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Cuando se oyó su nombre -Clara-, en la primera estrofa de ‘La creciente’, Clara Cabello supo que su amor por Rafael Orozco Maestre, la voz del Binomio de Oro que interpretaba la canción, ya no se podría ocultar jamás. Y tuvo que vivir dos lados de la fama: el de ser la esposa de un ídolo popular y, después, el de ser la viuda que recibe los homenajes en su nombre  -desde su trágica muerte, en junio de 1992 ante un público que siempre le pide fotos y abrazos y le entrega recuerdos.

En la voz de Clara -que por momentos deja escapar lágrimas aún se siente ese amor. Recibe los aplausos en los homenajes a los que asiste -como el foro que se realizó en torno al legado de su esposo en el Festival Francisco el Hombre, de Riohacha  y dice que preferiría que hubiera sido él quien los hubiera recibido.
«Él murió justo en un momento en que sentía que ya había sembrado suficiente, que ya era hora de recibir» dice Clara y admite que cada homenaje le genera «sentimientos encontrados». Ya sabe que hay fechas del año en que los seguidores de Orozco la buscan más: No solo los aniversarios de nacimiento y muerte del cantante nacido en Becerril (Cesar), en 1954, sino los de sus tres hijas y los festivales. Clara asumió que su tarea es vivir para recordarlo.

¿Cómo fue su reacción cuando la mencionó en el primer éxito nacional del Binomio: ‘La creciente’?
De mucha alegría, pero también de miedo. Teníamos amorcitos escondidos y con ese saludo no se pudo tapar más nada. Había dos matrimonios en la familia: un hermano mayor mío con una hermana de él y una hermana mía con un  hermano de él. Ahí se descubrió todo.

En el foro se habló de la innovación que representó el Binomio de Oro no solo en lo musical, sino también en la imagen de los intérpretes, ¿usted acompañó todo eso?
Al principio fue duro para el Binomio, no solo vestirse como lo hacían, sino meter en el vallenato toda una evolución. Era duro, sobre todo, en Valledupar. Pero para ellos era un reto. Ellos iban evolucionando según lo que veían que se les iba acercando y se les acercaba  juventud. Cada vez que metían un instrumento nuevo -un bajo por ejemplo- les venía un bate duro. Las nuevas generaciones ya usan esos instrumentos con amplitud porque saben que las cosas tienen que evolucionar. En cuanto al vestuario, la primera vez que Rafael e Israel aparecieron con smoking, fue el escándalo. Pero tuvieron que aceptarlo. El mensaje era que el público merecía ese respeto y que si orquestas como El Gran Combo y Johnny Ventura  venían bien vestidos, por qué no podía pasar también con los vallenatos.

¿Cuál era su actitud ante las seguidoras enamoradas del cantante?
Aprendí a saber ceder el espacio en la hora precisa, porque al momento de llegar al espectáculo y subirse a la tarima, él le pertenecía al público. El deber de él era ese, ahí uno pasaba a segundo plano. Ese espacio era para saber disfrutarlo, ver cómo la gente lo quería, vivir eso.

¿Qué tanto tuvo que enterarse de la carrera de Orozco después de la tragedia?
Vivimos algo bonito, la parte del crecimiento de su carrera. Vivía pendiente de él, lo acompañaba en lo que quería hacer y en su intención de hacer crecer el grupo. Lo acompañaba a las sesiones de fotos, al diseño de las carátulas, a las jornadas de poner la voz en las grabaciones.

¿Cómo cambió la muerte de Orozco su forma de vivir la fama?
Cuando él vivía, yo abría el espacio para que él disfrutara todo eso. Disfruté de la fama más en casa, en privado. A él sí le tocaba vivirla afuera, con su público, su gente. La felicidad era verlo luchar por lo que quería: llevar el vallenato más alto. Ahora, me toca representarlo, vivir esto porque he querido que no lo olviden y aparte de mis sentimientos, hay algo que él sembró muy bien sembrado. Se está recogiendo ese amor que él le dio a su público, con la disciplina y el respeto. Él se exigía mucho para corresponderles a los fanáticos a su pueblo. El decía: esa gente paga una boleta para verlo a uno y se merece todo el respeto.

¿En algún momento prefirió haber estado menos rodeada de seguidores de Rafael para vivir en privado el dolor de su muerte?
No. Fue algo que por amor había que hacer. No me podía esconder, pero le tengo respeto al medio artístico. Me gusta manejarlo con prudencia, con mucha delicadeza y con amor por delante, porque lo hecho con amor lleva respeto. No es que me «toque» es algo que hago con sentimiento, como si necesitara decirle a la gente: Aquí estamos, no se ha ido, permanece con nosotros. Es algo que vivo a diario.

¿Qué tan cerca estuvo de la investigación sobre la muerte de Orozco?
Me interesaba que se aclarara todo y luché mucho por eso, porque se demostrara que fue un crimen  pasional. Se logró y me llena de satisfacción saber que la justicia lo logró esclarecer. Fue una lucha de años, el proceso terminó en 1998.

¿Cómo es la relación suya con el Binomio de Oro?
Con ‘Isra’ (Israel Romero) estamos bien. Nos encontramos, nos saludamos. Él ha seguido con su tarea, la mía es compartir con mis hijas, vivir pendiente de ellas y seguir luchando.

Tengo entendido que ‘Solo para ti’ era la primera canción compuesta por él quedó grabada…
Fue la única que grabó. Dejó cuatro canciones, las otras tres las grabó Jean Carlos Centeno con el Binomio, con Israel.

¿Cómo reaccionó cuando el Binomo presentó a Gaby García, un cantante físicamente muy parecido a Rafael?
Lo tomé como un homenaje, algo que una persona que admiraba a Rafa sentía hacer. Se toma con cariño porque es la forma como se refleja su trabajo. Lo mismo fue con el  ganador de ‘Yo me llamo’, fue un homenaje grandísimo Es algo que te dice que está dejando huella, que está aquí, que se vive con mucha satisfacción y mucha alegría.

¿Qué tanto ve la telenovela ‘Rafael Orozco, el ídolo’?
Muy poco, porque me toca mucho. A veces mis hijas la ven, sobre todo la menor (tenía 4 años cuando murió Rafael), que casi no vivió esa época. Se ha disfrutado esta telenovela, la ve como algo bonito. Me llena de alegría porque fue muy difícil decidirme a aceptarla. Me lo propusieron varias veces y mis hijas decían que su papá se merecía ese homenaje.

Y le ha traído nuevo público a las canciones…
Estoy satisfecha por ese lado, porque hay nuevas generaciones interesadas en el vallenato. Me llena ver a tantos niños emocionados. Los padres me dicen: Clara, mis hijos te quieren conocer y son niñitos de 7 y 8 años, algunos me traen videos cantando sus canciones. Cuando voy al cementerio encuentro mamás con los niños que querían saber dónde está él.  Algunos me dicen que en el día del Halloween se van a disfrazar de Rafael. ¿Tú sabes lo que es eso?
(Foto de Marcelo Ortega)

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