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Sinergia de la cajita: Este espacio dedicado a la música se ha dado el lapo de hablar sobre futurología digital. Sin embargo, Enter lanzó un nuevo blog llamado «RocKola Digital», de Juan Camilo Paz, quien escribe desde Londres, donde ha estudiado ampliamente el espectro de la industria MP3 y de la crisis de las casas discográficas. De tanto en tanto haremos publicaciones conjuntas para rockolos y resonancios. Los invito a leer su blog.
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Pregunta fundamental: ¿Quieren descanso en Semana Santa? Por mí, sigo escribiendo, pero no sé qué tan dispuestos estamos a seguir resonando en días santos, días de filetes de pescado seco y películas con Charlton Heston… Ustedes dirán.
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Recientemente, el buzón de correos de la Cajita fue sacudido por una cantidad de mensajes de desahogo de quienes fueron a Jamiroquai y no disfrutaron el evento. Historia pasada. Pero entre unos y otros textos llegó un debate que sostuvieron dos lectores acerca de lo bueno y lo malo de la marihuana y las sustancias alucinógenas -por aquello de "la cantidad de droga que había" en el Jaime Duque-.

No es este el espacio para hablar de las diferencias entre la marihuana, las pepas y demás. Llueven los expertos. Mucho menos, pretendo que este texto pase por apología al asunto. Es sólo que el asunto coincidió con la aparición del libro de Armando «Chupo» Plata titulado «Ser alguien», que revisé a vuelo de pájaro hace unos días y en donde reencontré la famosa frasesita "esa es música para mariguaneros".

Independiente del debate de qué tan buena o mala sea la famosa marimba para el cerebro, se le debe reconocer una presencia importante en la historia de la música. Ha sido punto de partida para la creación de muchas cosas. Estuvo presente en algunos de los capítulos esenciales…. algunos muy malos.

Pero de que hay música para marihuaneros, la hay. Se consolidó. Cobró crédito personal. En Colombia fue ratificada por la Sociedad de Marihuaneros Anónimos, un enclave de liendres y piojos que tuvo gran importancia en el horizonte del rock en Colombia. Su corazón era Manuel Quinto, quien lideró un frente del universo hippie de este país y hasta viajó en el avión presidencial con el mismísimo Carlos Lleras para convencerlo de lo importante que era el rock. Solemne.

Claro, droga es sinónimo de muchas cosas. Entre esas, la guerra. Curiosamente, lo que para nosotros resulta escandaloso y condenable, para otros países representa algo más: El derecho del drogadicto. En Madrid, un bus recoge junkies todos los sábados para llevarlos a una zona especial fuera de la ciudad, en donde se distribuyen jeringuillas hipodérmicas limpias. Así no se riegan enfermedades. Al final del día, luego de semejantes "vuelos", se suben nuevamente al bus y retornan a la ciudad, para vivir normalmente entre los demás madrileños. Eso es comprensión, ¿no?

De nuevo la música vuelve al ruedo. Hace unos años arrancó la campaña «Decile no a la guerra contra los usuarios de drogas». ¿Cómo se levanta una campaña como esta? Con un disco. Polémico disco. Más información acerca de esta campaña aquí.

Yo no tengo mucho que decir al respecto. Soy de lo más mojigato. Pero llaman mi atención los estereotipos. He vivido en torno a ellos mucho tiempo, y quiero compartirles una anécdota: Aquí donde me ven con mi pinta woodyallenesca, yo fui soldado del ejército y estuve en terreno. En los momentos de soledad y frío extremo me acompañaba un walkman.

Sólo pude llevar un casette, una selección de música de Janis Joplin que le compre a… unos marihuaneros. Un día, el comandante de la tropa me quitó el radiecito. Rato después lo ví escuchando mi casette, esbozar una sonrisa satírica, inflar la garganta y mugir lo siguiente: "uy, qué es esto… ¡música para marhuaneros!".

¿Qué otros estereotipos han encontrado en su vida de melómanos? Consígnenlos en la Cajita, por favor, para hacer un compendio de la infamia.

Suerte y pulso

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