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Iba con mi esposa por la Avenida Boyacá cuando nos pasó un policía de tránsito en moto. Para ese momento el alcalde ya había soltado semejante baldado de agua fría sobre los bogotanos: el del pico y placa. Y también había anunciado restricciones para las motos en los carriles centrales de las vías y sanciones para los que hagan zig-zag, entre otras medidas.

El policía de tránsito pasó al carril central (está permitido), pero lo hizo por el lado de una buseta que en ese momento estaba entrando al mismo carril central, lo que está prohibido. Pero el policía no le dijo nada al de la buseta. Y siguió, haciendo zig-zag por el otro carril.

Me acordé de otra ocasión en la que iba por el carril central de la Boyacá y un colectivo empezó a cerrarme el paso. Vi un policía de tránsito, le pité, le dije que el colectivo estaba transitando por una vía prohibida, le informé que venía cerrando a varios vehículos y el policía no hizo nada.

También recordé el policía aquel, en la Avenida Ciudad de Cali con calle 13, que no hizo nada cuando varias flotas se pararon allí a recoger pasajeros (lo que está prohibido) y que se despidió ‘de mano’ del ayudante de una de esas flotas y luego se guardó su mano en el bolsillo del pantalón.

Otra vez, sobre la carrera séptima, le dije a un policía que la buseta que iba adelante estaba cerrando a varios vehículos y él me respondió que no podía hacer nada, porque tenía que verlo por sus propios ojos. Y menos se tomó el trabajo de avisar para que más adelante alguien mirara si era cierto que eso estaba ocurriendo.

El sábado, cuando el alcalde anunció las medidas de pico y placa, quedé tan estupefacto como creo que quedaron muchos otros centenares de miles de bogotanos. Y un primo comentó el caso de un señor que llena su carrito de empanadas y pasa por todos los puestos de una zona de la ciudad, repartiéndolas, todos los días. Ahora, ese señor, que no es de estrato seis, venderá muchas menos empanadas.

Pero ahora no solo pienso en el señor de las empanadas, o en el señor de la lavandería que lleva la ropa a domicilio, o en el millón 300 mil bogotanos perjudicados, sino que no puedo quitarme de la cabeza a los policías de tránsito. Y me pregunto por qué se le habrán olvidado al alcalde cuando hizo su alocución el sábado, o cuando lo entrevistaron en radio y en televisión.

Tengo entendido que el pico y placa lo puso el alcalde porque está ‘preocupadísimo’ por los trancones que generarán las obras de TransMilenio. Es decir, está ‘preocupadísimo’ por la movilidad de la ciudad. Pero parece no recordar que los policías de tránsito hacen parte de esa movilidad. Y que los ha debido incluir en el paquete de medidas. Por ejemplo, podría haber ordenado que haya un policía de tránsito en cada una de las intersecciones en las que los buses hacen trancón, recogiendo pasajeros en dos o tres carriles.

O podría haber ordenado que los policías cumplan su deber de colocar comparendos a los vehículos que están parqueados sobre las vías, impidiendo el paso de los demás. Ocurre todos los días y a todas las horas. Con pico y placa o sin él.

Al alcalde también se le olvidó ordenar que los policías cumplan con su deber de hacer fluir el tránsito en las intersecciones en donde hay semáforos para virar a la derecha o a la izquierda y en los que los vehículos se agolpan en dos carriles, dejando uno solo para los que necesitan seguir por la misma vía.

También se le olvidó ordenar a los policías que coloquen comparendos a los conductores de vehículos públicos que se detienen en sitios distintos a los paraderos; o a los que dejan pasajeros en mitad de la vía.

Y me quedé con la duda de cómo van a hacer los policías de tránsito para ponerle una multa a un motociclista que vaya haciendo zig-zag por entre los carros en una avenida. ¿Lo perseguirán también en zig-zag? ¿Le sacarán fotos? ¿Le tomarán un video?

Por ninguna parte de su discurso, ni en el blog que escribió, el Alcalde hace referencia a la policía de tránsito.

Tampoco habla de los paleteros de las obras, que deben ayudar en la organización del tránsito. Porque, por ejemplo, en la calle 26, abajo de la Avenida Boyacá, el trancón no lo están haciendo las obras de TransMilenio, sino un edificio que están construyendo allí.

Y el alcalde tampoco explicó cómo va a hacer para garantizarle transporte público a todos los conductores que bajó de sus carros por dos días a la semana. Un periodista avispado se fue a hablar con TransMilenio, para ver qué medidas de coyuntura, de urgencia iban a tomar. Y el funcionario le dijo que claro, que iban a aumentar el parque automotor… ¡en junio! Es decir, cuatro meses después de que arranque la medida del pico y placa. Pero la verdad es que ese incremento de los buses de TransMilenio y los retornos operacionales que van a hacer estaba decidido mucho antes de que el alcalde se diera cuenta de que necesitaba un plan de movilidad para las obras de TransMilenio y para las otras que tiene planeadas desde el año pasado y para las otras que pagamos los colombianos por valorización hace ya bastante tiempo. Todas ellas previstas desde hace mucho, pero mucho tiempo.

Al alcalde se le olvidaron también los taxis. El censo ya lo hicieron. Pero no anunció medidas de choque para sacar los miles de taxis piratas que aún andan por las calles, haciendo trancón. Lo vi hablando de que el año pasado se chatarrizaron más vehículos que los últimos cuatro años juntos. Pero lo que no dijo es que aún así no se han cumplido las metas de chatarrización.

Tampoco explicó cómo va a organizar el tránsito público en las carreras Décima y Séptima, por aquello de las obras de TransMilenio. Y no está claro qué va a pasar con el de la calle 26.

No dijo cómo va a hacer para que los ‘vivos’ dejen de cambiar las placas del carro, como denunció Enrique Peñalosa; y menos mencionó lo que va a hacer para que quienes tienen dinero no se compren dos carros.

El alcalde sí dijo que va a permitir el parqueo en las bahías, como se lo ordenó desde hace cerca de un año el Concejo de Bogotá, pero no explicó cuándo, cómo, ni a qué costo. Habló de reglamentación, pero esa la estamos esperando desde el año pasado y nada.

Tiene razón el señor alcalde Moreno cuando dice que ha aumentado el número de vehículos en la ciudad y no se han construido más vías. Pero también tiene razón el ex alcalde Enrique Peñalosa cuando dice que construir más vías no va a arreglar el problema de movilidad de la ciudad. Y hace cuentas: si entran a las calles 50.000 carros al año, y cada uno de ellos ocupa 10 metros, se tendrían que construir 500 kilómetros de vías al año y eso no lo hace nadie.

Y también tiene razón el ex alcalde Antanas Mockus, cuando dice que aquí lo que hace falta es cultura ciudadana. Y que por ese lado es que debió haber empezado el alcalde Moreno. Al fin y al cabo ese tema ha estado abandonado desde la administración Garzón y se ha ido perdiendo lo que ganó en ese campo el profesor Mockus.

Pero ese asunto, el de la cultura ciudadana, también se le olvidó al alcalde Moreno.

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