Este blog fue publicado inicialmente por el Banco Interamericano de Desarrollo en Y ¿si hablamos de igualdad?
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Por Silvia Dangond*
@Silviadan
Nada más refrescante que oír hablar a niños y niñas sobre complicados asuntos de adultos. Sus respuestas y comentarios siempre generan emociones positivas y nos hacen reflexionar, entre otras cosas, sobre el fin de la inocencia y el inicio de la edad adulta.
Tal vez eso es lo que les ha sucedido a los más de 22 millones de personas que ya han visto el video publicado por el portal italiano Fanpage.it en el que seis niños de entre 7 y 11 años se enfrentan al pedido del camarógrafo de darle una bofetada a Martina, una hermosa jovencita que les presentan luego de haber contestado una serie de preguntas sobre ellos y su futuro.
Spoiler alert: todos ellos, después de una pausa, se niegan a hacerlo.
La primera vez que vi el video me llenó de emoción y ternura. El casting de jovencitos y su inocencia le derriten el corazón a cualquiera. Estos preadolescentes, no hay duda, serán unos rompecorazones en pocos años. Y no he debido ser la única: el video se volvió viral y en pocas horas fue compartido más de 500.000 veces a través de las redes. Claramente conmovió a su audiencia, rendida ante un claro y rotundo no a la violencia de género.
Sin embargo, mirado con más detenimiento, el video tiene sus lagunas: la edición obviamente está dirigida al propósito deseado y, en algunos casos, se nota algo de acartonamiento por parte de los jovencitos cuando con sorpresa oyen la directriz del camarógrafo: “y ahora dale una bofetada”. Pero sin duda las grietas más serias son las relacionadas con los estereotipos de género que presenta.
Por un lado, una niña que no dice una sola palabra en todo el video y que acepta hacer lo que los niños quieran: ser acariciada, besada o incluso pegada, si así lo hubiesen decidido. Por otro, las razones aducidas por la mayoría de los niños para no pegarle: ellos son niños y ella una niña. Uno de ellos hasta parafrasea la famosa frase de Oscar Wilde “a una mujer no se le pega ni con el pétalo de una rosa”.
Las preguntas que deja el video
No fueron pocas las preguntas que me hice. Desde si la estatura de la niña elegida tuvo algo que ver con las respuestas de los chicos, claramente más pequeños, hasta la influencia que una cultura como la italiana -reconocidamente machista- puede tener en la idea de que por ser varones son más fuertes y no deben pegarle a una dama.
También pensé que la frase de Wilde no se diferencia mucho de otras como “los hombres no lloran”, “corres como una niña”, “el rosado es un color femenino” o “los hombres no saben cuidar niños”.
Estas y otras frases populares hacen parte de lo que por años hemos usado para explicar las diferencias entre hombres y mujeres. Estereotipos que nos han encajonado en moldes que nos predeterminan a la hora de actuar de una forma u otra, quitándonos la oportunidad de explorarnos más como seres humanos y no como hombres o mujeres.
¿Qué hubieran respondido los niños latinoamericanos a la misma pregunta? Tal vez algo parecido a los italianos, a pesar de los altos índices de violencia contra la mujer que presenta nuestra región, donde una de cada tres mujeres es víctima de la violencia de género y, en países como Bolivia, una de cada dos sufre por este mal. Entonces, me pregunto: ¿cómo pasar del dicho al hecho?
Y termino con esto: ¿qué hubiera pasado si la misma pregunta se le hace a un grupo de niñas?
*Silvia Dangond es politóloga y periodista por la Universidad de los Andes (Colombia), con una maestría en Resolución de Conflictos y Comunicación de la Universidad de George Mason (EE.UU). Trabaja en el BID, donde coordina estrategias de comunicación para 5 países de Suramérica. Escribe en el blog Medusa y sus serpientes y en el diario digital Las 2 orillas.
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