Medellín – Colombia. Con astados de la ganadería de La Carolina se llevó a cabo el tradicional festival en la ciudad de Medellín en la plaza de toros La Macarena a beneficio del Hospital San Vicente de Paul de la capital Antioqueña, en el cual el público se pudo divertir con la actuación de la mayoría de los toreros.
Se lidiaron astados bien presentados en general y de comportamiento desigual de la ganadería de La Carolina, los cuales fueron aprovechados por la mayoría de los actuantes.
Manuel Jesús – El Cid el más antiguo del cartel recibió en un comienzo a Planchador, un novillo flojo de remos delanteros, prácticamente un inválido el cual fue cambiado por el palco alto para dar paso a un ensabanado con son aunque pegajoso, que se vino de más a menos. Con el capote lanceo de forma mandona. En la pica el toro recibió poco castigo, con la muleta ejecutó una faena interesante en la que predomino el conocimiento, el mando y la torería. Con la mano izquierda se vio lo más destacado, tandas que infortunadamente eran de tan solo tres muletazos, teniendo en cuenta que el novillo al cuarto se quedaba. Mató de media estocada tendida y descabello, saludo desde el tercio
Sebastián Castella lucio con donosura al tomar el capote, verónicas de mando y estética le ejecutó a Avispado, talaveranas, que son chicuelinas mezcladas con tafalleras en el centro del ruedo redondearon su labor con el capote. Con la muleta inicio su labor sentado en el estribo donde ejecutó cuatro magníficos muletazos sin inmutar la figura, luego ganado terreno hacia el centro del ruedo ejecutó una faena templada e inteligente donde la muleta estaba siempre frente a la cara del toro evitando que buscara las tablas, querencia que mostró desde el inicio de la faena. Castella recibió un fuerte golpe y viajó por los aires, lo que lo dejó cojeando pero no fue impedimento para que el francés continuara su labor, esta vez con mayor enjundia. Mató de estocada en todo lo alto y su labor fue premiada con las dos orejas, paseo con traje gardeliano y en su cuello el típico collar de arepas. Palmas al toro.
Matías Tejela en el tercero de la noche hecho por la calle del medio, luego que su astado recibiera un fuerte golpe en el burladero de matadores y perdiera el pitón derecho y tratara de lidiarlo con la muleta con la mano derecha, si bien es cierto no es culpa del torero que su astado se halla malogrado, también es cierto que lo hubiese podido lidiar por naturales, cosa que ni siquiera intento. Mató de estocada y descabello. Silencio para el torero y palmas para el novillo.
Luis Bolívar saltó con alegría al ruedo de Medellín una larga cambiada, varias verónicas y una rebolera fueron el saludo inicial para Aristócrata, que fue alegre y aparentemente encastado, lo que arrancó las primeras ovaciones para el diestro nacional, luego de la pica varias tafalleras y un lance a una sola mano, redondearon la labor con el percal. Bolívar colocó dos pares de banderillas, no muy estéticos en la ejecución, ni tan poco vistosos en la colocación, lo que si con mucha voluntad y ganas de agradar. Con la muleta inicio en el centro del ruedo ejecutando dos pases cambiados por la espalda para posteriormente construir tandas con la mano surda. El novillo se rajó y busco las tablas, sitio donde Bolívar insistió hasta sacar el último partido, mató de estocada que acabo con la vida del novillo y paseo una oreja sobre un hermoso tapete de claveles que a su paso arrojó el público asistente.
Rubén Pinar con tan solo cuatro meses de alternativa vino a la ciudad de Medellín donde alcanzó importantes triunfos como novillero. Verónicas a pie junto dos chicuelinas y una revolera fueron su saludo con el percal para Cauteloso. Luego de la pica ejecutó gaoneras bastante atropelladas. Con la muleta hubo voluntad pero equivocó la lidia llevando por arriba la embestida de un toro al que había que someter. Mató de estocada y su labor fue silenciada.
Jerónimo Delgado novillero antioqueño fue el encargado de cerrar el festejo con Brillador al que le ejecutó una larga cambiada, varias verónica y una revolera hicieron estallar el júbilo del público. Con la muleta construyó una faena importantísima a base de voluntad, deseos y temple. El novillero colombiano exprimió al máximo a su oponente. A media altura llevo templada la raza del astado y remató con una estocada en todo lo alto que hizo rodar sin puntilla al último de la noche.
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