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Las Farc acaban de dar un peligroso paso atrás, al reiniciar la práctica del secuestro, que ellos llaman retención, para presionar al Gobierno a hacer un cese del fuego bilateral. 
Lo que hicieron las Farc al determinar un cese unilateral del fuego por la época de diciembre no es más que una estrategia para hacerle creer al país que el Gobierno es el que no quiere la paz. 
Que hayan o no cumplido con ese cese, todavía es materia de discusión. El hecho es que se dieron combates y hubo muertos y heridos durante esa época. Pero muchos de esos combates se dieron dentro de la obligación del Estado de actuar frente a todas las formas de delito. 
Acabado el ‘plazo’ que dieron Las Farc para su cese unilateral del fuego, se inició una arremetida en distintos departamentos, con secuestros y acciones más que todo terroristas, que son las que buscan generar un clima de tensión y miedo y que pueden hacer con dos o tres personas que luego se confunden con la población civil. 
Pero lo que Colombia debe esperar, desafortunadamente, es que se aumenten las acciones de las Farc, porque lo que están buscando en este momento es hacerle creer al país que tienen mucho poder. Y están tratando de hacer que los colombianos se pongan a pensar en que es mejor hacer unos diálogos con un cese bilateral del fuego y que el Gobierno es el que está cerrando ese camino. 
Un cese bilateral del fuego les permitiría a las Farc volverse a posicionar en zonas de las que ya fueron sacados y les daría un oxígeno que ya les está faltando por las acciones de las Fuerzas Armadas. 
Sería algo así como una zona de distensión en todo el territorio, a lo que el Gobierno ya respondió que no. 
De acuerdo con lo que las Farc han dicho públicamente desde Cuba, uno podría pensar que no tienen mucho afán de lograr un acuerdo de paz. Por el momento lo que ha primado, ante la opinión pública, es una cierta prepotencia de los negociadores de las Farc y una necesaria prudencia de los negociadores colombianos. 
Y esa prepotencia, esas órdenes de secuestrar dadas desde Cuba, y esa presión para un cese bilateral del fuego podrían llevar al traste la que podría ser la última esperanza de los colombianos en una paz cierta y duradera. 
El problema más grave aquí es que los colombianos que apoyan el proceso de paz se vayan desencantando y sin el apoyo del pueblo, los diálogos simplemente se ahogarían. 
Por el momento, lo que los colombianos debemos saber es que realmente no se puede hacer un cese bilateral del fuego porque sería perder una década de avance militar y de arrinconamiento a la guerrilla. 
Tampoco bastaría con hablar de una ‘humanización de la guerra’, término que estuvo bastante en boga hace unos cuantos años, porque eso sería casi que reglamentar la guerra y continuarla, casi que perpetuarla. 
Lo que se necesita en este momento es que las Farc y el Gobierno no se aparten de los puntos acordados en la Agenda y que al sentarse a la mesa avancen en esos puntos, sin encerrarse en otro tipo de discusiones. 
Y más aún se necesita que los negociadores de la guerrilla bajen esa prepotencia que quieren mostrar, ordenen la liberación de los secuestrados, cumplan su palabra de no volver a secuestrar, piensen más en los colombianos y actúen con un verdadero espíritu de paz. 
Twitter: VargasGalvis

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