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Recientemente, los medios están inundados de noticias sobre el aumento de ataques cibernéticos. Los hackers están descontrolados y solo en el primer semestre de 2023, Colombia fue objetivo de más de 5.000 millones de intentos de ciberataques, según Fortinet. La gran pregunta que deben hacerse las empresas no es si sus sistemas serán atacados o vulnerados, sino cuándo sucederá un ataque y cuánto costaría restablecer los sistemas. 

Hablar de ciberseguridad además de hacer referencia a la protección de datos de clientes, también es acerca de cuidar los activos digitales, la propiedad intelectual y la continuidad del negocio. Un ataque exitoso podría generar una parálisis en las operaciones durante días e incluso semanas, con un impacto negativo reputacional y financiero significativo. 

En un mundo cada vez más digitalizado, donde la información es uno de los activos más valiosos, la protección de los sistemas y datos se ha convertido en una prioridad ineludible. Este crecimiento de ataques se ha venido registrando con mayor fuerza en los últimos años, soportado por la brecha que ha abierto el trabajo híbrido y la posibilidad de conectarse a cualquier red abierta en un café, restaurante o lugar co-working. A ello se le suma la consolidación de la tecnología en la nube, siendo posibles métodos de entrada a información valiosa y confidencial.  

La prioridad recae en fortalecer la educación de las personas sobre la prevención y robustecer cada uno de los sistemas de las empresas, desde el ciclo de vida de los dispositivos, la protección de los datos, la identidad del usuario, ataques y administración de la seguridad. No invertir en ciberseguridad ni  crear políticas, procesos y normativas al respecto por parte de los usuarios, puede ser mucho más costoso, riesgoso y potencialmente dañino a nivel productivo que la inversión que implica hacerlo.  

Además de robustecer la protección digital desde los grandes centros de datos o plataformas, es necesario hacerlo también en cada uno de los equipos que utilizan los colaboradores, fortaleciendo la protección integral desde la cámara, el reconocimiento facial, el acceso con huella digital, la geolocalización y la navegación segura de WiFi, entre otros. 

Hoy en día, todos los negocios que implementen tecnología están expuestos: telecomunicaciones, informática, retail e incluso los deportes. La Fórmula 1, por ejemplo, es uno de los casos exitosos en protección de datos y de sistemas de seguridad para cada una de las carreras. A más de 300 km/h no hay espacio para el error, teniendo en cuenta que estos vehículos son prácticamente computadores con ruedas. 

A través de tecnología de punta y seguridad digital, la F1 está siendo capaz de gestionar diferentes puntos de seguridad para su sistema operativo, contar con aprendizaje automático analítico para identificar, alterar y resolver las amenazas emergentes, implementar una evaluación automática de riesgos y corrección de parches, y proteger los dispositivos de cómputo a través de verificaciones automáticas y certificaciones. Es toda una protección de 360 grados. 

Así como la carrera de vehículos más famosa del mundo y de las motos en el caso de Moto GP, están logrando estos avances en tecnología, las empresas y gobiernos deben enfocar a su equipo de TI para fortalecer cada vez más los sistemas de seguridad y capacitar a sus empleados. 

La ciberseguridad en nuestros días es tan importante como un seguro: el día que ocurra un suceso es importante estar 100% protegidos. 

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