Oñate agrega que el caso puntual de Sergio Luis Rodríguez, que llegó a concursar precedido de un premio Grammy, le da a la figura del rey mucho más prestigio. «Ese muchacho es un buen prospecto, pasó por la academia del Turco Gil, toca varios instrumentos, tanto que ganó y nadie chistó ni protestó. Y para el año entrante, están esperando otros más o menos contemporáneos con él».
Así es, ya hay una lista de veinteañeros que fogueándose en los dos últimos festivales se han hecho posibles favoritos si eligen competir el año entrante. Entre ellos: Fernando Rangel, que ya lleva dos finales; Manuel Julián Martínez, acordeonero de Los K Morales, y Javier Matta. Son jovencitos que el público ve ahora más cerca de la corona que a los acordeoneros que llevan diez y más intentos haciendo fila.
«Pienso que en unos diez años -agrega Oñate-, los reyes del festival estarán por los 18 y 20 años, porque el semillero que viene empujando, el de los niños de 10 años, son peladitos que hoy ya lo asombran a uno por el nivel que han alcanzado».
El compositor y acordeonero Rosendo Romero, explica que un fenómeno así no se daba antes, no solo por la escuela, sino porque durante años la música vallenata fue para personas mayores, desde cuando la mayoría de edad era a los 21. «Los niños no tenían oportunidad. Pero hubo una apertura para ellos en el Festival Vallenato. Eso fortaleció la niñez. Ves niños de 7 que no pueden con el acordeón y le dan. Ese proceso viene hace rato».
Sobre Sergio Luis, el nuevo rey vallenato, Romero afirma: «Hace años no veía yo un rey como este, fuera de serie. Ese muchacho tiene una precisión en las notas y una capacidad creativa impresionante. Es lo mejor que se ha podido elegir en este tiempo a excepción de Hugo Carlos Granados, el rey de reyes. Me recordó a Alberto Pacheco, el cuarto rey vallenato, el que aceleró la puya».
El relevo generacional ya es una realidad. «Ahora sería difícil que un Alfredo Gutiérrez, un Lisandro Meza o un Miguel López le pueda ganar a un pelado como Sergio Luis -agregó Romero-. El reinado se volvió juvenil. Chema Ramos es el último de los juglares de nota serena y con toda su raigambre cultural tradicional folclórica si se presentara a un festival, un pelado de estos lo coge y lo vuelve nada, porque el festival es una competencia de creatividad, digitación, y después de que un pelado se enmarque en la tradición es difícil que le ganen».
Y el niño que hizo historia en la piqueria
La renovación generacional, en el Festival Vallenato número 42, no solo se vio en la categoría de acordeonero profesional. En la modalidad de piquería (el duelo de versos entre repentistas), Martín Lozano, de 11 años, les dio sopa y seco a veteranos del verso que siempre llegaban a las finales.
Sobre la piqueria, en cada festival, recaían las críticas más duras: por sus versos trillados y falta de escuela. «Venimos de un desgaste de muchos verseadores, que ya no tienen recursos para versear -agrega Romero-, veías a los mismos en los festivales de todos los pueblos. Y si viene un peladito con talento, que no es raro, los vence».
De hecho, la victoria de Lozano provino de esa inquietud de uno de los verseadores tradicionales, Julio Cárdenas: un día se dijo, que al morir quería dejar una herencia y se dedicó por años a preparar al chico, cuyo talento fue descubierto por sus padres desde los 3 años. Y este año, maestro y alumno compitieron este año en igualdad de condiciones, la sorpresa fue que el alumno ocupó el primer puesto y el maestro se llevó el tercer lugar.
Palabras de otros reyes
Alfredo Gutiérrez. Tes veces rey vallenato
«De Sergio Luis lo he oído en la música comercial que hace con Peter Manjarrés y en las casetas, pero no lo he oído cuando interpreta vallenato tradicional, dicen que es muy bueno. Sin embargo, pienso que al morir la cacica se perdió algo de la esencia, muchos jovencitos que se presentan piensan que porque yo aceleré la puya, la clave es tocar rápido y los jurados no saben nada del folclor».
Álvaro López, rey vallenato 1992
«La presentación de Sergio Luis me pareció impecable, tocó muy bonito la puya. Se lo merecía. Ahora, no creo que sea cosa de la edad sino del que mejor se ve tocando, porque se puede ser muy joven pero si no tiene la cadencia, no pasa nada. No todo es agilidad musical. Gané en el 92 y ahora me siento a escuchar lo que hice como rey vallenato y me siento con más experiencia y más seguro ahora».
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