Cali – Colombia. Hoy regresó a Cañaveralejo Don Pablo
Hermoso de Mendoza, y hasta el sol se alegró, lo decimos porque calentó
más que de costumbre. Fue una corrida mixta, donde el español Javier
Castaño y el vallecaucano Guerrita Chico completaron la terna.
El primero en actuar fue Javier Castaño,
quien lució un terno grosella, oro y cabos blancos. Con Beduino,
primero del festejo, Castaño lanceó de forma atropellada. Con la muleta
enfrentó un toro con complicaciones, al que entendió, y lidió en medida
justa y con mucho temple. Al parado toro le porfió al punto de sacarle
partido y obligarlo a humillar. Mérito, valor y conocimiento es el
balance.
Con el cuarto lances con más verdad que
estética. Con la muleta y de rodillas ejecutó cuatro de exposición cerca
a las tablas. En el centro se perdió frente al dulce astado y no logró
construir una faena maciza. Fueron tandas buenas aisladas. Desperdicio a
un muy buen y noble toro. Con respeto por lo hecho por parte de Castaño
el toro era para otra cosa, era para encumbrarse y prefirió abusar de
la nobleza y la bondad del castaño. Dos orejas justas por lo hecho e
injustas por lo que dejó de hacer.
El segundo matador en actuar fue
Guerrita Chico, que vistió un traje de estreno azul pavo, oro y remates
en blanco. Con el capote lanceó a la verónica de buena forma, con la
muleta llevó al toro al centro para la lidia, pero Guerrita no se acabó
de acoplar, el toro en sus complicaciones desbordaron la técnica. La
espada no fue cómplice para el torero y el público de forma exagerada se
metió con el colombiano.
En el quinto de la tarde Guerrita meció
las manos a la verónica de buena forma, con la muleta interpretó buenas
notas, sin llegar a la melodía justa, no se acabó de acoplar y el
público se lo recordó.
Por su parte, en tercer lugar saltó al
ruedo el caballero en plaza, Don Pablo Hermoso de Mendoza que utilizó
para su actuación un traje bandolero rondeño en rojo con detalles en
azabache, con su sombrero calañez. Montando a Viña inició su labor,
toreando y clavando, templo perfectamente. Para las banderillas sacó a
Manolete, de dentro hacia fuera toreando de costado. Con Icaro se acercó
a los propios pitones dándole la cara por delante. Remato con tres
cortas y un rejón efectivo. Una oreja justa.
En el cierre con un jabonero sucio salió
a completar lo dejado en la retina pero el toro que se vino de menos a
más no le colaboró y fue mas la técnica sobre Viña. Con otro caballo
trató de torear a dos pistas, pero tampoco lo permitió por la falta de
temple. Con Dalí dejó los palos y lucidas piruetas en la cara. Con
pirata tres cortas seguidas muy cerca al toro. Y para redondear dos
cortas a dos manos y a la cara. Rejón justo. Palmas.
La Ganadería
La de Juan Bernardo bien presentados y lució así:
El primero: con problemas, quedado y recostándose por el pitón izquierdo.
El segundo: con la cara a media altura y mucho sentido en sus planteamientos.
El tercero: con codicia, persiguió y dio importancia a la lidia.
Cuarto: con clase y buen son. Templado y con recorrido. Noble en grado sumo, el toro fue desperdiciado.
Quinto: de buen son en general, galopó pero no encontró compañía en el torero.
Sexto: irregular por momentos, perdía el temple al perseguir y deslucía.
La Presidencia
Alguien le tuvo que decir que en las banderillas al rejoneador hay que hacerle sonar la música.
De a dos pares de banderillas en cada toro, que falta de criterio.
Permitió que saliera un sobresaliente de espadas novillero, cuando la
Ley al respecto establece un actuantes de igual condición del torero
que respaldarán, para este caso un matador de toros.
Permitió pasarse del número de farpas establecidas por la Ley, al rejoneador y eso no debe ser, así sea Don Pablo.