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Cada 8 de marzo, en el mundo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas para reconocer y conmemorar la lucha, la evolución y los logros que se han alcanzado a favor de los derechos de las mujeres; pero así mismo se busca hacer un llamado contra la falta de oportunidades, la desigualdad, la discriminación y la violencia que las mujeres continúan viviendo en distintos ámbitos.

¿Cómo ha evolucionado el rol la mujer en la sociedad?

Tradicional e históricamente la primera década del siglo XXI estuvo marcada por una gran brecha relacionada con condiciones de género entre hombres y mujeres; debido a que se les había asignado a las mujeres el rol de ama de casa, cuidadora, protectora de la familia y subordinada al hombre.

Sin embargo, al entrar la segunda década del siglo XXI, estos elementos históricos comenzaron a transformarse debido a los movimientos sociales que surgieron como el ‘feminismo’, que planteaba una visión diferente al explicar condiciones como la necesidad de igualdad de derechos y la equidad, estableciendo tareas y roles sociales en los que el trabajo ya no se designa únicamente por la condición de ser hombre o mujer, sino por las necesidades particulares, por las habilidades y por la formación.

Cristian Iván Giraldo, docente del Programa de Psicología del Politécnico Grancolombiano, explica tres cambios importantes que se dieron en esa época: “el primero fue cuando las mujeres lograron acceder al conocimiento que por mucho tiempo les fue negado; luego gracias al poder del voto femenino se transforma la forma en cómo se tiene una relación social dejando, de lado la idea de mostrar la imagen de una familia favorable; posteriormente llega la revolución sexual con el uso de la minifalda, pasando por la expresión corporal, la música y la literatura. Esto permitió que hoy en día exista una nueva visión de lo femenino, que es diferente a la del hombre.”

Además, se presentó un aumento en la participación de cargos relacionados con lo político por medio de la cuarta ola feminista, en la que también se empieza a evaluar todo lo que se había conseguido con los movimientos anteriores; es así como surgen nuevas necesidades, entre ellas, la regulación y el derecho al aborto o entender que significaba el feminicidio y porqué este fenómeno era la principal causa por la que las mujeres perdían la vida sin motivo alguno. Todo esto marca un cambio grande, haciendo que el rol de la mujer comience a ser más activo en la sociedad.

“En muchas casas todavía se mantiene una figura de proteccionismo asumida por lo masculino para que la mujer continúe en su rol; en otras casas se asume que solo con tener un trabajo es suficiente, aunque las condiciones económicas no sean iguales entre hombres y mujeres; otros siguen teniendo la idea de que la mujer es una posesión o una visión de objeto por parte del hombre, una característica que a su vez se mantiene en la cultura pop, pues se envían mensajes que sexualizan a la mujer ya que entre más sexualizada esté, más se aumenta la posibilidad de atraer a un público general, en este caso, ya no solo masculino, sino también femenino”, agregó el docente.

¿Cómo está el panorama para las mujeres colombianas?

En las últimas décadas, el rol de la mujer en la sociedad colombiana se ha transformado con su notable participación en el mundo académico y empresarial, también ha alcanzado importantes conquistas en materia de equidad de género, especialmente en la creación de un marco legal y de política pública. Sin embargo, a pesar de que existe una visión general de que en Colombia se tiene un estado de derecho específico sobre las mujeres y que se han alcanzado importantes avances; en algunos contextos y territorios parece que todavía no se ha avanzado a los niveles que se espera.

“Esto lleva a que hoy en día no se tenga un panorama claro sobre las necesidades de las mujeres colombianas, ya que no es lo mismo la visión de mujer en la urbanidad con acceso a la educación, acceso a actividades laborales, posibilidades de reportar acciones violentas o abusos; y otra muy diferente es lo que sucede en los territorios más alejados del país, donde todavía se presentan abusos a niñas y acciones bélicas contra las mujeres, donde incluso existen reportes de grupos armados que las reclutan para tener una fuerza poblacional más grande” explica el docente Giraldo.

¿En qué temas hace falta avanzar en Colombia?

El docente del Politécnico Grancolombiano explica cuáles son las problemáticas y los desafíos que se deben seguir discutiendo y trabajando para lograr una real igualdad y se garanticen los derechos humanos para las niñas, mujeres y personas con identidades diversas en el territorio colombiano:

Aborto:

El Ministerio de Salud reconoce que, aunque los abortos legales en Colombia aumentaron un 18 % aún las mujeres y personas gestantes siguen enfrentando barreras que están asociadas principalmente con la negación del servicio por desconocimiento del marco legal e indebido ejercicio de la objeción de conciencia por parte del personal médico, lo que impide que haya una autonomía reproductiva al no poder acceder a este servicio de salud. Adicionalmente, a pesar de que ninguna mujer colombiana podrá volver a ser juzgada por interrumpir su embarazo hasta la semana 24, las cifras revelan que, cada año, unas 400 mujeres son procesadas en el país por abortar y miles se ven abocadas a clínicas ilegales.

Esto deja en evidencia la importancia de garantizar el acceso a la información, promover la planificación familiar y la anticoncepción, garantizar la IVE sin demoras y actuar frente a la violencia física y sexual para reducir el número de embarazos no deseados y abortos inseguros; pero esta discusión debe manejarse en términos de las decisiones, derechos y visiones de lo femenino, porque todavía se manda a tomar decisiones sobre lo social con un sesgo de lo masculino.

