Recientemente regresé a cine con mi familia, no solo para estar al tanto del fenómeno de Barbie y Oppenheimer, sino también para incursionar en el mundo de las películas de animación, que debo confesar, me ha impresionado.
Son más de 36 los lanzamientos de películas animadas que se esperan en total para 2023, y cada una de ellas representa una evolución respecto a las que les precedieron, pues siempre están buscando superar los límites de lo visualmente posible para mejorar las experiencias de un público cada vez más exigente.
Al momento de hablar de realización y producción, las cifras sorprenden: en una película como Shrek o Cómo entrenar a tu dragón, por ejemplo, cientos de personas trabajan durante un tiempo estimado de cuatro años, se invierten más de 300 millones de horas en el procesamiento de información y se utilizan cerca de 500 millones de archivos digitales.
Recuerdo que el año pasado se estrenó la segunda película de El Gato con Botas, un clásico en donde la sensación de realidad visual daba la impresión de estar en medio de una pintura. Es increíble. Hoy en día, ir a cine se ha convertido en una experiencia mejorada para cada uno de los espectadores gracias a los detalles visuales, simulaciones en 3D y un sinfín de acabados y efectos únicos.
Ha sido interesante conocer cómo las productoras, gracias a los desarrollos tecnológicos, realizan películas a un menor costo, con mejores efectos y generan un menor impacto en el medio ambiente.
Algún tiempo atrás, la creatividad de los realizadores venía siendo limitada ante la imposibilidad tecnológica de procesar millones de datos a la vez, pues cada elemento de animación es generado en computador y creado por un artista, se modela geométricamente, se anima, se trae a la superficie, se le da textura y se simula de acuerdo con las propiedades de la física del mundo real.
Hoy en día, esto ha sido superado gracias a los desarrollos tecnológicos y los grandes centros de datos que ya permiten trabajar en ocho o diez proyectos al mismo tiempo, sin comprometer la productividad y dando rienda suelta a la innovación.
Por ejemplo, DreamWorks ha logrado un ahorro energético increíble de 42 kilowatts, es decir, lo equivalente a la energía que consume un edificio de apartamentos de ocho pisos. Lo anterior es posible gracias a tecnología de punta que le permite lograr un proceso de enfriamiento de su centro de datos.
Con tecnología de refrigeración líquida, puede utilizar al máximo la potencia de su renderizador y los sistemas de computación en la nube para brindar al artista, detrás del computador, una retroalimentación en tiempo real.
La innovación tecnológica está permitiendo a los equipos creativos agregar detalles cada vez más complejos e intensos a las películas y sigue creciendo como un facilitador para dar vida a los productos de la imaginación a través del mejoramiento en la creación de contenidos y todo el proceso detrás de las producciones. Esto está buscando que los espectadores, de cualquier edad, disfrutemos de cada historia con la expectativa de encontrar mayor realismo y calidad frente a la anterior.