Es sábado, día de vueltas, y el tráfico de Bogotá es un infierno. Estamos en Quinta Camacho y Wok, lugar que me gusta mucho, tiene una larga fila para entrar. Mi esposa y yo, hambrientos, tomamos la digna decisión de no someternos a esto, así que con firmeza empezamos a caminar el barrio a ver qué. Pero estamos perdidos.
Volteamos y dudamos. Pasamos frente a un sitio que se llama Bruto. Mi esposa me dice que es caro. Nos miramos, reímos y entramos preparados para un tarjetazo duro.
Pedimos cuatro platos: pulpo a la parrilla con crema agria y una salsa verde llamada mojo, que se puede hacer de perejil o cilantro ($25.000); patatas bravas ($11.000), risotto de setas ($19.000) y una tarta de queso al horno con mermelada de frutos rojos ($9.000).
No sabemos si este es el concepto del restaurante, pero como los platos llegan al tiempo, nuestra fiesta está lista y decidimos compartir todo.
Qué bien nos va. Hay diferentes sabores de gran factura y, en cantidad, apenas perfecto.
Salimos y pienso que a veces de algunos restaurantes se crean injustas imágenes. Yo he caído en esta trampa. En los inicios de este blog hablé de La Lupe, lo juzgué por sus precios, pero la verdad es que es un buen local al que he vuelto varias veces. Fue injusto. Pero la idea es no pecar dos veces, y Bruto lo vale; regresaría una y otra vez sin dudarlo, porque el tarjetazo, a la final, no duele tanto.
Teléfono: 2175332
Dirección: Cr.10A # 70-50
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