Medellín – Colombia. Con poco más de tres cuartos del aforo macareno
vivimos un emocionante y emotivo festival en el que los novillos – toros
de La Carolina fueron fundamentales. La sexteta de toreros apostaron
por el triunfo, la gran mayoría de ellos lo alcanzaron. Bien por la
torería, bien por la fiesta.
La noche la abrió el rejoneador Andrés Chica quien anduvo certero en la mayoría de sus ejecutorias, sin embargo demasiada velocidad durante toda la faena, hubo dominio de las jaca, temple frente a la cara del toro y fallos con el acero definitivo, para escuchar al final de su actuación cariñosas palmas. Andrés Chica lidio el toro que inicialmente se había anunciado como reserva. Palmas al novillo.
Víctor Puerto ocupó la segunda casilla en la noche, frente a un toro encastado, templado y con humillación el español no acabó de acoplarse, intermitente en sus andares, dejando disfrutar con el capote para luego en la muleta desarrollar una faena de tandas discontinuas, muletazos templados seguidos de otros trompicados, por momentos acusando al toro y por momentos dejándolo a su aire, en sumatoria no se acabó de acoplarse y el toro en repetidas ocasiones lo desbordó. Con la espada tuvo que repetir la acción para poder matar pues se perfilo siempre lejos de la cara del astado, otro buen novillo de La Carolina el cual también recibió palmas.
Manuel Jesús – El Cid encontró un magnifico novillo de La Carolina y en la medida justa de sus condiciones El Cid construyó una faena importante en el temple, la suavidad y la calidad que le impuso. El Cid se recreo con ambos pitones e hizo que el pasodoble se acompasara con lo que el mostraba en el ruedo. Las pautas, los tiempos cortos fueron un común denominador en los muletazos. La faena la concluyó con una espada en todo lo alto y un toque de descabello para cortar las dos primeras orejas de la noche y vuelta al ruedo para el buen novillo de La Carolina acompañado de una fuerte ovación para el torero.
Con el toro de menos posibilidades a esta altura del festejo salió David Fandila – El Fandi que lucio en el tercio de banderillas, al punto de colocar cuatro pares. Con el capote estuvo en trámite y con la muleta no fue capaz de descifrar las complicaciones de su oponente, su toreo fue efectista, más no efectivo u ortodoxo. Faena de galería no de elegancia e importancia. Estuvo en lo suyo un rehiletero más. Media estocada y un descabello para acabar con su astado. Cariñosas palmas al banderillero.
Hizo quinto el colombiano Luis Bolívar frente a un toro noble y con calidad, que aunque no humillo dejó estar al torero nacional. Desde el capote hasta la firma con el acero Luis Bolívar se mostro sólido, firme y con empaque de torero importante. Bolívar disfrutó y nos hizo disfrutar los espacio, las distancias y la suavidad bien entendida fueron el común denominador de una faena pletórica de arte. El acero firmó con raza la actuación y el público clamó por las dos orejas que a la postre paseo por el albero antioqueño.
Cerró el festejo el novillero antioqueño Juan de Castilla, quien entró al festival por la puerta de la sustitución, supliendo al inicialmente anunciado Sebastián Castella. Este novillero que aun no había debutado con caballos brindó una grata sorpresa para los aficionados voluntad sumada a un gran valor y a una cabeza que funciona en el momento de las dificultades hacen de Juan de Castilla un buen prospecto. Tuvo variedad en las ejecutorias, como corresponde a un nuevo en la profesión. Si bien es cierto le puede faltar estructura tiene un gran futuro y el compromiso no le quedó grande, al momento de entrar a matar un pinchazo y un estocadonón le dieron paso a las dos orejas para salir por el portón grande en compañía de El Cid y Bolívar.
Con las notas musicales de que orgulloso me siento de ser colombiano Juan de Castilla paseo prendido de las dos orejas que cortó el ruedo macareno.
Los toreros en su totalidad salieron siendo ovacionados y el público a esta hora aun celebra a las afueras de la plaza.