¿Sillín antiprostático para mujeres?

La historia es esta:

Conocemos a dos compradoras potenciales de bici, son dos mujeres, jóvenes profesionales y repilas que quieren subirse a la bici para ir al trabajo, tener la experiencia multimodal y salir a ciclopaseos en Bogotá.

Juana y Estefanía son geeks, así que han consultado sitios web de compra on line de bicicletas, han revisado las marcas más famosas de plegables, urbanas, playeras y de montaña. Ya conocen los precios, los modelos, ya han hecho su investigación de compra e incluso ya tienen un decisión tomada.

Ambas quieren una bicicleta con marco de mujer, liviana, con buenos frenos, cambios y de buena marca. Estefania muere por una vintage, negra con canasta que quiere comprar en los almacenes chic de Bogotá como Cletta o Cornelia Bicis. Juanita quiere una Brompton, es decir el Rolls Royce en las bicis.

Genial! pero nuestras amigas no han podido estrenar sus bicis. Básicamente porque la atención de los almacenes chic no ha pensado en las necesidades de las mujeres. “Los vendedores” les han ofrecido bicis con marcos para hombres, sin tener en cuenta la diferencia en peso, estatura y gustos, por ejemplo. Para colmo de males cuando ya conocen qué es lo que busca Estefanía le dicen que no tienen marcos para bicis urbanas de mujer y sin muchas ganas de vender un día los de Cornelia le ofrecieron una monareta.

Juana también fue al almacén que ofrece las Brompton y la desatendieron pero le ofrecieron un sillín antiprostático. Ella dice que tal vez sucedió así porque ese sábado que visitó la tienda, había más gente cotizando bicis, (pero ojo, menos caras que la londinense) y nos contó que iba vestida con jeans, converse y con mochila, una pinta que no cuadra con el perfil del consumidor que quiere hacer una súper inversión en algo “made in UK”

Buenos, nosotros no creemos que sea la pinta sea el problema. Más bien es una falla garrafal del retail marketing. Aunque si es cierto que en muchas ocasiones si hay que mostrar la capacidad de pago $$$ para que algunos vendedores lo atiendan a uno medianamente bien en Bogotá.

Eso ocurrió el año pasado, y semanas después de hablar con Juana y Estefanía, nos fuimos al BIkeFest Cinema donde las chicas volvieron a intentar la compra, pero no les ofrecieron probar las bicis, y por ejemplo los dueños y vendedores ni siquiera les mostraron como se pliega la Brompton.

Nuestras amigas dicen que es muy difícil comprar una bici para mujer, y dar con un vendedor que sepa explicar cómo funcionan los cambios, frenos, cómo se pliega, etc.

¿Ustedes qué opinan, qué recomiendan?