Redacción: Javier Baquero – Jaba
Cali – Colombia. Dulces y en con limites en la
casta los Fuentelapeña sirvieron para que la terna entregará un buen
espectáculo en la quinta corrida de la Feria de Cali. La presidencia no guardo
equidad con los actuantes y el público le replicó. La plaza apenas registro
algo más de un cuarto de plaza efectivo.
vallecaucana, encabezada por los astados de los heredemos de Don Abraham
Domínguez Vásquez, bien presentados en general, dulces en las embestidas,
nobles al perseguir los engaños, con calidad, pero con limite en la casta.
Quizás muy entregados en las muletas, con mucha toreabilidad, pero sin la
fiereza que hace que vibrar los tendidos dejando que la emoción nazca en lo que
los toreros pueden concebir.
La terna la encabezó el madrileño Miguel Abellán,
que una vez más conquisto el cariño de cañaveralejo, sobre todo en el que abrió
la tarde, donde con el capote lanceó con mano desmayada, con mando y acompañando la embestidas. Con la
muleta construyo una faena importante donde el temple fue el común denominador
y el secreto dejar la muleta en la cara para tirar del burel sin dejar que el
pupilo de Fuentelapeña saliera suelto. Destacaron tres redondos ejecutados uno
tras otro. La suavidad y la cercanía recordaron que el torero tiene clase y
valor. Cortó una oreja muy justa.
Con el cuarto de la tarde Abellán repitió lo
ejecutado con el capote y con la muleta bajo la mano, busco hacer más variada
la lidia, el repertorio se enriqueció siempre en beneficio de la parroquia que
paga las localidades. Hubo mucha voluntad frente a un toro falto de emoción.
Saludo desde el tercio.
El colombiano más antiguo de la tarde fue Paco
Perlaza que hizo segundo turno y que una vez más demostró que está en un momento muy
importante de su carrera, donde la madures es el pilar fundamental, y esto
sumado a su voluntad y la técnica da como resultado faenas llenas de
tranquilidad en el saber, pausa al momento de resolver las dificultades y
serenidad al encontrar el sitio y el recurso para agradar al público. En sus
dos oponentes Paco alcanzó niveles importantes, sus faenas fueron macizas tanto
con el capote como con la muleta. La espada ratificó el buen desempeño. En el
primero la voluntad llevo a Perlaza a iniciar rodilla en tierra y ejecutar
cinco muletazos, para luego brindar series de mucho empaque y valor estético. El
palco de manera errónea, contraria al Reglamento Taurino Nacional, no entregó
una oreja justamente ganada y concedida por el público que la ordenó con fuerza
como lo dice la Ley.
Con el quinto el valor fue igual pero la formula
tuvo que cambiar para enfrentar un toro que punteaba al final del muletazo y
que era incomodo para poder estar. Al final el astado se rajo y Perlaza lo
entendió abreviado.
El tercer alternante, también caleño, Ramiro
Cadena, que anda por un renacer taurino dejó en la retina buenos momentos con
el capote y con la muleta, en su primero recibió una justa oreja y en el
último, estuvo bien con el capote, quizás abusando en los naturales con el ayudado
exagerado.