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Cali – Colombia. En
el primer paseíllo de matadores en Cañaveralejo las cosas salieron
interesantes en diversos tópicos. Los toreros cumplieron con calidad,
responsabilidad y oficio. Los toros encastados en bueno y en malo, pero
siempre mostrando el peligro inherente a los toros de casta. Redacción: Javier Baquero – Jaba

Cali – Colombia. En
el primer paseíllo de matadores en Cañaveralejo las cosas salieron
interesantes en diversos tópicos. Los toreros cumplieron con calidad,
responsabilidad y oficio. Los toros encastados en bueno y en malo, pero
siempre mostrando el peligro inherente a los toros de casta.

Se
corrieron astados de la dehesa antioqueña de La Carolina bien
presentados casi en su totalidad, y de variado comportamiento destacó el
segundo de la tarde al que se le cortó un trofeo y se le aplaudió en el
arrastre. Pitados 3, 4 y 5.

La
terna compuesta por Uceda Leal, Miguel Abellán y Paco Perlaza brindo al
público compuesto por algo menos de media plaza, voluntad, calidad y
mucho oficio, tanto en los buenos como en los de menos condiciones.

Uceda Leal
solido en sus dos astados, con voluntad, temple y mando. En primero
destacó el tirar de su oponente para sacar el mejor partido de un toro
parado. La espada fue certera como es costumbre. Con el cuarto intento
lo suficiente y entendió que cuando no se puede, no se puede y abrevio
para benéfico del respetable. En esta ocasión la espada no le fue fiel
al estructurado y certero estoqueador.

Miguel Abellán quien
nunca ha faltado Cali desde el mismo momento de su alternativa llegó
preparado, remozado y con un nuevo aire de la mano de su nuevo apoderado
Luis Álvarez. La faena tuvo buen trámite, el temple con la muleta y
sobre todo las pausas fueron el éxito de su factura frente al toro. La
espada y el descabello dieron paso a la primera oreja de la Feria.

Paco Perlaza,
cuota nacional del cartel llegó enjundioso y se encontró en el tercero
con un toro manso, pegado a las tablas, rajado, complicado y con muchos
defectos adicionales. Lo importante de esta primera actuación se
fundamento en la solides del caleño que no dejo de lado el compromiso de
lidiar a un complicado y difícil astado. Paco nunca estuvo por debajo
de las condiciones del toro y si por contrario supero lo planteado por
el carolino.

Paco
en el que cerró el festejo, luchador y variado con un toro que también
quería partir de los engaños y los castigos. Con el capote brindo
garantías con variedad coreada por el público. Brindo a su esposa Diana
Diez, quien en los próximos días traerá a Isabela, su hija al mundo.
Hubo emoción acompañada de mucha voluntad y oficio frente a un toro que
no era un virtuoso de las embestidas pero que en manos del caleño dejo
escapar lo mejor de sí. Paco entendió a su oponente y le exprimió una
excelente faena. La madures de construir con base en la casta del
carolino. La faena tuvo forma, fondo y conocimiento. Los muletazos
fueron largos por ambos pitones. La efusividad del torero se sumó a la
trasmisión del astado. Trasmisión que llegó a los aficionados que
corearon uno a uno los muletazos. La actuación fue completa, solida y
enjundiosa en la calidad y la madurez. La espada corroboro lo hecho de
principio a fin. Lastimosamente no doblo rápido y todo quedo en una sola
oreja, aunque podrían haber sido dos.  

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