Violencia y feminicidios:

La violencia de género y machista no da tregua en Colombia por eso es necesario declarar una emergencia nacional y que haya un cambio cultural urgente, pues en lo corrido del 2023, se han registrado 3.483 casos de violencia intrafamiliar y 1.516 exámenes medicolegales efectuados por presunto delito sexual. En cuanto a las cifras de feminicidios, para el segundo mes del año, de acuerdo con las autoridades, ya se contabilizan 28 muertes violentas de mujeres. El año pasado, por el otro lado, cerró con 612 decesos, según lo expuesto por el Observatorio Colombiano de Feminicidios.
Este tipo de agresiones no solo dejan ver el complejo panorama de lo que significa ser mujer en Colombia, sino que también expone otras realidades en las que se atenta contra la integridad física, mental, económica y contra la vida de las mujeres de todas las edades, condiciones, orígenes, clases sociales, pertenencias étnicas, orientaciones sexuales o identidades de género.

Participación laboral femenina:

El último informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) dio a conocer el total nacional de la tasa de desempleo para el trimestre móvil (noviembre de 2022- enero de 2023), que para los hombres fue de 9,0 %, mientras que para las mujeres se ubicó en 14,1 %. Estas cifras muestran que realmente existen rezagos que inhiben el crecimiento de la participación laboral femenina, como las brechas en los rendimientos escolares y estereotipos de la educación.

Sin embargo, la principal causa de la brecha es la desigualdad cultural, que favorecen el rol reproductivo y de cuidado de las mujeres y que las alejan del mercado de trabajo; por ejemplo, los empleadores ofrecen horarios poco flexibles, que los hombres pueden cumplir con facilidad porque no suelen dedicar tanto tiempo al cuidado de su hogar y sus familias. Esto hace que muchas mujeres trabajen a tiempo parcial y, por lo tanto, generen ingresos inestables e insuficientes. Pero también cuando los hombres eligen profesiones tradicionalmente femeninas, son felicitados por su sensibilidad y entrega; mientras que las mujeres que trabajan en campos típicamente masculinos, deben demostrar que están igual o mejor calificadas que sus colegas hombres.

Ante este panorama, urgen acciones que le permitan a las mujeres tener una mayor facilidad para acceder a un trabajo digno con igualdad de condiciones con la de los hombres y mejores oportunidades, no solo salariales, sino también en la participación y liderazgo en las empresas.

Salud mental:

La pandemia hizo prender las alarmas de la salud mental, ya que por años esto ha sido un tema tabú en la sociedad, debido a que las mujeres se enfrentan a un sistema patriarcal que las limita a las labores del hogar, del cuidado, a convertirse en pilares de la familia y se les niega la posibilidad del autocuidado, de reconocer que todas las mujeres, madres, hijas, hermanas, trabajadoras y estudiantes, también padecen y sobreviven con trastornos mentales.

Después de la pandemia, los reportes, tanto de Medicina Legal como del Ministerio de Salud, establecieron, en primer lugar, que los casos de depresión, ideación suicida y condiciones de ansiedad empezaron a volverse muy comunes en centros de atención; segundo, que las mujeres entre los 20 y los 30 años son las que principalmente presentan situaciones de necesidad de atención psicológica para que puedan recuperar y asumir, las situaciones violentas que vivieron durante ciertos periodos de tiempo, debido a que la carga familiar aumentó a pesar de que se había hablado de la posibilidad de que hombres y mujeres compartieran las actividades del hogar, la realidad fue que la responsabilidad nuevamente en las mujeres. Por lo tanto, es necesario darse un cambio en lo social para que la salud mental sea prioritaria.

“Es de suma importancia generar campañas de promoción y prevención para que las mujeres puedan tener acceso a la salud mental con una atención especializada y con lugares de acompañamiento que garanticen servicios de acuerdo a sus necesidades y requerimientos, sin que hayan culpas, revictimizaciones o señalamientos propios del machismo, sino que, por el contrario, se respete y reconozca que la sociedad le exige mucho a las mujeres en aspectos muy particulares que ponen en riesgo la posibilidad de tener calidad de vida y una salud mental estable”, agregó el psicólogo del Politécnico Grancolombiano.

¿La lucha continua?

Existen elementos de lo histórico que todavía perduran, a tal punto que generan disputa o incluso tensiones sociales. Por esto, a pesar de que se ha avanzado, en la actualidad todavía falta camino por recorrer para alcanzar una verdadera igualdad: “Las mujeres van a seguir en esa lucha, en esa búsqueda, en esa transformación, hasta que ya no sea una necesidad presentar su condición sexual, su condición biológica sexual, ni su condición de género, para poder tener accesos y garantías frente a los procesos que desarrollen en cualquier ámbito. Además, es necesario seguir mostrando las formas en las que el feminismo ha permitido y avanzado en la constitución de derechos, en la condición de equidad, en la condición de igualdad, para permitir que nuevas juventudes tengan un pensamiento crítico que les permita exigir estas condiciones independientemente de que estén o no de acuerdo con el feminismo”, concluye el docente Giraldo.

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