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Imagen de un famoso club bogotano.

Los clubes sociales tuvieron su auge en el siglo pasado cuando las clases más adineradas los crearon dizque para diferenciarse de las menos favorecidas. Esto fue así hasta ahora pues actualmente están empezando a perder relevancia e incluso, a tener graves dificultades financieras por diversos factores entre los que se destacan: 1. Los requisitos absurdos que exigen para otorgar nuevas membresías. 2. La dificultad de los socios, de los beneficiarios y de sus invitados para utilizar los servicios. 3. La dificultad para revender la acción. 

No obstante, existen otros factores no menos relevantes que también han perjudicado a los clubes sociales como es el alto costo de las acciones y de la mensualidad por concepto de administración y consumo, la pérdida de atractivo por parte de los socios y la entrada de nuevos competidores al mercado.

A continuación se abordará el tema ítem por ítem:

1. Los requisitos absurdos que exigen para otorgar nuevas membresías:

Dependiendo del club, en su mayoría requieren que el candidato a nuevo miembro sea recomendado por entre 3 y 9 socios antiguos que lo conozcan a profundidad. Esto quiere decir que no basta con elaborar una carta de presentación sino que se debe demostrar algún vínculo de amistad o parentesco pues se realiza una exhaustiva investigación donde a la menor irregularidad, se niega la admisión.

Después de ese filtro, el candidato pasa a una especie de sorteo donde en secreto, los miembros de la junta directiva votan según su capricho utilizando unas balotas blancas para aprobar y otras negras para rechazar. Ese es el momento más absurdo de todos pues la aprobación de la membresía dependerá del ánimo con el que hayan amanecido los directivos.

Y a pesar de toda su supuesta transparencia, ese proceso constantemente es burlado ya que en muchas ocasiones por no decir que en la mayoría, la admisión de un nuevo socio depende de la influencia que tenga en cuanto a su poder económico y/o político.

2. La dificultad de los socios, de los beneficiarios y de sus invitados para utilizar los servicios:

Una vez superado todo ese engorroso proceso, el nuevo socio se lleva la sorpresa de que aunque obtuvo la membresía y pagó una cuantiosa suma que varía según el club al que haya aplicado, su familia no puede entrar a disfrutar de los servicios porque la acción en la mayoría de casos sólo cubre al o a la cónyuge, a los hijos si se tienen y siempre y cuando sean menores de edad, a la mamá si es viuda o al papá si supera cierta edad (que generalmente es muy alta) y a la hermana si es soltera.

Esto quiere decir que si se quiere llevar de forma regular a los hermanos, a los primos, a los tíos o a los abuelos no se les permitirá el ingreso por no ser beneficiarios directos de la acción y tendrían que entrar como invitados, tal como sucede con los amigos. Lo peor es que los invitados como máximo sólo pueden entrar entre dos y tres veces al mes en la mayoría de clubes.

3. La dificultad para revender una acción:

Por diversos motivos entre los que se encuentra el cambio de residencia, el aburrirse del mismo lugar, el entrar en quiebra o el cansarse de tanto procedimiento para disfrutar los servicios que se adquirieron y por los que se está pagando; muchos socios intentan de forma desesperada vender su acción pero se llevan la sorpresa de que tal transacción también debe ser aprobada por los miembros de la junta directiva del club.

Para empeorar, algunos clubes le cobran al antiguo socio y/o al candidato a nuevo socio, una tarifa a modo de multa por la transacción de la acción, lo que puede equivaler en algunos casos al valor de la misma, algo que dificulta aún más su comercialización al aumentar el precio considerablemente. A lo que también habría que sumarle los mismos requisitos que le exigen al candidato inicialmente.

Además de la acción, algunos clubes ofrecen casas dentro de sus instalaciones. Muchas personas que adquirieron esos predios tienen enormes dificultades para revenderlos cuando así lo deciden ya que para hacerlo, el comprador debe ser socio y la transacción debe ser aprobada por la misma junta directiva, lo que ocasiona que tales predios se deprecien con mayor velocidad y que la mayoría del tiempo estén deshabitados y generando gastos.

Otros factores:

El alto precio de la acción y las cuotas de administración y consumo que varían según el club que se escoja, también restan atractivo a quienes ya son socios o a quienes pretenden conseguir una nueva membresía. El precio de la acción en muchos clubes está entre los 100 y 300 millones de pesos más la tarifa que exigen para permitir la transacción, algo que puede doblar el valor. A esto hay que añadirle la cuota de administración y consumo que está entre los 2 y 5 millones dependiendo si se cuenta con un predio dentro de las instalaciones.

La pérdida de atractivo por parte de los socios es otra realidad que los clubes no pueden obviar. Muchos de los que han adquirido acciones y/o propiedades dentro de sus instalaciones se cansan de la monotonía, del clima, de las distancias que hay con los centros urbanos; de los costos de mantenimiento, administración y consumo y de las constantes dificultades para disfrutar los servicios.

Por otro lado, la entrada de nuevos competidores al mercado le quitan cada vez más importancia a los clubes como es el caso de los nuevos hoteles que cuentan con salones para eventos con tecnología de punta, alojamiento de primera clase y servicios como piscina, gimnasio, spa, restaurante y bar. Además, algunos clubes están ubicados lejos de la ciudad por lo que los hoteles se convierten en mejores alternativas.

El golf, el tenis, los deportes náuticos y la equitación ahora tienen diversos escenarios a lo largo de la geografía del país e incluso en algunos lugares su práctica no tiene costo. Del mismo modo, muchos centros comerciales ofrecen servicios de bolos, casino, salas de cine, comidas rápidas, cafés y restaurantes especializados con mayor variedad y dinamismo.

Las nuevas viviendas cuentan con club house que ofrecen servicios como piscina, gimnasio, sala de cine, salón de eventos, juegos infantiles y business center. También existe una oferta campestre con fincas de recreo y casas cercanas en diferentes climas, lo cual constituye una mejor alternativa para quienes desean tener contacto con la naturaleza e incluso practicar deportes extremos.

De esta manera, se demuestra que aunque los clubes sociales siguen siendo sinónimo de solvencia económica en nuestra sociedad, su protagonismo se quedó en el siglo pasado pues la democratización de los escenarios deportivos, culturales, de negocios, de recreación y de eventos en general; los han desplazado al punto que hoy en día son una mala inversión.

Es el momento ideal para que los clubes se reinventen, cambien sus retrógrados estatutos, se transformen y le ofrezcan a la sociedad sus servicios de manera abierta y sin elitismo o inevitablemente estarán condenados a desaparecer.

De seguir con la misma tendencia que tienen en este momento, los clubes sociales se convertirán en una especie de viejos y aburridos museos a los que nadie querrá ir y donde sólo el ego de algunos de sus socios llenará la atmósfera deshabitada en la más decadente soledad social.

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