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Este blog fue publicado en  Y si hablamos de igualdad del Banco Interamericano de Desarrollo http://blogs.iadb.org/y-si-hablamos-de-igualdad/

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he for she

Recientemente la actriz británica Emma Watson me hizo una invitación. Lo sé, un abismo nos separa: edad, intereses, experiencia… hasta un océano. Pero, a pesar eso, ¿cómo podría decir no a esto?:

Hombres: Me gustaría aprovechar esta oportunidad para haceros llegar una invitación formal: la igualdad de género es también asunto vuestro.

Para ser sincero, hace ya muchos años que acepté esta invitación (me temo que Emma Watson ni siquiera había nacido), pero estoy totalmente de acuerdo con ella: “¿Cómo podemos cambiar el mundo cuando sólo la mitad de él está invitado o se siente bienvenido a participar en la conversación?” Por eso me gustaría sumar mi voz a la suya y hablar de 3 áreas en las que la participación de los hombres es crucial para lograr la igualdad de género.

1. Los hombres deben participar como pareja y padres

El rol de las mujeres ha cambiado, y hoy en día alrededor del 54% forma parte de la fuerza laboral en América Latina y el Caribe (frente al 40,6% en 1990). Actualmente, las mujeres de la región aportan entre un 30% y un 60% de los ingresos del hogar, siendo una poderosa fuerza para sacarlos de la pobreza.

Y, sin embargo, el rol de los hombres no ha cambiado proporcionalmente. Las mujeres soportan la peor parte del trabajo doméstico, lo que a menudo afecta negativamente a sus posibilidades en el mercado laboral (lee este post sobre estas malabaristas extraordinarias).

Tener padres más implicados puede hacer una enorme diferencia. Por ejemplo, existe una relación positiva entre el número de horas que trabajan las mujeres y el aumento de los ingresos de sus hijos cuando sean adultos. Más buenas noticias: ¡lee lo que una actitud moderna sobre los roles de género puede hacer por tu vida sexual!

2. Los hombres deben participar en mejorar la salud sexual y reproductiva y eliminar la violencia contra las mujeres

Como dice el refrán, hacen falta dos para bailar un tango, pero son los hombres los que suelen decidir sobre el número y la variedad de las relaciones sexuales o el uso (o no uso) de los anticonceptivos, a veces a través de la coacción o violencia. También son los hombres los que a menudo toman decisiones sobre cuándo una mujer embarazada va a un centro de salud.

Los hombres tienen mucho que decir en la erradicación de la violencia contra las mujeres. Pueden prevenirla no ejerciéndola, evitando que otros hombres lo hagan y abordando sus causas más profundas. Un buen ejemplo de cómo hacerlo es el Programa H, que trabaja con hombres jóvenes para hacer una reflexión crítica sobre los roles asociados con la hombría. El mensaje es simple: los hombres pueden llevar una vida mejor si dejan atrás el machismo, lo que mejorará también la vida de las mujeres.

3. Los hombres deben compartir el poder

A diferencia de otras áreas, el poder es un juego de suma cero: con un número determinado de escaños parlamentarios  o puestos en un Consejo de Administración, si las mujeres aumentan su participación los hombres deben disminuir la suya.

Algunas veces esta tensión requiere la aprobación de cuotas o acciones afirmativas. 14 países de América Latina lo han hecho y, como resultado, la representación femenina ha aumentado del 9% en 1990 al 25% actual.

En el sector privado, las mujeres están subrepresentadas en los órganos de decisión: sólo el 20% de las empresas formales en Latinoamérica tienen una alta directiva y un estudio reciente encontró que las mujeres ocupan sólo el 8% de los cargos de los comités ejecutivos y el 5% en las juntas directivas. El estudio también muestra que las empresas con mujeres en sus comités tienen mejores resultados que aquellas con comités exclusivamente masculinos.

¿Qué pueden hacer los hombres? ¿Qué puedo hacer yo?

Podemos apoyar la igualdad de género en el trabajo. Esto incluye establecer objetivos para la participación de las mujeres en los niveles de toma de decisiones y la promoción de una vida laboral y personal equilibrada  -y luego alentar a hombres y mujeres a utilizar esta flexibilidad-.

Podemos ser modelos a seguir. Los recientes escándalos de violencia doméstica en la Liga Nacional de Fútbol Americano en EE.UU. han mostrado -tristemente por su ausencia- la importancia del liderazgo masculino en este tema. Dos cuestiones a tener en cuenta: la propia conducta de los hombres y su capacidad para instalar en sus organizaciones políticas de tolerancia cero con la violencia contra las mujeres.

Podemos ser mentores. Como dijo recientemente Gemma Goudreau, “las mujeres necesitan mentores poderosos para tener éxito. La mayoría de los líderes poderosos siguen siendo los hombres”.

O, aún más fácil, podemos empezar aceptando el compromiso #Heforshe y difundiéndolo. ¿Te apuntas?

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