Deserción universitaria: prospectiva de la sociedad venezolana
Lisbeth Marina Molero, Docente-investigadora Escuela de Administración y Competitividad del Politécnico Grancolombiano
La crisis que hoy atraviesa Venezuela tocó las puertas de la academia. Transformando la realidad presente y desde luego la futura. Tal es el caso del sector universitario al cual le dedicamos este artículo. Desde hace ya algunos años las universidades han enfrentado los porcentajes de deserción más dramáticos de las últimas décadas. En el sector privado, por ejemplo, la Universidad UJGH del estado Zulia ha visto disminuir su matrícula en un 70 % de acuerdo con su Secretaria Dra. Gisela Quijada.
En el sector público la situación es dramática, el estado de abandono de las casas de estudio debido al poco presupuesto que se les otorga desde el Estado ha puesto fin a servicios estudiantiles como transporte y comedor que son de gran importancia en la población estudiantil de escasos recursos. También hay que destacar el éxodo masivo de población joven que abandona sus estudios convencida de no poder terminar su carrera universitaria, la población aún más joven que sale de los colegios y enfrenta de manera precoz un mercado laboral informal, y sin regulaciones.
Según estudios realizados por profesores de catedra de la UCV, Universidad Centra de Venezuela, entre los años 2001 y 2006 hubo una expansión en la matricula del subsistema Universitario en el sector público. Debido a las estrategias desplegadas por el gobierno nacional, con la apertura de universidades y misiones orientadas a la formación universitaria. Resaltando el hecho que estas instituciones carecen de programas sustantivos que aseguren la formación integral de los profesionales. Sin embargo, en los últimos años este mismo sector ha presentado una disminución representativa de su matrícula.
Al respecto Mario Bonucci, Rector de la Universidad de los Andes, se pronunció sobre la deserción estudiantil con la siguiente afirmación: “La presencia del éxodo producto de los problemas económicos que hay en el país, está presente también en la Universidad de los Andes. Hay algunas cifras que te pueden ilustrar a nivel de estudiantes, a finales del año 2012 hubo 18,4 % de deserción, una situación parecida se repite en el 2015, hablando del 17,78 %; y para finales del 2017 esto sube al 24,73 %, obviamente que cuando hablamos del 24,73 % nos estamos refiriendo a un cuarto (1/4) de la población estudiantil”. (https://www.eluniversal.com/politica/2939/)
Todo esto dibuja una realidad futura, de un país que tenía un alto índice de profesionales. La plataforma educativa de un país define su futuro y el de sus habitantes. Venezuela está viendo partir a sus profesionales y no puede ofrecerles garantías de futuro a los que aún apuestan por permanecer en ella. Las instituciones de educación superior hacen todos los esfuerzos necesarios por mantener sus puertas abiertas aun cuando existen en la actualidad escuelas con matrículas cero en sus primeros semestres.
Lo anteriormente expuesto representa un déficit de talento humano que potencie tanto la empresa privada como el sector público, la fata de personas con habilidades para dirigir y formar parte del aparato productivo nacional, la connotación de la crisis en el sector universitario plantea difíciles escenarios a futuro, ya que las consecuencias de una plataforma educativa deficiente sin estrategias de captación se verán recreada en todos los sectores de la nación.
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