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Recientemente, un lector de nombre Carlos Eduardo Andrade insinuaba que ‘mi endiosamiento’ hacia el Binomio de Oro de América ameritaba que el nombre de este blog cambiara hacia ‘Binomio de Oro Social Club’. Tengo que aceptar que esa agrupación es una de las que me resulta más cercana, debido quizás a que es objeto de una de mis investigaciones.

No pretendo endiosar la agrupación (ni a ninguna otra, aunque contagiarse de la emoción del público en un concierto es algo perfectamente humano), pero a lo largo de los meses, he aprendido a admirar su trayectoria y la capacidad estratégica de su director para enfrentar los cambios. De hecho, en el artículo mencionado (‘Memorias de un concierto del Binomio de Oro’) recogía mis impresiones sobre la reacción de las niñas que estaban presentes y la nueva estrategia del conjunto.

Esto me permite aclarar algo con respecto a ciertos grupos y artistas que me resultan más ‘cercanos’. Es por la frecuencia con que sus equipos de prensa envían informaciones semanales y a veces con más frecuencia. La gente piensa que el periodista es un ser superdotado que todo lo sabe y lo adivina. Y si bien uno tiene la obligación de estar pendiente de lo básico, no hay poderes sobrenaturales. Ayuda mucho la información que envían los mismos manejadores y artistas.

No puedo olvidar la última entrevista personal que les hice a Los Hermanos Zuleta. Fue hace más de un año. Me marcó, no porque dijeran maravillas, sino porque llegaron a la salita de entrevistas a hablar por celular con sus amigos para decirles a todos que estaban en Bogotá, en entrevista con EL TIEMPO. Parecían más interesados en eso, que en concentrarse en las preguntas. El resultado fue una pequeña nota en el diario con las generalidades del disco, de las que no quisieron salirse durante la charla.

Con Jorge Oñate tuve entrevistas difíciles, pero la más reciente, en diciembre pasado, de la que no esperaba nada, me conmovió. Pocas veces un artista abre tanto tus ilusiones y desilusiones como él lo hizo esa mañana. Pero, por ejemplo, ni de él ni de Los Zuleta he recibido información alguna de sus pasos posteriores. ¿Tienen jefe de prensa? ¿A sus managers les preocupa comunicar en dónde hacen conciertos o enviar fotografías?

Hay artistas que sueñan con la primera página del periódico y parecen desdeñar la promoción o no han descubierto la importancia de tener un jefe de prensa que esté en contacto permanente con los medios. Un contacto no debería limitarse a presentar el disco y volver solo al año, con el siguiente álbum.

Luifer Cuello y Manuel Julián Martínez, unos pelados que no llegan ni a los 24 años y que ya llevan tres álbumes en su haber, tienen un equipo detrás que está permanentemente bombardeando de información. Si bien, no se publica cada paso que dan, los datos sirven para artículos futuros. Y su página de Internet es envidiable por su presentación y organización, así como por su oferta musical.

Y esa pilera en comunicaciones también se percibe en organizaciones como la de Jorge Celedón.  Premio al artista más oportuno y organizado, envía fotos de cada concierto y a medida que conozco internamente la forma como trabaja el grupo, más entiendo por qué ha llegado tan lejos: porque Celedón dirige y es un tipo bien rodeado y serio.

Peter Manjarrés y Sergio Luis Rodríguez, Silvestre Dangond y Juancho De La Espriella, así como Los K Morales también tienen equipos de comunicaciones que no los desamparan. Y responden cuando se les busca. Esto también es importante. Porque esa información que envían, permite que el periodista los tenga en mente a la hora de plantear otros temas diferentes a los del día a día.

A lo largo de los años entrevistando artistas, he comprobado siempre que las decisiones del manager pesan más de lo que a veces creen. El Manager a veces tiene que decir "No", pero también tiene que saber hacerlo. Aunque es preferible un manager disponible aunque su respuesta sea negativa, a uno que se sienta más artista que la estrella que maneja.

Hace poco lo hablaba con alguien, poníamos de ejemplo a Fernán Martínez Mahecha, el manejador de Juanes. No importa si Juanes está en la China y si allá son las 3 de la mañana, Fernán está alerta las 24 horas. Y tiene ingenio para presentar cada noticia con el picante suficiente para llamar la atención. Hace una semana, una llamada de emergencia, atendida por él, nos salvó de sacar una noticia disparatada sobre la fortuna de Juanes, que otros medios latinoamericanos sí divulgaron.

En contraste, conozco al manager de otro famoso, que parece regodearse ejerciendo el poder de decir ‘no’, o poner trabas a capricho, cuando se le pide un dato o una declaración. Y pone trámites como si las noticias diarias pudieran esperar. Y claro, el artista tampoco es ajeno al tratamiento: Es de los que dice que se debe al público y se olvida de que uno también es persona y parte de su público.

Una vez me dijo delante de sus colaboradores: "Si alguien de mi equipo te trata mal, son ellos, no yo". Y fue como una orden para que los otros se deshicieran en faltas de respeto en cuanto dio la espalda. Él jurará que quedó como un ángel. Y yo aprendí ese día que no se puede creer en la bondad de un angelito rodeado de demonios. Sin embargo, no he permitido que se refleje en los artículos escritos posteriormente sobre él, que han sido muchos y generalmente resaltan los logros de su carrera. Al fin y al cabo, al público le interesa más un galardón o un disco de oro, que un suceso personal en torno a una entrevista.

De endiosamientos y emociones

Creo que cada persona tiene una mirada y esta pesa por su peculiaridad, más cuando se hace una columna de opinión. Uno trabaja aquí con la subjetividad y la búsqueda constante es la del Equilibrio. Ser consciente de la subjetividad propia y saber que la visión personal no es el único camino.

El ejercio del periodismo da lecciones. Lo que hoy se ve de una manera puede virar al día siguiente. Y eso pasa con frecuencia. De buena fe he querido creer en cada persona que se sienta al frente mío para una entrevista. Aunque busco no perder de vista que me dan una versión de las cosas.

Pero también me gusta pensar que cada entrevista a un artista será leída en principio por sus seguidores y que transmitirles las impresiones que van más allá de decir el título del disco y el número de canciones, los hace sentir más cerca del personaje que admiran.

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