Hace unos días me invitaron a un evento con algunos de los deportistas clasificados a los Olímpicos Río 2016. La idea era aprender a usar los productos de una marca haciendo jugos y otras preparaciones. De todo, me quedé con lo que hace Óscar Figueroa antes del entrenamiento. Sencillo: fresas, almendras, miel y agua. Todo a la licuadora. Pura energía.
Me fui con una nueva receta en la cabeza. Bueno, y con otra reflexión: más allá del tema comercial, decidí ir a ese evento porque siempre he sido un idólatra del deporte. Cualquiera. Y quedé convencido de que le hace bien el apoyo de la empresa privada a estos muchachos. Porque si no son los empresarios, ¿quién? ¿El Gobierno? Así tendría que ser, pero no lo es. No como debería. Algunos no estarán de acuerdo con este argumento y me parece respetable. Pero, por mi lado, sé en qué país vivo.
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