La soledad del estudiante termina por ser la mejor escuela en la cocina. Tal fue mi caso, que lejos de casa aprendí a defenderme, pero no sin antes quemar unos buenos pedazos de carne, ahumar el arroz y carbonizar las tajadas. Al final volvía a lo de siempre: un sándwich.
La buena noticia es que en Bogotá hay una escuela donde se puede saltar toda esta etapa de improvisación que yo viví. Se llama Escuela Taller de Bogotá y su misión es ofrecerles a jóvenes entre 18 y 25 años que se encuentran en alto riesgo social, la oportunidad de una formación técnica especializada en distintos oficios, como carpintería, pintura, cerámica, jardinería y, por supuesto, gastronomía.
Por eso el restaurante y la panadería de la escuela, ambos ubicados en una hermosa casa vieja del barrio La Candelaria, no tienen nada que envidiarles a los sofisticados locales del norte. Las mesas, la vajilla y, claro, la comida, todo es hecho en casa y con un alto nivel.
Siempre hay un menú del día y los platos de la carta, todos, vienen con sopa de principio y postre del día para el remate. Así fue el caso de mi Hamburguesa Iregui ($15.000), que traía tocineta, queso, guacamole, cebolla caramelizada, vegetales, papas y una copita de arroz con leche al final.
Tremenda causa esta y, sobre todo, unos tesos los que aquí trabajan y estudian, que entre muchos malos caminos, se fueron por el de la paz, que es el más sabroso.
Dirección: Calle 9 # 8 – 71
Teléfono: 2465833