Por: Javier Baquero – Jaba
De: Crotaurinos
Se cumplió en la ciudad de Medellín este viernes el tradicional festival taurino a beneficio del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, con muy buena entrada los actuantes se entretuvieron en cortar siete orejas e indultar a uno de los pupilos de dehesa caldense de Ernesto Gutiérrez. Un taco monumental y de gran peligro para los transeúntes que asistieron al festejo.
En noche calurosa, con un lleno taurino, mas no de taquilla, se cumplió una vez más el tradicional y religioso festival en homenaje a la Virgen de la Buena Esperanza Macarena, cuyo producido económico se destina en su totalidad al hospital propietario de la mayor parte de las acciones del Centro de Espectáculos La Macarena.
Se lidiaron novillos toros de los herederos de don Ernesto Gutiérrez , bien presentados, eso si, en lo típico de casa. Los astados fueron de buen comportamiento, unos mas que otros, pero en general nobleza, potabilidad y raza mostraron lo pupilos de Gutiérrez, en especial el lidiado en quinto lugar por parte del novillero Rubén, quien se alzó con las orejas simbólicas al indultar al burel.
José Gómez "Dinastía" vino deseoso y con ansias de triunfador, comenzó su labor con dos largas cambiadas, con el capote estuvo variado y gustoso, en las banderillas, invitó con tres pares en las manos a sus compañeros a que lo acompañaran, la invitación la acogieron Bautista y Bolívar, quienes brindaron un buen tercio de palos al lado de Dinastía. Ya en la muleta, ejecutó una faena con más deseos y enjundia que técnica, mató bien y cortó la primera oreja de la noche.
Juan Bautista , el torero francés cerró su corta temporada colombiana con un triunfo importante en el marco de un festival, bastante agradable. Entendió a su toro, lo consintió y cuidó al ver en éste la materia prima para construir una buena faena. Con el percal lucio y en la muleta redondeo una faena que fue acompañada por la música y fortalecida por la solicitud no mayoritaria de indulto para el de Ernesto Gutiérrez. Bautista se demoró en entrar a matar, finalmente lo hizo y la presidencia le concedió como trofeo el corte de las dos orejas.
Víctor Puerto, tal vez se equivocó y dejo prácticamente entero a su astado al pasar por la pica, lo que le generó una actuación eléctrica, sin temple ni arte en las ejecutorias. Saludo desde el tercio y al toro le brindaron los honores de la vuelta al ruedo.
Luis Bolívar , el colombiano que no hemos sabido valorar en su verdadera magnitud en algunas plazas, incluso la suya, la de la ciudad de Cali, encontró en el ejemplar de Gutiérrez, ese hilo necesario para tejer una faena de gusto, temple y conocimiento. Una obra realizada con la madurez del veterano, la solides de la promesa y la responsabilidad del colombiano consiente de lo que tiene y de lo que puede entregar en cada tarde a los aficionados. Bolívar entendió al toro y le saco el partido necesario, mato bien corto una oreja que fue pedida mayoritariamente por el conglomerado.
La noche iba encrechendo y salto a la arena el quinto del festejo el cual le correspondió al joven de tan solo quince años Rubén Pinar , a partir de ese momento algo sucedió en el ruedo por cuanto el novillo nos dejo saborear al novillero y a los asistentes las mieles de la bondad, acometividad, galope, nobleza y bravura que deseamos ver siempre en las plazas pero que no es fácil encontrar.
Pinar entendió perfectamente al astado que tenía motor y exigía al frente un torero con sapiencia. El español ejecuto una faena pletorita de emoción y buenas maneras, fueron varios los lances con la capa pero muchos y mejores los muletazos, por derecha y por izquierda el ejemplar de Gutiérrez dejo ver eso que los entendidos llaman "meter la cabeza y hacer el avión", una y otra y otra vez, el novillo es lo que tradicionalmente llamamos una maquina de embestir.
Luego de una faena completa los pañuelos blancos empezaron a brotar en el tendido e incluso en el callejón para solicitar el indulto . El maestro Cesar Rincón, el Ganadero Santiago Uribe e incluso el empresario Benjamín de los Ríos posaron sobre sus manos pañuelos para pedir se le perdonara la muerte al toro, lo que el palco alto tuvo que hacer en respuesta a una petición más que mayoritaria. En ese momento brotaron de los ojos del muchacho, casi niño, las lagrimas como respuesta a la emoción que generaba el respaldo del público pero sobre todo la satisfacción de haber hecho las cosas bien y con ello poder devolver con creses una respuesta al apoyo incondicional que Medellín la ha brindado desde sus diez años, cuando debutó en la capital de la montaña. Rubén, se llevo las dos orejas simbólicas del astado y el cariño del público antioqueño que como es tradición tapizó de claveles el ruedo de la Macarena para ver pasear al novillero que dentro de muy poco pasara a las filas de los matadores.
El festejo lo cerro Juan Rafael Restrepo, quien demostró, según sus propias palabras, que "cuando ahí toro, hay triunfo". El rejoneador colombiano templó a su oponente, toreo de costado, coloco un solo rejón, pero muchas banderillas, todas, en todo lo alto. Juan gusto y se gusto, que es lo más importante. Dejo atrás lo ocurrido en Bogotá y se reencontró con las mieles del triunfo. Mato de rejón desprendido y cortó la última oreja del festejo.
Lo feo de la noche o mejor del día estuvo a cargo de la administración municipal, que en principio anuncio que le entrego a los antitaurinos una partida de dinero para apoyar su causa. Cosa que no nos parece pues la fiesta de los toros no recibe ningún tipo de apoyo por parte del municipio y si por el contrario la ciudad recauda los más alto tributos por la realización de la temporada, lo que para el presente año alcanzara más o menos los $580 millones de pesos, suma que ni siquiera el fútbol deja en tan pocos festejos. La otra cosa que no gusto a los aficionados e incluso a los empresarios fue la falta de colaboración de la Secretaria de Transito, que retiro el personal de la avenida del río y permitió hasta las siete de la noche circulación de vehículos, incluso pesados, por este corredor vial poniendo en peligro la vida de mas de once mil aficionados que vieron vulnerados sus derechos a la protección, acciones que se habían planeado con anterioridad entre Cormacarena y la administración municipal. Bastante con que del dinero público se saque para apoyar manifestaciones, para que encima se desatiendan los acuerdos en materia de seguridad y movilidad.