Cali – Colombia. Al asistir a la plaza y al mirar mi entorno me encontré con que confluían segundas, terceras e incluso cuartas generaciones de familias taurinas. La ganadería de Fuentelapeña, ya en una tercera. Los nietos de don Abrahan, estaban allí en el callejón, en el ruedo Don Paco Perlaza, hijo, sobrino y cuñado de toreros. En otro lugar del callejón, Juan Bernardo Caicedo y su hijo, otros dos ganaderos. A su lado Gonzalo Saenz, y su hijo. Cuarta generación del constructor de la Santamaría. Y que decir de la barrara donde se ilusionaban uno al lado del otro, Jerónimo y Federico Baquero, los pequeños que en la mañana buscan trepar los muros de los corrales de la plaza para poder ver el paso de los toros a los toriles. Ellos son una cuarta generación de la gente del toro, y como ellos en todos la muestra generosa de que el amor a la fiesta se lleva en las venas.

Son ellos, los pequeños, los críos, los que con su amor a la fiesta llevará sobre sus hombros el futuro de los toros. Los hijos de Juan Manuel Domínguez, la hija de Paco Perlaza, el de Gonzalo Saenz, el de Juan Bernardo y claro los míos, llevan dentro de si el amor por su padres y con él, amor a sus tradiciones, cultura y vida. Ellos aman el campo bravo, los toros, los caballos, las plazas y en general todo este bello mundillo lleno de detalles.

Por todos ellos ira mi brindis en el fin de año. Por todos pediré porvenir y futuro, pero sobretodo claridad y bienaventuranzas para el futuro. Algunos cortaran orejas, otros criaran astados, mientras que otros quizás escribirán sobre este mundo de magia.

Lo Bueno, Lo Malo y Lo Feo de la Cuarta en Cali
LO BUENO

LO MALO

LO FEO

Lo que no se vio en la Corrida del «Pirata»
Cali – Colombia. Cuatro días se demoraron los ganaderos para poder embarcar la corrida. Esto por el desbordamiento de un rio, lo que dificultaba el acceso a la finca de Fuentelapeña.
El sorteo fue rápido y fácil.

Toda la famila Domínguez y su amigos lucieron camisetas rojas con el bordado del hierro de la dehesa.