Redacción: Javier Baquero – Crotaurinos – voyalostoros.com.co
En el último festejo de la Feria de Manizales en su edición 53, la corrida de mayor expectación en los últimos años, se convirtió en la decepción de propios y extraños. Rincón dijo adiós al ruedo manizalita sin cortar una sola oreja. Los toros de Gutiérrez aguaron la fiesta de despedida del torero colombiano.
Bajo un sol inclemente y una temperatura que alcanzó los 28°, se puso punto final a la Feria de Manizales en su edición 2008. Con una corrida que desde el momento mismo de la presentación de los carteles en el mes de octubre, creó una de las expectativas más grandes de los últimos años en temporada alguna, teniendo en cuenta que se sumaban varios factores, primero la despedida del Maestro Colombiano César Rincón, el sierre de la feria, la presencia en el cartel de tres de los toreros más importantes de los últimos años y la lidia de los toros que “siempre” han brindado garantía en esta plaza, se le puso punto final a un seriado que deja un buen balance.
Ahora bien, la corrida de expectación cumplió con el viejo aforismo y se convirtió en corrida de decepción, y es que uno de los elementos que despertaba el interés de la afición estuvo en contra de cualquier predicción. Sí señor, lo que uno nunca hubiese esperado, los toros de Ernesto Gutiérrez aguaron la fiesta, no solo de los asistentes a la plaza, sino de todo el orbe taurino, que tenia puesto sus ojos en la capital del departamento de Caldas. Se lidiaron seis astados negros, altos y con mucha más cara de la que tradicionalmente presentan los ejemplares de esta prestigiosa ganadería colombiana. Fueron seis gotas de agua iguales en mansedumbre, falta de fuerza y descastados. Todos fueron pitados en el arrastre. No entendemos en este momento que paso con los que siempre cumplían, con las “maquinitas de embestir”, con los toros del querido Don Ernesto. Lo sentimos por la ganadería y estamos seguros que los buenos se quedaron en la dehesa.
La plaza se lleno, desde hace diez días la empresa Cormanizales anunció haber agotado la boletería para este festejo, hoy boletas de cien mil pesos alcanzaron valores que superaron los novecientos mil pesos, y no quiero pensar en cuanto habrán vendido las boletas bajas del tendido de sombra, que la reventa tenía en su poder. Recuerdo un comentario que me hicieron hace algunos años, espectáculo que no tiene reventa no es un buen espectáculo, y hoy la reventa hizo su agosto.
La terna cumplió, los tres actuantes vinieron a por todas, como dicen los españoles. César Rincón estuvo bien con su primero en el capote, brindó al ganadero Miguel Gutiérrez, porfió he hizo las cosas bien, el público le pidió que matara el toro por que era prácticamente imposible sacar agua de un pozo seco. Silencio para Rincón y pitos para el toro. En el cuarto Rincón se encontró con un marmolillo, un ejemplar invalido y con muchas dificultades. El Maestro trató y exprimió al máximo lo poco que tenía al negro de Gutiérrez. Mató de pinchazo y tres cuartos. Se retiró al callejón y posteriormente fue obligado a salir al tercio a saludar, pues el público al unísono grito César, César, César, mientras batían en las manos pañuelos blancos que rompían el aire. César, el Maestro, dejó rodar por su cara una buena cantidad de lágrimas, esa no era la despedida que él quería de una ciudad donde triunfó tantas veces.
Julián López – El Juli, quien compareció a Manizales para decirle adiós al Maestro tampoco contó con suerte, su primero un toro noble falto de fuerza, distraído y que no trasmitía. El público en el momento de la pica pidió se cambiase al toro por cuanto presentaba algún problema en sus extremidades posteriores, Don Luis Bernardo Gómez Upegui, el presidente, nuevamente hizo oídos sordos. Con la muleta El Juli logró sacar cuatro tandas, todas por cuenta de su torería. Pudo haber cortado la oreja, pero cuando algo se tuerce, se tuerce completo, el mejor estoqueador entró a matar seis veces y finalmente, con media despacho a su enemigo mientras escuchaba un aviso. Silencio para el español y pitos para el toro
En el quinto de la tarde, El Juli construyó una faena importante frente a un toro por el cual nadie daba un “duro”. Vimos la progresión de la tauromaquia del Juli, de ceros, a un toro que persiguió por acoso del diestro. Mató bien y el público pidió la oreja que el palco concedió. Pitos para el toro.
El francés Sebastián Castella completó la terna del último festejo. En el tercero de la tarde se las vio con un toro manso y sin recorrido, al cual le ejecutó una faena en la que arrancó algunos muletazos aislados teniendo en cuenta las condiciones del astado. Mató de pinchazo y estocada. En este tenemos que decir que mas que pitos al toro se generalizó una bronca en los tendidos. En el que cerró el festejo otro manso y parado, bastante rajadito, se cumplió aquello de que todo manso tiene su lidia. Castella le encontró el sitio y logró ejecutar una faena del gusto de los aficionados, teniendo en cuenta el viejo refrán que “en tierra de ciegos el tuerto es rey”. Castella perdió el trofeo que había podido cortar luego de pinchar en cinco ocasiones. Pitos para el toro.
El Maestro Rincón fue despedido de la plaza luego de dar una vuelta en andas, en medio de una calle de honor conformada por niños miembros de la Cruz Roja de Caldas, el grupo de monosabios, efectivos de la Fuerza Disponible de la Policía Nacional de Colombia y coronas de claveles rojos y blancos.