Redacción: Javier Baquero – Crotaurinos

A través de la historia han existido toreros de época y plazas de ingrata o infausta recordación.  Ayer el mundo recordaba lo ocurrido en Linares hace 60 años con Manuel Rodríguez “Manolete”, hoy la noticia también es en Linares, pero esta vez el personaje es José Tomás.

 

Y es que José Tomás hoy por hoy es casi un mito. Para la mayoría de aficionados el español revolucionó el toreo de final del siglo XX y su vuelta no ha podido ser más beneficiosa para la Fiesta. La pureza, verdad, seguridad y el valor mostrados por José Tomás hacen que el olor a cloroformo flote en los alberos donde actúa, hoy el escenario también fue la plaza de toros de Linares.

 

Hoy José Tomás quería demostrar en Linares lo que muchos dicen de él, que es el torero de la época, desde el momento mismo de abrirse de capa los aficionados empezaron a vivir la verdadera mezcla entre el peligro y el arte.


Fueron cuatro Gaoneras las que dieron paso a la mezcla de sangre y arena, la primera ajustadísima la segunda aun más y en la tercera prácticamente no existía espacio entre el torero y el toro, que para entonces ya dejaba ver la violencia de su comportamiento.


Con la muleta hacia adelante, su cuerpo vertical y sus zapatillas sembradas en la arena el público disfrutó y sufrió la faena del maestro.  La faena fue larga y cada vez más ajustada, un toro a menos y un torero encumbrado   

 

José Tomás toreó a un manso y bravucón como si fuera el más bravo de los bureles, muletazo tras muletazo el toro parecía entregarse al de galapagar.  Con la izquierda ratificó el español la verdad de su toreo pero el astado rehuyó el poder el maestro y el torero tomo nuevamente la muleta con la diestra encontrando un enemigo que le avisaba el peligro y que desafortunadamente genero el cruce del muslo con el pitón.

 

Los hombres de confianza de Tomás le hicieron un torniquete para tratar de parar la fuerte hemorragia, mientras el torero visiblemente adolorido y cojeando, entró a matar al toro.

José Tomas no quiso que lo llevaran en alzado. Partió desde el lugar de la muerte del astado, el mismo donde cayó Manolete hace 60 años, frente al tendido dos. Tomas partió la plaza como vencedor, como el mito que hoy es. El torero pasó a la enfermería mientras Curro Díaz y Finito de Córdoba quedaron a merced del público que aún no retornaba del éxtasis que les produjo la majestuosidad del herido.   

 

El Parte Facultativo

José Tomás abandono la enfermería de la plaza de toros con destino al Hospital de San Agustín donde quedó en observación. La cornada fue limpia, según los galenos la recuperación durara de 10 a 15 días.


El parte oficial fue "Herido por asta de toro en la cara antero externa de muslo derecho con dos trayectorias. Una ascendente de 15 cm que rompe el músculo sartorio y otra descendente de 10 cm. que bordea el fémur. Gran destrozo muscular. Intervenido bajo anestesia general en la enfermería y trasladado al Hospital de San Agustín para observación. Pronóstico grave".