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Bogotá – Colombia. Vuelve y juega, el señor Petro inicia una nueva etapa de su batalla contra la tauromaquia. Y en esta ocasión nuevamente viola normas y leyes para alcanzar sus fines prepotentes.

El alcalde de todos, elegido por unos pocos, anunció que invertirá $37 mil millones de pesos de propiedad de todos los bogotanos en lo que a todas luces es una mentira muy maquillada, “ampliar la oferta cultural”, que falsedad. Ya en noviembre del año anterior empezó el burgomaestre a fraguar su idea de gastarse el erario público en esta falacia, lo hizo enviando una misiva a la Corte Constitucional, donde para desacatar su mandato, manifestaba que la plaza de toros de la capital colombiana estaba en peligro de desplomarse, que se requería un reforzamiento estructural en la mayoría de sus tendidos, lo cual es falso pues quisiera saber que reforzamiento se le puede hacer a una edificación que fue construida sobre una mole de piedra que ni con dinamita se pudo menoscabar en los años treinta cuando don Ignacio Sanz de Santamaría dejó toda su fortuna en la edificación de la calle 26.

Es tan grande la mentira de Petro, que la misma administración distrital lo desmintió días después cuando llenaron el coso con miles de niños de colegios públicos del distrito para que disfrutaran de jornadas culturales. En ese momento no existía peligro, ni la plaza tenia fallas, que mentira la del señor del Palacio Liévano.

A parte de todo, se le olvida a Don Gustavo, que la plaza de toros de Santamaría hace parte del inventario de Monumentos Nacionales, lo cual quiere decir que es patrimonio, no del Polo Democrático o del Movimiento Progresistas, o de una de sus fichas gaseosas, es patrimonio de todos los colombianos, de todos y cada uno de los más de cuarenta y siete millones de compatriotas.

Hasta cuándo será que las autoridades de nuestro país hacen respetar sus mandatos, sus conceptos o sus lineamientos. Petro ha desafiado y burlado a las cortes, incluso a las más altas. La Ley se le hace pequeña a sus pretensiones y con su petulancia no deja de maltratar el estado de derecho, se le olvida que él es uno más de los colombianos, uno que fue elegido para gobernar a toda una ciudad, buscando el equilibrio y la pluralidad entre la población, y no parar ejercer la anarquía del que se cree Rey con un trono que le fue dado por unos pocos feudatarios.

Hasta cuando las autoridades ejercerán esa autoridad que la Ley, el derecho y la lógica les ha dado. Hasta cuándo?

 

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