusieron para el concurso. De paso, interpretó el son con el acordeón nuevo, el que la marca Honher diseñó especialmente para nuestro folclor y que se llama  ‘Rey del Vallenato’.

Las cosas empezaron a complicarse cuando Fernando Rangel Subió a la tarima. El muchacho al que no hace mucho veíamos entre los aspirantes al título juvenil, que al fín ganó en el 2004, subió rezando a la tarima. Comenzó con el paseo, pero no se le oían los bajos. Algo grave en una competencia. Hubo momentos en que se veía al concursante mover el acordeón pero no se oía nada. Y en la mesa de los jurados, Beto Jamaica gesticulaba también, alegando que así no se podía calificar al concursante.
Por eso, cuando terminó, la primera canción, por petición de Jamaica y respaldado por los demás miembros del jurado, se le pidió al joven acordeonero que repitiera la canción.
Y quedó en evidencia que se había dañado el micrófono de los bajos, y que la logística de sonido no tenía un reemplazo a mano. Por lo mismo, Rangel tuvo que comenzar tres veces su canción. El aplaudido por el público en esa situación fue Jamaica, por haber hecho repetir el tema hasta cuando las condiciones le permitieron a Rangel concursar en igualdad de condiciones con sus contendores, sin importarle que estaba interrumpiendo una transmisión de Caracol.

El último en subir a la tarima fue Christian Camilo Peña. Al ver lo que había sucedido con Rangel, Jorge Oñate le había ´caído encima" para decirle que no comenzara a tocar hasta que no probara que todo el sonido estuviera bien. Y así lo hizo. Christian empezó tranquilo. No empezó tan festivo como Rojas, pero lentamente fue captando la atención de la gente. Cuando interpretó el son Alicia Adorada el público cantó con él, cosa que no ocurría con otros acordeoneros, armados con canciones nuevas. En ese punto, mientras el público lo acompañaba con su voz, Peña estaba listo para dar la estocada final en la puya. El solo de puya fue impactante. Los aplausos lo dijeron todo y se sabía que el rey estaba entre Christian Camilo y cualquier otro.

Siguió la final de Canción Inédita y terminada la presentación de los concursantes, Ernesto MacCausland y Rochy Stevenson anunciaron el nombre del nuevo rey vallenato: Christian Camilo Peña, que apareció en la tarima acompañado de Jorge Oñate, el cantante que lo apoyó en todo momento. Peña y el cantante se abrazaron ante el Coliseo que, en general quedó contento con el fallo. Y de hecho, la alegría de Oñate y de Peña se sintió en el concierto que dieron minutos después ya como cantante legendario y rey vallenato en el mismo escenario.

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