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Mucho antes de que algún cachaco tuviera la «osadía» de coronarse rey vallenato (ocurrió en el 2006, con Beto Jamaica como rey vallenato profesional y, posteriormente, Germán Villa se llevó el título de rey de la canción inédita), si hubo un interiorano que se destacó en el vallenato fue Jairo Serrano.BOGOTA FEB 16 DE 2006- JAIRO SERRANO,CANTANTE VALLENATO. FOTO GERARDO CHAVES/EL TIEMPO

De hecho, en el 2006, ‘El Opita de Oro’ -como lo conocían en el medio- celebró sus primeros 25 años de carrera artística con un álbum que editó con su propio esfuerzo, y que grabó  con el acordeonero Felipe Paternina, el mismo con el que alguna vez grabó Martha, una canción que Calixto Ochoa le estaba reservando a Diomedes y terminó por dársela a él, aunque fuera cachaco. Serrano grabó más álbumes como cantante principal, sin embargo, mucho de su aporte a la discografía vallenata lo hizo desde los coros que grabó en piezas que hoy son himnos clásicos, como ‘Sin medir distancias’, al lado de Diomedes Díaz.

Serrano, nacido en Neiva, en 1957 y fallecido el jueves 12 de abril de 2018, al final, fueron 37 años de carrera artística. Un viernes antes de su fallecimiento se sometió a una operación en el cerebro (meses antes le habían descubierto un tumor maligno), el domingo siguiente hubo informaciones sobre su muerte que posteriormente se desmintieron alimentando la esperanza de una milagrosa recuperación. Sin embargo, el deceso se dio ese jueves, en la madrugada.

En estos años en EL TIEMPO, solo una vez tuve la oportunidad de entrevistarlo, cuando promovía ese álbum de bodas de plata, y de la que resultó un artículo publicado en febrero del 2006. El siguiente es el texto de la transcripción original de su testimonio en esa ocasión, hace ya 12 años:

«Soy nacido en Neiva, el único que canta música vallenata. He grabado con muchos conjuntos valleantos durante 25 años -relataba en esa ocasión-. Grabé con el Binomio de Oro, con Diomedes Díaz, con El Doble Poder, Otto Serge y tuve éxitos en solitario que de pronto todavía reconoces. Uno es Cobijas y el otro, Martha, una de las canciones preferidas del doctor Luis Fernando Santos. Gloria fue otro de mis grandes éxitos».

¿Cómo llegó al vallenato?

Cuando estaba estudiando, aquí en Bogotá, conocí a Héctor y Mario Zuleta, hermanos de Los Hermanos Zuleta. Me dijeron que era mejor que yo no cantara bambucos ni sanjuaneros, mi voz se prestaba para grabar vallenato. En la primera instancia grabé con Phillips de Colombia, después con la CBS (que para entonces ya era Sony).  La gente oía mi voz y decía que se prestaba para el vallenato, porque yo cantaba baladas. La música vallenata me gustó por Alfredo Gutiérrez, que lo conocí por las fiestas del San Pedro en Neiva.

¿Qué acordeoneros lo han acompañado?

Felipe Paternina. Con él grabamos en el 82 el primer LP (disco de larga duración). Hicimos un gran éxito: Martha, del maestro Calixto Ochoa. Nos habíamos separado hacía tiempo, porque yo residía en Bogotá y dejamos de grabar juntos. Volvimos para celebrar mis 25 años de carrera, además porque Felipe ha sido un maestro de acordeón reconocido, de la escuela de Alfredo Gutiérrez.  Yo grabé con el Pompi Rosado, de Villanueva, con Juan Carlos Ovalle, Iván Márquez y con muchos.

¿Es difícil abrirse camino en el género siendo cachaco?

Sí, pero no es que me crea mucho, pero he sido aceptado bien desde que salí como corista, gracias a un comentario de Rafael Escalona y la difunta Consuelo Araujonoguera:dijeron que yo era de los pocos interioranos que cantaba el vallenato como ellos. Mire los conjuntos con los que grabé, grababa con los número uno porque había calidad.

¿Llegaba a conocer los grupos por dentro? Por ejemplo, ¿Cómo era el Binomio?

Yo solo grababa en los estudios con ellos. Sin embargo, fui amigo de Rafael Orozco. Era de las voces predilectas para acompañarlo en su coros. Ese era un grupo muy organizado, impecable, un grupo de gran profesionalismo y de muchas ideas musicales.  A Otto Serge le hice coros durante los años 80 y 90. También al Doble Poder, a Sivio Britto, a Poncho y Emiliano. Pero no me quedé en los coros. El trabajo ha sido en paralelo, hago mis coros y tengo mi propia agrupación. Cuando existe la posibilidad y un dinero que uno se merece se hacen los coros. Hoy por hoy casi no estoy haciendo coros, el último que recuerdo se lo hice a Chiche Maestre…

¿Cuándo decidió hacer su propio grupo?

El grupo lo armamos casi paralelo a cuando empecé profesionalmente como corista en la agrupación de Adaníes Díaz y Héctor Zuleta. Murieron los dos de forma trágica. A Héctor lo mataron, no se supo quién ni por qué. Hay versiones contradictorias. Adaníes murió en un accidenete automovilístico en la carretera de Riohacha a Santa Marta en una camioneta, como Jesús Manuel y Kaleth. Con Mario Zuleta grabamos en el 81. Después de la desaparición de Héctor, nos separamos con Mario. Estuvimos en muchas tarimas. Hubo momentos en los que realmente sentí miedo, además nos enfrentábamos a un público costeño cuando era vetado para los cachacos cantar vallenato. Sin embargo grabamos programas de televisión y realmente estuvimos entre los grupos populares. Por ahora seguimos peleando, sostenerse es la parte más difícil.

