Pizza Annick de Madre

Por allá en los años noventa, cuando yo era un pseudometalero-alternativo, con mis amigos -los mismos güevones de toda la vida-, y luego de pasar por los parches más bajos de borrachos, marihuaneros, drogradictos en general y gente descachalandrada que ganaba simpatía por esta misma condición, nos fuimos para Alelusis, la primera disco en Cali, creo yo, que organizaba glamurosos parrandones electrónicos, donde casi todas las mujeres eran divinas y muy bien vestidas, y donde había poco humo, pero eso sí, muchas otras cositas. Buenos bailes, repetidas veces.

Quince años después, ya más sereno y juicioso, un día cualquiera entré a Madre, un local en el barrio La Candelaria en Bogotá, donde me reencontré con los Djs de aquel Alelusis, pero esta vez eran ellos quienes ponían el pecho y manejaban la batuta de este buen local.

La entrada, de por sí, ya es bien particular, porque se necesita atravesar un centro comercial de joyeros, llegar hasta el fondo e ingresar en esta rústica bodega de muy buen gusto y sobria decoración. Un sitio totalmente descontextualizado. Interesante.

El horno de leña domina la cocina y es en este donde se hace gran parte del menú. De la última vez, me quedó un buen recuerdo de la ensalada Cecilia, que viene con lechuga asiática, aguacate, rúgula, mozzarella, marañones y tomates cherry ($20.000); también de la pizza Annick, que trae trucha ahumada, rúgula, aguacate, ajonjolí negro y tomate ($30.000); y por supuesto del helado frito Demencia ($9.000).

De esas fiestas duras ya poco o nada queda, y aunque Madre abre en las noches y claramente se presta para hacer un rumbón desproporcionado, solo va hasta las 11:00 p.m. de lunes a jueves y viernes y sábados hasta la 1:00 a.m. Apenas para unos tragos sanos. Nada más.

Dirección: calle 12 # 5-83
Teléfono: 3426058

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