A seis meses que el señor Gustavo Petro deje el Palacio de Liévano, no deja su obsesión por evadir el cumplimiento de lo ordenado por la Corte referente a la apertura de las puertas de la Plaza de Toros de Santamaría para la realización de espectáculos taurinos.
Son varios y repetitivos los intentos del alcalde de la capital colombiana por no acatar lo sentenciado. “Argumentos” prefabricados han fluido de la mente del alcalde elegido con la más pobre votación de la historia de Bogotá, siempre anteponiendo sus preferencias a los mandatos constitucionales y legales.
Argucias o leguleyadas se le llama en el argot de los abogados a estas acciones para birlar lo preceptuado, en el ámbito de la honestidad yo lo llamaría irrespeto y burla a la Ley.
La alcaldía presentó al Concejo de Bogotá una muy polémica propuesta para que se lleve a cabo una consulta popular buscando supuestamente que los bogotanos voten si quieren o no que se den toros en la ciudad capital.
Petro pretende que esta consulta se realice en el mes de octubre como uno de sus últimos actos de gobierno, incluso violando la lógica institucional de nuestro país, pues el burgomaestre pretende hacer incurrir en error al Concejo de Bogotá, al tramitar su petición pese al hecho de que la Ley establece que se realcen los espectáculos taurinos como resultado de ser una expresión cultural, y de que la Corte señaló ya que ni los alcaldes, ni los concejos municipales podrán oponerse a la realización de estos eventos, lo que inminentemente se busca violar con la pregunta propuesta por la administración: ¿Está usted de acuerdo sí o no, con que se realicen corridas de toros y novilladas en Bogotá, Distrito Capital?
Esta pregunta pasará a debate en el Concejo y luego, si es aprobada en el cabildo, será avalada por un tribunal administrativo. En virtud de esto la alcaldía ya citó mediante decreto 224 del 12 de junio, a sesiones extraordinarias entre el 10 y el 31 de julio del 2015, para que según el decreto “En las sesiones extraordinarias el Concejo de Bogotá, D.C., se ocupará de continuar el trámite de concepto sobre la consulta popular taurina presentada por la Administración Distrital (sic) el 19 de mayo de 2015”.
En el concejo de la capital hay posiciones divididas, unos concejales son conscientes que entrar a debatir el tema es ir en abierta contravía de la Ley y eso es servir de idiotas útiles para el alcalde en su idea de frenar la apertura de la plaza de toros. Otros, los afectos de Petro, tienen sus dudas y saben igualmente que el tema es ilegal, en tal virtud de esto se nombró una comisión accidental compuesta por cinco cabildantes encargados de instruirse sobre el tema y presentar un solo texto, pues en las primeras de cambio no hubo acuerdo, y es que saben que se pueden meter en líos jurídicos.
Pero más allá de la insulsa discusión planteada por la propuesta del alcalde está el tema de seguir malgastando recursos para cumplir con los caprichos del señor Petro, ya no es suficiente con haberle quitado a los más pobres la posibilidad de percibir los recursos que genera la fiesta brava en la ciudad, como resultado del pago de impuestos y arriendo del coso de la calle 26.
A los capitalinos de los estratos 1, 2 y 3 nadie les compensó el dinero que se ha dejado de percibir en los últimos tres años, pero si se sigue gastando en temas que no aportan y que sí van en detrimento de las arcas del distrito. 21 días de pago a los concejales para discutir un tema que no beneficia a la población más pobre. Porque será que el burgomaestre no buscó establecer esas discusiones para sacar adelante proyectos que verdaderamente fueran del interés general, el metro, el Transmilenio por la Boyacá, o hasta el aeropuerto Eldorado, o la Longitudinal de Occidente, o el puente para descongestionar la salida de Bogotá vía Soacha, y tantos y tantos temas que no afrontó para el bienestar de los bogotanos.
En esencia los seres humanos somos seres de paz, no violentos. Estamos en este planeta para convivir con los seres animados que hacen posible además que el medio se mantenga en condiciones para vivir adecuadamente. La fiesta de los toros no es más que una carnicería que nos lleva a la época de las matanzas en la Roma antigua, escuchar a los contradictores puede aclarar sus dudas.
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La cosa es muy sencilla sr. Baquero. Independiente de la funesta administracion de Petro, toda persona decente debe oponerse a la sadica tauromaquia y apoyar todas las iniciativas para bloquearla, entorpecerla, prohibirla y finalmente declalarla ilegal y un delito contra la naturaleza. Punto. yo no soy partidario del Sr. Petro, pero eso no implica que les valide el derecho a ustedes de ser unos sadicos. Que hay normas para ejercer dicho acto de salvajismo? Pues hay que derogarlas por mandato popular o como sea, las leyes injustas deben derogarse y mientras tanto desobedecerlas. Que es parte de la cultura? Igual que lo fueron el circo romano, o la ablacion de las mujeres , o los matrimonios arreglados, eso no los justifica. Asi que no es valido su argumento, no es Petro, somos todos los que nos oponemos a que la tauromaquia continue, que los que se dedicaban a ella se busquen otro oficio decente y punto.
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