¿Cuál fue la historia de Cobijas, su primer éxito?

Tiene una historia muy simpática, porque el compositor Rosendo Romero se la había dado a otro conjunto. Ellos habían hecho la grabación en Venezuela. Cuando le pedimos una composición a Rosendo, en el 80 u 81, éld ijo que tenía una. La grabamos para el sello Phillips y salí  con ese tema. Empezamos con el pie derecho tanto que inicialmente no pensé que fuera a ser tan difícil entrar en la costa, en la idiosincracia de ellos.

¿Por qué?

Es complicado que ellos acepten, que los folcloristas, los juglares le entregaran sus canciones a un cachaco, pero yo estaba al lado de un Zuleta.

¿Cómo le entregaron ‘Martha’?

‘Martha’ nos la entregó el maestro Calixto Ochoa en su propia casa, en Sincelejo. La quería grabar Diomedes Díaz. Pero como Felipe Paternina es casi paisano de Calixto, se la dio a Felipe. Tengo esa grabación: «Aquí le entrego esta canción a mi amigo Felipe Paternina y a ese cachaco que canta tan bonito el folclor». Nos la dio efectivamente y Diomedes no la grabó. Después la grabó Jorge Oñate en una ‘Fiesta Vallenata’ (* se trata de una compilación de sencillos vallenatos que salía periódicamente). ‘Gloria’ fue al año siguiente, en un LP llamado ‘Rebeldía’, fue un tema destacado de ese disco. Pegamos un éxito de Mateo Torres que se llamaba ‘Óyeme’ e hicimos la regrabación de ‘Potrerillo’.

Hicimos esos cinco éxitos. Hemos tenido diez o doce, pero la gente quería que en estos 25 años los reuniera. Están originales, remasterizados y los ocho primeros son temas nuevos. Hice una canción contando mi historia a lo largo de estos 25 años. También está Me lo dijo un pajarito, de Juan Manuel Pérez, ya está sonando en Cartagena, Santa Marta, Montería y Sincelejo. Y va un mosaico de porros, porque Felipe Paternina es excelso acordeonero de porros. Salió en diciembre del 2005.

Usted hizo otra carrera…

Dejé mi carrera, soy administrador, terminé el décimo semestre, pero no me gradué, porque en ese tiempo estaba muy solicitado por los conjuntos. Tuve la posibilidad de terminar, pero me surgió otro viaje.

¿Cómo conoció a Héctor Arturo, a Mario y a Adaníes Díaz?

A Héctor y a Mario los conocí en Bogotá, en un programa que hacía Arturo de la Rosa Televisión. Se llamaba Galaxia Musical, ahí, Lenín Bueno Suárez, el famoso Leabus, nos dijo que grabáramos La parranda es pa’amanecer, éxito del Binomio, que también la hicimos nosotros. Al Binomio, que ya tenía mucho peso, le venía como anillo al dedo. Creían que había quedado una rivalidad ahí, pero con Rafael (Orozco) había una amistad del carajo.  Cuando el murió se habló de muchas personas para ocupar su lugar, estaban Jesús Manuel, Miguel Morales. Yo estuve en la baraja, pero fue cuando el Gabi García. El Binomio en ese tiempo adquirió tres cantantes. El Gabi, el venezolano y Jean Carlos Centeno, que empezó con dos cancioncitas.  Era la manera, porque Rafael Orozco lo conjugaba todo, cantaba bien el merengue, el son y la puya, en cambio Jean Carlos canta bonito lo romántico, por eso es que Orozco era irremplazable.

¿Cómo era la competencia entre conjuntos vallenatos en los 80?

El vallenato no era tan supremamente competido. Éramos 35 conjuntos valleantos en el 80. Hoy (2006) ya son 300. No hemos vuelto a sonar. Acepto los movimientos nuevos, pero sé que son fugaces, duran un tiempo y desaparecen, queda el vallenato bueno, el que hacen los Zuleta, el que hacía Diomedes antes.

Usted le hizo coros a Diomedes…

Con Diomedes hice los coros más importantes, el coro de Sin medir distancia. Me acuerdo cuando terminé de hacer ese coro, que era muy alto. Yo venía de una disfonía tremenda, venía sin voz, con autorización médica me dieron una inyección de un desinflamatorio porque si no me mejoraba ese día no podía hacer los coros. Era vital hacerle los coros a Diomedes, porque él era el número uno y yo me mantenía vigente. Venía sin grabar por dos años y me salió la voz perfecta, me alzó, me abrazó.

Qué hizo en años recientes…

He estado haciendo producciones por mi cuenta, sin disquera, con patrocinios. Estoy vendiendo mis CD. Hoy por hoy todo el mundo tiene estudio de grabación, en un computador se graba. Antes era una instalación gigante, todo es más fácil, a mí no me gustan las ayudas del computador, me gusta cantar lo que canto. Hago presentaciones en parrandas y casetas. Una parranda es caja, guacharaca, acordeón y yo, vamos a un apartamento, casa o salón y allí nos presentamos. Es accesible para la gente.

 

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